in girum imus nocte et consumimur igni

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viernes, 5 de julio de 2019

El quinceañero


Desde niña Elvira había soñado con la celebración de sus quince años... se imaginaba el hermoso vestido rosa, las decoraciones del salón, los ramos de flores, el buffet, la torta, la música...

Pero sabía que sólo era un sueño porque su familia era muy pobre y nunca podrían pagar una fiesta tan costosa.

Cuando cumplió quince años su madre preparó una torta de chocolate y su padre le regaló una blusa rosada. Elvira sabía el sacrificio que habían hecho sus padres darle esos regalos y lo agradeció mucho, celebró con sus hermanos y durante semanas fue la sensación de la barriada cuando salía con su blusa nueva... pero ella seguía soñando con el quinceañero ideal.

Luego Elvira encontró trabajo en un taller de costura. Sufría mucho cosiendo los hermosos vestidos que otras familias encargaban para sus afortunadas hijas. Y Elvira seguía soñando entre raso, gasa, encaje y lentejuelas...

¡Hasta que un día su sueño se hizo realidad! El sábado pasado, en compañía de su esposo y sus cuatro hijos, Elvira, ahora dueña de un taller de ropa para damas, finalmente celebró el quinceañero de sus sueños.

jueves, 4 de julio de 2019

El lago


Cuenta una leyenda que en cierto remoto lugar existe un lago encantado y que cada noche de luna llena cinco hermosas doncellas emergen de sus aguas para realizar un arcano ritual. También dice que ellas habitan en un palacio bajo las aguas y custodian un fabuloso tesoro.

Los habitantes de Darsena habían crecido escuchando esa leyenda, aunque la mayoría no le daba importancia, era un cuento para niños y poetas. Entonces llegó un forastero y escuchó la leyenda. Buscaba fortuna y decidió aventurarse. Y así fue que llegó al lago, se hizo un refugio con ramas y esperó la luna llena.

Cuando vio a las cinco doncellas surgiendo de las aguas quedó estupefacto, eran tan hermosas. Y las contempló mientras ellas danzaban y preparaban sus ofrendas. Entonces reaccionó, él estaba allí por el tesoro, no debía de quedarse embobado por la gracia de las bellas doncellas. Salió de su escondite intempestivamente, ellas huyeron pero él consiguió tomar del brazo a una de ellas.

- ¡Quiero que me entregues el tesoro que custodian! - exigió.
- ¡Lo haré, pero no me lastimes! - suplicó la doncella - el tesoro se encuentra en una gruta bajo el agua, iré por él.
- No soy tonto como para dejarte escapar tan fácilmente - dijo el forastero - soy muy bueno buceando, iremos juntos.

Dicho esto sacó una soga, se la amarró a la cintura y el otro extremo lo amarró a la cintura de ella. La empujó al lago y saltó tras ella. Las otras doncellas salieron de sus escondites y se acercaron al lago.

- Otro estúpido - dijo una.
- El cuento del tesoro nunca falla - respondió otra - nuestro padre cenará bien esta noche.