in girum imus nocte et consumimur igni

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martes, 15 de octubre de 2019

Evento El Gato Descalzo


Les presento la carátula para la nueva antología de la Colección Lo Imposible (cuentos de terror, ciencia ficción y lo fantástico) de la editorial "El Gato Descalzo" en la que participo con un cuento de ciencia ficción.

La presentación se llevará a cabo el sábado 26 de octubre en la Alianza Francesa de Lima ubicada en Av. Arequipa 4595, Miraflores. De 5 a 9 pm. Ingreso libre.



Carátula realizada por Raúl Ostos.

lunes, 14 de octubre de 2019

El amante


Sabía que Melissa, mi esposa, no estaba enamorada de mí. Ella era una mujer hermosa, elegante, culta y de gustos refinados... mucha dama para un hombre como yo, inculto y vulgar, que había hecho fortuna por un golpe de suerte.

Melissa provenía de una familia de abolengo caída en la desgracia. Yo sabía que ella se había casado conmigo por mi dinero pero no me importaba, era mía y antes de casarnos le había hecho firmar un contrato prematrimonial en el que especificaba que si ella me sacaba la vuelta con otro hombre o una mujer (si, quise cubrir todas las opciones) nos divorciaríamos de inmediato y no me reclamaría ni un centavo.

Después de pagar las deudas de su padre nos fuimos a vivir en la hermosa mansión que compré. Al principio ella se ocupó con entusiasmo en decorar la mansión, no escatimé en gastos, tenía derecho a decorar como quisiera su jaula de oro.

Melissa cumplía sus deberes como esposa, no puedo quejarme. Pero los meses pasaron y me di cuenta que ella iba perdiendo su alegría y lozanía, tal vez había exagerado demasiado al prohibirle salir con sus amistades pero tenía miedo que me fuera infiel. Se aburría en la mansión y la soledad, pues yo tenía que viajar frecuentemente por negocios, estaba marchitando su belleza y juventud. Yo la amaba y no quería que fuera desdichada, le di permiso para ir a exposiciones de arte y charlas culturales, pero siempre la mantenía vigilada por un detective que contraté.

Según los informes del detective ella se comportaba correctamente, después de las charlas culturales iba con sus amigas a un restaurante o a un café, nada que manchara mi honor de esposo. En las exposiciones de arte adquirió varios cuadros y pequeñas esculturas de arcángeles de cierto artista. Lo único raro, que no llegaba a sospechoso, fue que también empezó a frecuentar una tienda de antigüedades donde compró candelabros, porta inciensos, devocionarios de oraciones y otros objetos religiosos... y ella no era creyente.

Para nuestro aniversario me suplicó que le regalara una escultura de mármol en tamaño natural de un arcángel que había visto en la última exposición del susodicho artista que admiraba. Sospeché que entre ellos había algo más que una amistad pero no tenía pruebas, accedí a comprarle la estatua pero con la condición de que no volviera a ver a ese fulano, ella accedió sin reclamos.

Desde entonces Melissa dejó de acudir a las charlas culturales y exposiciones de arte, solo ocasionalmente salía a tomar un café con sus amigas. Voluntariamente se encerró en la mansión y temí que estuviera empezando un cuadro de depresión... más por el contrario cada día estaba más feliz y hermosa.

Entonces puse cámaras de seguridad y me fui de viaje por unos días. Al regresar revisé los vídeos, vi a Melissa realizando un ritual con todos esos objetos religiosos que había adquirido en la tienda de antigüedades frente a la estatua del arcángel... Luego vi cómo la escultura de mármol cobraba vida... Yo ya sabía que él era el amante de mi esposa, fue un alivio comprobar que no me estaba poniendo los cuernos con el detective ni con el susodicho artista bohemio.

viernes, 11 de octubre de 2019

La lección


El profesor se acercó al armario metálico, extrajo cuidadosamente una caja de cristal y la colocó sobre la mesa de estudio ante las miradas curiosas de sus jóvenes alumnos.

— Hace mucho tiempo atrás estas criaturas habitaban el planeta — dijo mostrando al diminuto ser embalsamado, a simple vista parecía un insecto semejante a una mantis religiosa pero una mirada más atenta hizo que los estudiantes descubrieran un estremecedor parecido con ellos mismos — este es un espécimen de la raza feérica, específicamente es un hada de los bosques. Se dice que las criaturas feéricas eran mágicas y que sus vidas estaban ligadas a la naturaleza, eran las dueñas del mundo y...

Un alumno interrumpió al profesor.

