in girum imus nocte et consumimur igni

in girum imus nocte et consumimur igni

viernes, 27 de marzo de 2015

Provocación

Me encanta cuando en un momento de la tarde mientras estoy escribiendo un capitulo de mi novela, te acercas a mi, te quitas la camiseta, me miras y haces ése delicioso mohín mordiendo tus labios… sé bien que es una provocación para que deje de hacer lo que estoy haciendo y te haga mío. Te ignoro… entonces introduces uno de tus dedos en tu boca, lo succionas y lo ensalivas, has captado mi atención… dejo de tipear y te contemplo de reojo anticipando el goce que me prometes… recorres con ése dedo mojado tu mentón sombreado con tu barba crecida de un par de días, lo deslizas lentamente por tu cuello, llegas hasta tu pecho y frotas uno de tus pezones que responde de inmediato al estímulo… ah, mis dedos dudando entre el teclado y tu perfecta anatomía… bien, ganaste… guardo el archivo.

Lo dejo todo, me pongo de pie y me acerco a ti… con un par de empujones te indico que te sientes en el sofá, apoyo una rodilla sobre tu pierna, pongo mis manos sobre tus hombros y te amonesto por haberme interrumpido… en respuesta a mis regaños me ofreces tu boca y hago míos tus labios mordiéndolos suavemente, introduzco mi lengua buscando con ansias las delicias de tu paladar… ah, ése delicioso sabor a té, miel y naranja al que me has hecho adicta. Y quiero hacer mía tu boca… mi dedo reemplaza a mi lengua en la exploración, lo succionas y lo muerdes suavemente. Entonces deseo hacer mía otra cavidad de tu cuerpo, aquella en donde me recibes sumisamente sabiendo que tu docilidad se verá recompensada con espasmos de un placer indescriptible… ah, pero es muy pronto… recién empezamos con nuestros escarceos amorosos.

Mis manos acarician tus brazos y tu pecho, retuerzo tus pezones y repites ése delicioso mohín mordiendo tus labios, sabes que con ése gesto me enloqueces… prosigo acariciando tu vientre y me encuentro con tu pantalón que estorban mis deseos de seguir explorándote. Te ordeno que te pongas de pie y termines de desnudarte, obedeces de inmediato… ahora soy yo quien se muerde los labios al contemplar tu hombría enhiesta, me acomodo en el sofá y te ordeno que te toques… tus manos juegan con tu sexo… una tibia humedad escurre entre mis piernas en réplica al lascivo espectáculo. Con un gesto te indico lo que debes de hacer aunque ya lo sabes… te arrodillas, tus manos se pierden bajo mi vestido corto de gasa floreado y me despojas de mis bragas… mojas tus dedos con mi humedad, los llevas a tu boca y los lames con delectación… luego tu boca busca entre mis piernas la copa rebosante de ésa miel que tanto te gusta, tu lengua explora mi sexo, tus labios presionan mi clítoris… acomodo mis piernas sobre tus hombros, mis pies acarician tu espalda… cierro los ojos y me dejo arrastrar por las sensaciones que tu boca sabe darme.

Una marejada de dulce placer hace que mis piernas tiemblen, chispas azules y de plata que estallan… acaricias mis muslos mientras me recupero… abro los ojos y te contemplo, me sonríes satisfecho de haberme hecho llegar al clímax como sólo tú sabes hacerlo, tus labios están húmedos de mis fluidos… el amor y la entrega iluminando tus ojos azules… deseo besarte… ah, pero me olvido que te mereces un castigo por haberme interrumpido, me pongo de pie y te ordeno que sigas de rodillas y te apoyes sobre el sofá… te contemplo pensando en el castigo que he de darte… enciendo un cirio, mis manos te recorren mientras espero que se derrita la cera… acaricio tu nuca, bajo dibujando con mis labios el tatuaje que recorre tu columna vertebral y palmoteo tu trasero… sabes lo que te espera y frotas tu miembro viril contra el sofá… tomo el cirio y vierto la cera caliente gota a gota sobre tus hombros y tu espalda, te estremeces y me pides más.

