in girum imus nocte et consumimur igni

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martes, 24 de septiembre de 2019

La procesión


Franz y Ethel, una pareja de alemanes de mediana edad decidieron celebrar sus 25 años de matrimonio viajando a Perú para conocer Machu Picchu y las demás atracciones turísticas que tanto promocionan las agencias que prometen un destino lleno de aventuras y misticismo.

Llegaron a Lima sin novedad y luego se unieron a un tour que los llevaría por los más pintorescos lugares de la sierra. Durante el viaje se mantuvieron en contacto con sus hijos y todo marchaba sin contratiempos hasta el 10 de noviembre que le dijeron a sus hijos que al día siguiente viajarían a un pequeño pueblo en Ayacucho, desde esa fecha no volvieron a comunicarse.

Durante los primeros días sus hijos no se preocuparon pensando que seguramente el lugar tenía deficiencias de electricidad y las baterías de los celulares de sus padres se habían descargado. Pero con el pasar de los días se preocuparon, luego de una semana sin tener noticias y no haberse podido comunicar ni con los guías de turismo de la agencia que hacía el susodicho tour decidieron hacer el viaje e iniciar las investigaciones.

Mark y Wilmer llegaron a Lima y luego se dirigieron al hotel desde donde sus padres se comunicaron con ellos por última vez. Pidieron informes en la recepción y el dueño les dijo que efectivamente ese día en la mañana había partido el grupo de turistas en un bus pero él ignoraba a qué pueblito se habían dirigido.

Los familiares de las otras personas que habían tomado el tour también estaban investigando la misteriosa desaparición. Finalmente, todos se reunieron en el puesto policial más cercano y empezaron a comparar sus investigaciones. Una señora dijo que su hija le había dicho que irían a un pueblito llamado Urcu Pacha, entonces el semblante del policía se puso pálido.

- No puede ser, ése es un caserío y está abandonado desde hace dos décadas.

Un joven dijo que su amigo que había ido al tour le dijo precisamente que irían a un lugar abandonado en busca de una aventura paranormal y que él esperaba grabar psicofonías.

Entonces todos se pusieron en camino al caserío. De lejos no parecía abandonado, se divisaban varias casas de estilo colonial y una iglesia de piedra. El bus estaba estacionado en la plazuela llena de mala hierba. De inmediato se sintieron envueltos por esa lóbrega pesadez que tienen los lugares malditos.

Buscaron en las casas y finalmente en una encontraron las mochilas, sin duda el grupo formado por los doce turistas, la guía de turismo y el chófer del bus, habían pernoctado allí, pero ellos no estaban.

Entonces Mark encontró la cámara filmadora de su padre, estaba en el suelo al pie de una ventana. Con el alma en vilo todos contemplaron la última grabación: Al inicio se veía la llegada del grupo al lugar, luego algunas tomas de las calles y la plazuela. Después se veía al grupo acomodándose para pasar la noche en esa casa. Adelantando la filmación vieron al grupo conversando y bebiendo amenamente, un joven empezó a contar historias de terror. Corrieron más las escenas hasta unas tomas movidas, se escuchaba una música solemne como la de las procesiones religiosas... Luego la voz de Ethel que decía: "Miren, allí están, salen de la iglesia"...

Otras voces decían:
"No los veo pero escucho la música"
"Allí, se están acercando, llevan túnicas negras y cucuruchos"
"Oh, Dios mío, son condenados"
"¡Mierda, condenados nosotros, seguro son terrucos"
"Ya fuimos, a darles todo no más"
"¡Son fantasmas, están flotando y se acercan!"

En las tomas se apreciaba una misteriosa procesión de sombras encapuchadas que salían de la iglesia, se acercaban a la casa y la rodeaban... Luego oscuridad y silencio.

Mientras discutían si sus familiares habían sido raptados por unos terroristas o si de verdad unos aparecidos se los habían llevado al más allá escucharon las notas musicales de un himno religioso. Mark se asomó a la ventana y vio a la procesión saliendo de la iglesia. Los demás se asomaron y también los vieron.

- ¡No pueden ser fantasmas, todos los vemos! - exclamó Mark saliendo de la casa para enfrentarlos con su revólver en la mano.

Estando a unos pasos del encapuchado que encabezaba la luctuosa procesión se dio cuenta que este flotaba en el aire y sintió que la sangre se le congeló en las venas. No pudo gritar porque ese ser se quitó el cucurucho... No tenía rostro, era solo un ser de oscuridad con un agujero en lugar de cara... Y empezó a absorber a Mark mientras los demás contemplaban la escena aterrorizados.


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