— La maestra Dinah nos dijo que los dueños del mundo eran los humanos — dijo el alumno frotando con ansiedad sus patas posteriores y produciendo un chirrido, cosa que hacía cuando estaba nervioso.
— Los humanos se creían los dueños del mundo pero no lo eran — dijo el profesor moviendo con disgusto sus antenas — los humanos no supieron vivir en armonía con la naturaleza y tampoco creían en la existencia de las criaturas feéricas, algunos dicen que la destrucción de los bosques y la contaminación causó la extinción de las criaturas feéricas, otros aseguran que el que los humanos no creyeran en su existencia les causó la muerte... Como sea, las criaturas feéricas desaparecieron y luego desaparecieron los humanos.
— Qué bonito debió de ser el mundo cuando existían esas criaturas mágicas — dijo una alumna batiendo sus escamosas alas grises mientras miraba por la ventana el yermo desierto desolado y amarillento.


jueves, 10 de octubre de 2019

Las dolorosas


Hace unos años viajé a cierto pueblo de la serranía, como cosa curiosa la señora de la posada me contó que en las noches sin luna se ve una procesión de mujeres con hábitos y mantillas blancas, salen del cementerio murmurando una lúgubre letanía y se dirigen a la mina abandonada. Dicen que son las almas en pena de las madres, viudas, hermanas e hijas de los mineros que murieron en un derrumbe, ellas murieron días después intoxicadas por los gases y otros desechos químicos con los que se contaminaron al buscar entre los escombros de la mina los restos de sus familiares queridos... esa tragedia sucedió hace casi cien años.

En fin, que yo no le presté más atención a la historia pues esa clase de cuentos abundan en esos lugares. Pero he aquí que deseo contarles que unos meses atrás un amigo mío viajó a dicho pueblo, yo no le conté lo que me había contado esa señora de la posada aquella vez, la verdad ni lo recordaba hasta que mi amigo regresó de su viaje y me contó su espeluznante experiencia.

Llegó al pueblo y encontró alojamiento en un hostal de mochileros, el pueblo de por si no tiene mayores atractivos pero está a mitad de ruta de unas ruinas arqueológicas muy conocidas, así que muchas personas pasan allí una noche para descansar y luego siguen con su viaje.

Mi amigo estaba aburrido y decidió salir a dar un paseo por el pueblo, así llegó hasta el cementerio y vio unas extrañas luces amarillentas, se acercó y sintió frío, ese frío característico que viene del más allá... entonces vio a un grupo de mujeres vestidas de blanco que portaban cirios y entonaban un cántico triste... la curiosidad pudo más que el miedo, pues él no creía en fantasmas, y las siguió.

Ellas se dirigieron a la mina a abandonada, allí se despojaron de sus blancas vestiduras y él vio que tenían la piel amarillenta y llena de pústulas... luego escuchó un ruido que provenía de las profundidades de la mina, parecía que se estaban arrastrando de entre los escombros... allí si sintió miedo y regresó corriendo al pueblo.

Luego yo le conté lo que hace años me había contado la señora de la posada... Desde entonces mi amigo cree en los aparecidos.


martes, 1 de octubre de 2019

Casi humano


Durante el último fin de semana del otoño fui con mi novio a las montañas para estrenar la casa rodante que él había adquirido.

La noche transcurrió sin novedad compartiendo una botella de vino, cigarros y una amena charla. A pesar de que en el pueblo en donde habíamos hecho una parada para comprar algunos víveres nos habían contado historias sobre unos horrendos seres que habitaban en la montaña y atacan a los campistas nosotros no percibimos nada que nos diera miedo y encontramos el lugar bastante tranquilo, hasta romántico.

Nos fuimos a dormir, aún era de madrugada cuando nos despertamos por un ruido extraño, parecía hecho por garras, algo quería abrir la puerta de nuestro camper. Mi novio tomó su escopeta pensando que se trataba de un animal salvaje... Un gruñido... Me asomé por la ventanilla y con horror vi a una siniestra criatura, parecía una bestia con el cuerpo cubierto de pelaje oscuro y su postura cuadrúpeda pero sus ojos amarillos tenían una extraña expresión humana... ¡La criatura tenía miedo!

Al ver el arma que la apuntaba la criatura se agazapó y emitió un quejido lastimero. Algo nos movió a la compasión al reconocer que la criatura era una cría y estaba perdida. Le dimos unas salchichas y las devoró con ansias.

Luego, con gestos y movimientos parecidos a los de un cachorro, nos indicó que la siguiéramos. Tomamos nuestras linternas y sin olvidar la escopeta la seguimos hasta la entrada de una cueva en donde nos hizo un gesto despidiéndose y entró perdiéndose en la oscuridad.

Regresamos a nuestro camper intrigados por la experiencia vivida. Al día siguiente encontramos un círculo de piedras, ramas y flores en el suelo. Más intrigados regresamos al pueblo y luego de algunas investigaciones averiguamos que muchos pobladores se dedicaban a cazar a las criaturas que vivían en las montañas para consumir su carne y utilizar su piel.

Entonces supimos que aquel círculo que encontramos en el suelo era un agradecimiento de los padres de aquella criatura que se había perdido y nosotros habíamos ayudado a regresar a salvo a su hogar.