Mereces que te complazca y busco algo con que satisfacer tu demanda… en la mesa hay una botella de cerveza a la mitad, volteas y me ves con la botella en la mano…  en tus ojos la duda si me atreveré a hacerlo o no pero sumisamente asientes y afianzas tus rodillas en la alfombra… te llevas una sorpresa cuando agito la botella y vierto el contenido lentamente desde tu nuca, la cerveza se escurre deslizándose por tu espalda hasta tus nalgas… te ríes y pagas esas carcajadas recibiendo unas palmadas en tu trasero… y vuelves a reírte porque mis palmadas sólo te producen cosquillas… bien, es hora de buscar algo más contundente y me fijo en la correa de mi bolso, la desengancho, la doblo y descargo varios golpes sobre tus nalgas y tus muslos hasta que veo unas líneas rojizas sobre tu carne… jadeas y frotas tu virilidad contra el sofá… tu piel está caliente por el vapuleo, me detengo porque no quiero lastimarte pero tú me pides más.

Sé lo que deseas, quieres que te haga mío… busco en mi bolso la crema lubricante, no es la adecuada pero es mejor a nada, unto mis dedos y lentamente te penetro… te quejas, sé que esa crema te escuece y que mis uñas te lastiman pero pronto tu cuerpo se acostumbra a mi intromisión… gimes cuando estimulo ése punto dentro de tu cuerpo… me muerdo los labios disfrutando de tu entrega… ah, mi dulce y sumiso esclavo que sabe entregarse como debe de ser a su dueña… no, me equivoco… tú eres mi amo porque con tu pasiva sumisión me has puesto de rodillas completamente enamorada a tus pies.

Por tus gemidos y estremecimientos sé que es el momento preciso de darte placer de otra manera… retiro mis dedos de tu cuerpo… refunfuñas, reclamas y me suplicas que vuelva a poseerte, hasta me ruegas que le de uso a la botella de cerveza que se quedó tirada sobre la alfombra… pero de inmediato te digo que te sientes en el sofá… y allí me tienes, arrodillada ante ti… deslizas los tirantes de mi vestido y desatas el lazo de raso de mi escote, dejas mis pechos al desnudo y los tomas entre tus manos, pellizcas y retuerces mis pezones… ah, pero aunque yo esté de rodillas sigo llevando la batuta en ésta sinfonía de placeres y te doy una bofetada por tu osadía.

Mis manos estimulan su miembro erecto, suben y bajan por tu carne turgente… recojo el lazo de raso de mi vestido que desataste y lo ato en la base de tu miembro viril, ése es tu castigo por haber hecho algo sin mi permiso… aplico mi boca a tu hombría y te permito que acaricies mi cabello mientras te devoro con ansias… siento que tu carne palpita en la prisión de mi boca y tus piernas tiemblan pero el lazo evita que tu deseo se libere… muerdes tus labios, jadeas y te desesperas por tener que contenerte… sé que juego con fuego pero me encanta hacerte arañar las paredes… ¿cuánto tiempo soportarás la tortura que te ocasionan mi lengua y mis dientes?

Entonces el felino salvaje que duerme en tu interior se despierta y reclama a su presa… me levantas de un tirón, me tomas de la cintura, me echas sobre el sofá y me penetras… ya no puedo controlarte, es inútil luchar contigo cuando entras en ése frenesí indómito… me doblego y dejo que me hagas tuya… tus manos estrujan mis pechos, besas mi cuello y muerdes mis hombros… abrazo tus caderas con mis piernas mientras me embistes apasionadamente… cierro los ojos, el tiempo y la realidad dejan de existir entre tus brazos… un espasmo eléctrico estremece mi cuerpo y grito tu nombre.

Me quedo jadeando entre tus brazos… tu hombría ardiente sigue palpitando prisionera en mis entrañas, me suplicas con la mirada, deslizo mi mano entre tus piernas y desato el lazo que te atormenta… finalmente puedes liberar tu deseo, me llenas con un rugido… y nos quedamos así abrazados, nuestros pechos unidos experimentando un orgasmo no carnal, el clímax de nuestras almas fundidas en una.

Finalmente me levanto y me acomodo el vestido, tú te quedas en el sofá descansando boca abajo… reviso como quedaron tus nalgas y muslos después de los latigazos, sólo unas líneas rojizas que no necesitan de cuidado, se te pasarán en un rato… voy al baño a refrescarme, cuando regreso ya estás dormido… bien, ahora me dejarás escribir tranquila… vuelvo a mi silla frente a la laptop… intento retomar el hilo de lo que estaba escribiendo, es inútil… sólo quiero recostarme a tu lado… ah, debo de dejar de castigarte de ésta manera cuando me interrumpes… a éste paso nunca acabaré de escribir mi novela.

Liliana Celeste Flores Vega - marzo 2015
Imagen: Google

martes, 24 de marzo de 2015

Nocturno de lluvia y luna

Estoy en mi cama leyendo un libro, marco donde me he quedado con una tarjeta, hace varios días que al regresar de mi trabajo en la Biblioteca encuentro bajo mi puerta una tarjeta, ya son nueve las que he recogido, no tienen remitente, solo una frase “Nocturno de lluvia y luna” y unas notas musicales… cierro el libro y lo dejo sobre mi mesa de noche.

