in girum imus nocte et consumimur igni

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lunes, 19 de octubre de 2020

Esa noche tuve un sueño extraño

Esa noche tuve un sueño extraño. Estaba caminando por una callejuela, era de noche. