El profesor se
acercó al armario metálico, extrajo cuidadosamente una caja de cristal y la
colocó sobre la mesa de estudio ante las miradas curiosas de sus jóvenes
alumnos.
— Hace mucho
tiempo atrás estas criaturas habitaban el planeta — dijo mostrando al diminuto
ser embalsamado, a simple vista parecía un insecto semejante a una mantis religiosa
pero una mirada más atenta hizo que los estudiantes descubrieran un
estremecedor parecido con ellos mismos — este es un espécimen de la raza
feérica, específicamente es un hada de los bosques. Se dice que las criaturas
feéricas eran mágicas y que sus vidas estaban ligadas a la naturaleza, eran las
dueñas del mundo y...
Un alumno
interrumpió al profesor.
— La maestra
Dinah nos dijo que los dueños del mundo eran los humanos — dijo el alumno
frotando con ansiedad sus patas posteriores y produciendo un chirrido, cosa que
hacía cuando estaba nervioso.
— Los humanos se
creían los dueños del mundo pero no lo eran — dijo el profesor moviendo con
disgusto sus antenas — los humanos no supieron vivir en armonía con la
naturaleza y tampoco creían en la existencia de las criaturas feéricas, algunos
dicen que la destrucción de los bosques y la contaminación causó la extinción de
las criaturas feéricas, otros aseguran que el que los humanos no creyeran en su
existencia les causó la muerte... Como sea, las criaturas feéricas
desaparecieron y luego desaparecieron los humanos.
— Qué bonito
debió de ser el mundo cuando existían esas criaturas mágicas — dijo una alumna
batiendo sus escamosas alas grises mientras miraba por la ventana el yermo
desierto desolado y amarillento.
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