Es casi medianoche, intento dormir, doy vueltas en la cama… el sueño huye de mi… veo dos falenas revoloteando alrededor de la lámpara. Hace bochorno ¡Ah, las agobiantes noches de verano! Entonces se desata la lluvia… las gotas caen refrescando el ambiente. Por mi ventana abierta se cuela el olor de la tierra mojada y de las madreselvas de mi jardín… y las notas de un apócrifo violín ¿De dónde vienen esas notas tan bellas y tristes?

Me asomo a la ventana y a la luz de la luna veo a un apuesto desconocido tocando el violín al pie de mi ventana… lleva la camisa blanca abierta mostrando un torso perfecto… la lluvia escurre por su cabello, su rostro, su pecho y resbalan hasta su vientre...

¡Las notas de la melodía que interpreta corresponden a las notas escritas en las misteriosas tarjetas! Levanta la cabeza y nuestras miradas se encuentran… y sigue tocando su nocturno, un nocturno de lluvia y luna.

Liliana Celeste Flores Vega - marzo 2015
Imagen: Pixabay

lunes, 23 de marzo de 2015

Arrebato

Bajo a la biblioteca y te encuentro recostado en el sofá, desnudo en una postura insinuante, en tu mirada una mezcla de travesura y lascivia. Mis ojos recorren los valles y las colinas de tu perfecta anatomía, me deleito disfrutando el espectáculo de tu belleza viril.

Te ofreces a mí, poderoso en tu callada sumisión. Me acerco a ti, mis manos exploran poco a poco tu geografía... tu piel es cálida, hueles a sándalo. Te estremeces con mis caricias... mis labios reemplazan a mis manos en la exploración de tu cuerpo... beso tus hombros, mordisqueo tus pezones, mi lengua juega en tu ombligo... tu hombría está erguida, pero la dejo en suspenso.

Me despojo de mis bragas, te ordeno que te arrodilles y me des placer con tu boca... de inmediato cumples mi orden, te pierdes bajo mi falda y tu lengua explora mis húmedas intimidades. Sabes bien cómo hacer para llevarme al borde del orgasmo, mi cuerpo pide a gritos albergar al tuyo… te ordeno que te sientes en el sofá y me acomodo sobre tus piernas, el encaje de nuestros sexos es perfecto.

Miro de reojo el reloj sobre el escritorio. Mi boca busca la tuya, muerdo tus labios, mi lengua invade tu boca, saboreo tu paladar... te cabalgo con prisa, casi con furia... mis uñas se clavan en tus hombros... alcanzo el clímax y un instante después te siento explotar dentro de mí, tu deseo llenándome. Nos quedamos un momento así, abrazados, nuestros pechos jadeantes, nuestros corazones latiendo acelerados...

Vuelvo a mirar el reloj. Me separo de ti y te ordeno que te pongas tu uniforme, es hora que vayas a recoger a mi esposo de su trabajo.

Liliana Celeste Flores Vega - marzo 2015
Imagen: Pixabay

domingo, 22 de marzo de 2015

¿Recuerdas la primera noche que te visité mientras dormías?

Era una noche de luna negra y yo estaba hambrienta. Invoqué el sortilegio de la lechuza hechicera y recorrí las sendas astrales para visitarte mientras dormías. Me posé sobre el alféizar de la ventana que habías dejado abierta, también habías dejado una vela aromática encendida en la mesita de noche al lado de tu cama… ¿esperabas que me apareciera como un espectro en tu alcoba o tal vez suponías que nos encontraríamos en un sueño?

Te contemplé y te adiviné desnudo bajo las sábanas. Tomé mi forma de Dama Blanca vestida de nieblas, me incliné sobre ti y soplé sobre los mechones de tu cabello castaño que se dispersaron sobre la almohada. Posé suavemente mis dedos gélidos como rayos de luna congelada sobre tus párpados cerrados, rocé mis labios casi inmateriales sobre los tuyos y te vi esbozar una sonrisa… ¿sentiste mi fantasmal presencia y anticipaste mi deseo de hacerte mío o soñabas con nuestro encuentro tantas veces prometido?

