in girum imus nocte et consumimur igni

in girum imus nocte et consumimur igni

jueves, 10 de enero de 2019

Galaor

Paladín intrépido y generoso,
diestro con la espada, audaz en la lucha,
gallardo jinete sobre indómito corcel,
dueño de una rara belleza salvaje y furiosa.

No imaginas que una princesa caprichosa
y hastiada de estirados nobles de modales refinados
se ha enamorado apasionadamente de ti
y sueña contigo en su lecho de brocado y oropel.

Te espío escondida entre el ramaje
mientras te bañas desnudo en la cascada,
tus músculos son firmes,
tu piel bronceada por el sol del mediodía
y áspera por el frío de la montaña,
tus largos cabellos oscuros caen sobre tus hombros
y enmarcan tus rudas facciones
en donde destacan las esmeraldas de tus ojos.

Sobre las rocas, húmedas y tendidas al sol,
están tus gastadas vestiduras,
imagino las noches de invierno
en las que bajo las estrellas congeladas
sobre un miserable lecho de hojarasca
o tal vez en una húmeda caverna
has sufrido frío sin más abrigo
que aquella capa deshilachada.

Descansas sobre la hierba,
dormitas bajo el sol semejante a un semidiós,
no puedo resistirme y me acerco a ti,
tu virilidad se manifiesta, aunque solo me presientes en tu siesta.

Estoy segura que hace muchas lunas
no has recibido las caricias de una mujer
y que tu deseo reclama la suave humedad de un refugio femenino
despierta... ¿quieres descansar en el regazo de un hada?

Liliana Celeste Flores Vega - 1993


Duendes

Cada vez que quiero huir hago maletas y me escapo a otra vida
pero al desempacar sucede que los duendes vinieron conmigo
escondidos entre los pliegues de mis vestidos.

Y me desbaratan los planes de una vida modesta,
me visten de lentejuelas y boas de plumas, me lisonjean en la barra de un cabaret,
traen al pianista que me compone canciones, al caballero galante de gustos exquisitos,
para completar la farsa invitan al triste poeta de ojos azules
y me obligan a ahogar mi llanto entre carcajadas de vino y oropel.

Y si vuelvo a hacer maletas se las arreglan para venir conmigo
ya sea colgados de mi falda o siguiendo mis pisadas como sabuesos,
siempre ávidos de arruinarme los planes de una vida honesta
me exigen fingir melodramas en un escenario
sin dejarme tiempo de llorar mi propia comedia.

Y con aquellos duendes siempre vienen los fatuos amores
el caballero triste que me ama y protege compartiendo mi infortunio
no tarda en llegar el noble conde que me desea y compra mis caricias
y para darle un tinte sangriento al drama
no olvidan al desdichado que muere jurándome amor.

Si me escapo amparada en la noche borrando mis huellas
y logro encontrarme con el Arcángel Azul de mis fantasías
no tardan los duendes en encontrar mi rastro
y se las arreglan para que la historia de amor
termine laureada como una desgarradora tragedia.

Y ahora que tengo a todos los personajes en la plaza
los duendes no disimulan sus sonrisas sarcásticas
pero esta vez seré yo la que escriba la última página.

Liliana Celeste Flores Vega - 1996