He perdido muchos poemas en el mar,
en las furias, en las lágrimas.
He perdido a mi Arcángel (amante y guardián)
cuando salió el sol.
Cada día pierdo una nota de melancolía
pero no estoy alegre
porque yo era feliz entre brumas,
elfos, vampiros y duendes.
En un momento de locura (intentando olvidar)
quemé aquél cuadro del Dios Astado hecho con mis
manos
quien con sus largos cuernos retorcidos,
su barba de chivo y sus patas apoyadas sobre el
mundo
me clavaba sus ojos sangrientos
y convertía mi alcoba en un templo pagano.
He perdido muchos poemas bajo el sol,
en las desilusiones, en los fracasos.
He perdido a mi Demonio (íncubo y príncipe)
cuando salió el sol.
Cada día estoy más anodina
y yo era una odalisca
que danzaba descalza alrededor de la hoguera
entre cánticos nórdicos y celtas.
Huí hacia el mar y ahora me arrepiento,
dejé que las flores lunares se marchitaran por
falta de lágrimas,
dejé que los fuegos fatuos se apagaran en el mar
cuando me siguieron,
dejé un reino abandonado y quebré mi espada
cuando me ilusioné por el amor de un mortal que me
quebró el corazón
¡y me arrepiento!
Liliana Celeste Flores Vega - 1999