Mi boca bajó suavemente por tu cuello y tus hombros, te estremeciste al sentir mis labios húmedos deslizándose sobre tu piel ardiente… deslicé suavemente la sábana y dejé tu torso al descubierto, mis dedos dibujaron los tatuajes que cubren tus brazos… acaricié tus pectorales, pellizqué suavemente tus pezones y dejaste escapar un gemido placentero. Con un dedo toqué aquella línea que empezaba a dibujarse en el medio de tu pecho y sentí el calor que brotaba de tu nido… en ése momento pude empezar a absorber tu energía vital y alimentarme de ti pero quise exacerbar más tu deseo, gozarte y llevarte al límite del placer antes de soltar las riendas de mi vampírico instinto.

Deslicé la sábana mas abajo descubriendo las delicias de tu vientre y tu pubis en donde tu virilidad me esperaba enhiesta… ¿eras consciente de la realidad de mis caricias fantasmales o tu mente interpretaba las placenteras sensaciones que experimentaba tu cuerpo como un sueño húmedo?... me acomodé entre tus piernas para atender tu hombría, mis manos subieron y bajaron rítmicamente arrancándote temblores y jadeos que se intensificaron cuando posé mis labios sobre tu carne trémula. Quería devorarte pero contuve mi deseo de clavar mis colmillos en tu carne palpitante henchida de sangre caliente… te acogí en mi boca saboreándote y no pude evitar que mi saliva escurriera sobre los vellos de tu pubis.

Respondiendo a mis lamidas y succiones sobre tu miembro viril te arqueaste y tus piernas temblaron casi a punto de explotar tu deseo entonces me detuve y me aparté de ti disfrutando de tu desconcierto… tu pecho subía y bajaba, gemías… la línea en medio de tu pecho estaba abierta como una boca rezumando tu suculenta esencia. Necesité sentirte dentro de mí y me senté a horcajadas sobre ti, tu virilidad encajó en mi como una espada en su vaina… subí y bajé acompasadamente disfrutando cada centímetro de ti dentro de mí… tus jadeos se aceleraron al ritmo de mi apasionado vaivén… mis entrañas latían aprisionándote, el orgasmo me estremeció envolviéndome en una marejada azul y un par de segundos después tú también llegaste a la cumbre del placer…

Entonces te despertaste y tus ojos azules se encontraron con los míos… yo había posado mis dedos sobre tus párpados cerrados para evitar que sucediera esto, me tomaste por sorpresa y por un instante pensé en huir desvaneciéndome en un remolino de nieblas borrando de tu memoria el recuerdo de mi visita nocturna pero estaba tan unida a tu cuerpo y sentirte dentro de mí era una sensación tan deliciosa a la que no quería renunciar de una manera tan abrupta... el placer pudo más y sostuve tu mirada.

“My sweet Lilith” murmuraste aún jadeando y me obsequiaste con una adorable sonrisa, estiraste la mano para tocar mi cabellos oscuros que flotaban a mi alrededor como sierpes con vida propia y te devolví la sonrisa. Me pregunté como me veías… ¿cómo una versión fantasmagórica de mi forma material o podías verme tal cuál soy: La repudiable reina de los súcubos… una espantable aparición con formas femeninas, alas de lechuza, garras de felina, colmillos de vampira y cuernos de dragona?... tu mirada era una mezcla de extasiado espanto y amorosa entrega… me veías tal cual era… había horror en tu mirada pero el amor era más fuerte, podía sentirlo, era un amor puro que me envolvía tiernamente muy diferente a la lujuria febril que tantas veces había visto en los ojos de mis anteriores amantes que cantaban himnos blasfemos de oscuridad y muerte.

Con un gesto me diste tu consentimiento para que me alimentara de ti y coloqué mi mano sobre la hendidura abierta en medio de tu pecho… seguiste sonriéndome mientras absorbía tu energía vital, te estremeciste experimentando un orgasmo no carnal y vi que tus pupilas se tornaron color de argento... bebí de ti hasta saciarme… sentí tu virilidad aflojando en mis entrañas y vi como tus ojos empezaron a cerrarse lentamente… entonces, antes que cayeras en el sueño, te besé en la boca profunda y amorosamente… mi lengua degustó de tu paladar el sabor amargo del té mezclado con la dulzura de los duraznos maduros.

Eras mío, completamente mío en cuerpo y alma… iba a partir pero me sentí demasiado ebria de tu esencia, todo me daba vueltas en un remolino de azul… me quedé adormecida recostada sobre tu pecho escuchando los latidos de tu corazón… sentí tus manos acariciando mi espalda y mis alas… y así nos quedamos dormidos.

