in girum imus nocte et consumimur igni

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miércoles, 18 de diciembre de 2019

Hijo del Hombre


MAD R3 recorría los pasadizos de la base espacial sin rumbo fijo, ella había sido creada y programada para dedicarse a la crianza de los bebés humanos de la que sería la primera colonia humana en aquel lejano planeta de la galaxia Albus.

El proyecto marchó con éxito durante las primeras dos décadas pero entonces llegaron aquellos alienígenas, semejante a langostas gigantes cuyas alas podían cruzar el espacio exterior, cayeron como un enjambre hambriento y devoraron a todos los humanos, incluso arrasaron con los laboratorios en donde se almacenaba el material genético para los futuros embriones.

Desde entonces habían pasado muchos años y MAD R3 vagaba en aquel planeta muerto maldiciendo la batería de larga duración recargable con luz solar que la mantenía viva. Ya no soportaba seguir viviendo sin una motivación y había decidido internarse en los túneles más profundos del laboratorio con la esperanza de que su batería se agotara.

Pero entonces escuchó un estruendo. La curiosidad, que era una característica de su programación de inteligencia artificial para hacerla más humana, pudo más y salió al exterior para averiguar el motivo de aquel ruido. Entonces vio un cráter seguramente producido por un meteorito, se acercó y vio una cápsula y dentro de ella ¡Un niño humano!

MAD R3 lo tomó en sus brazos, ahora tenía un motivo para seguir adelante. Estaba regresando al laboratorio cuando vio una nave de la que descendió un robot con armamento bélico... La intuición, que era otra de las características añadidas a su programación, le hizo saber que el robot buscaba al niño... Pero esta vez ella lucharía para proteger a aquel hijo del hombre.

Servidores


Lois Trevor era uno de los mejores ingenieros genéticos de la base humana ubicada en Plutón. Pero su afán de buscar la inmortalidad lo llevó a realizar experimentos prohibidos creando híbridos entre humanos y aquella raza de alienígenas que eran los nativos de aquel planeta y poseían la característica de poder hibernar por largos períodos de tiempo en las condiciones más adversas prolongando sus vidas por siglos, el resultado de aquellos experimentos fueron unas aberrantes criaturas mutantes.

El Inquisitorium no podía tolerar esos experimentos y mucho menos su arrogancia de querer convertirse en un Dios. Lo declararon hereje y lo condenaron.

En el laboratorio del Inquisitorium borraron su memoria, retiraron su cabeza de su cuerpo y la conectaron a uno de los servidores. Una mente tan prodigiosa no podía desperdiciarse, hasta los herejes debían de servir al Emperador.