Me desperté cuando rayaba el alba... nunca me había quedado dormida entre los brazos de mis amantes, los visitaba como pesadilla nocturna y cuando mi ansia estaba saciada los dejaba… ah, pero tú eras diferente a ellos y tu esencia tan deliciosa que podía volverme adicta a ti. No quería dejarte pero el amanecer despuntaba… te di un beso sobre los labios, me levanté de la cama y al pasar frente a un espejo vi de reojo mi fantasmal reflejo: Mi cabello oscuro se había tornado de plata… tu esencia había purgado de mí la esencia del Diablo… entonces supe que con tu incondicional entrega me habías hecho tuya, completamente tuya.

Liliana Celeste Flores Vega - marzo 2015
Imagen: Google

sábado, 21 de marzo de 2015

Es la noche

Es la noche que despliega su oscuro manto
son las sombras creando alegorías fantasmas.
Es la garúa tintineando una rondinela
son las gotas levantando el petricor que me embelesa.

Es la falena nefelibata suicidándose en la flama
de la vela aromática que reposa en la mesa de noche.
Es mi deseo recorriendo tu piel sin tocarte
mientras me sonríes seductoramente desde la cama.

Es el grillo empezando con su desvelada sonata
son las cuerdas de tu violín respondiendo su serenata.
Es una noche de arpegios encantados, garúa y dulces aromas
son tus ojos que desnudan mi alma y me enamoran.

Liliana Celeste Flores Vega - marzo 2015

martes, 17 de marzo de 2015

Necesito

Hoy me desperté con deseos de alejarme de la ciudad.

Necesito aire de campo y cielo azul
amaneceres límpidos con el olor de heno fresco
tardes tranquilas con el rumor del río saltando sobre las piedras
atardeceres de ensueño perfumados con madreselvas.

Y noches apasionadas de luna enamorada
una sonata de grillos, una chimenea encendida donde se suicidan las falenas
y tu cuerpo desnudo sobre las rústicas sábanas con olor a verbena.


Liliana Celeste Flores Vega - marzo 2015

miércoles, 11 de marzo de 2015

Quiero ser

Quiero ser la brisa matutina que despeina tus cabellos
y te susurra al oído palabras de pasión.
Quiero ser la garúa vespertina que te besa los hombros
y se desliza por tu espalda.

Quiero ser el deseo nocturno que no te deja dormir
y hace que deslices tu mano inquieta bajo las sábanas
buscando tu sexo turgente y febril
para apaciguar esas ansias que cosquillean en tu vientre.

Quiero ser los jadeos del placer que te estremece
y el mordisco que te das en los labios cuando te satisfaces.
Finalmente quiero ser la sonrisa que se dibuja en tu rostro
y la serena calma que embarga tu pecho cuando duermes.


Liliana Celeste Flores Vega - marzo 2015

lunes, 9 de marzo de 2015

Eres todo lo que anhelaba

He libado el vino de tantas bocas y me he embriagado con vino dulce y vino amargo. He gozado recorriendo la geografía de tantos cuerpos, pieles blancas y frías como páramos nevados, pieles bronceadas y ardientes como desiertos de arena dorada. Me he enredado en cabelleras de oro, de fuego y de azabache. Me he perdido en miradas de cielo, mar y noche oscura. Me he dejado arrastrar por la locura en las orgías, noches de placer que me dejaban satisfecha por el momento… ah, pero cuando llegaba el amanecer sentía que me inundaba el vacío y seguía buscando a un hombre que supiera dejarme huellas imborrables en el cuerpo y el alma.

Entonces te conocí… libé el vino especiado de tu boca y saboreé tu paladar, deliciosa copa que contenía el vino más embriagador que he probado, un vino dulce y tibio con esencia de canela y clavo y aroma de naranjas amargas. Gocé recorriendo las firmes colinas de tu cuerpo y descubriendo los valles inexplorados de tu anatomía… descubrí el riachuelo salado que se formaba con tu sudor en la cuenca de tu vientre y sacié mi sed. Me perdí en el cielo azul de tus ojos y descubrí la luz del lucero del alba en tu mirada, un destello de tristeza que encandiló mi alma. Me enredé en tus cabellos dorados donde danzaban los rayos de sol que iluminaron mis noches arcanas. El orgasmo fue una explosión de estrellas y me dormí en el refugio de tu pecho. Y el amanecer llegó… y me encontré con el corazón lleno de ti, tus manos dejaron huellas imborrables en mi cuerpo y tu sonrisa esclavizó mi alma… y ya no busqué a otros hombres porque contigo tengo todo lo que anhelaba.

Liliana Celeste Flores Vega - marzo 2015
Imagen: Google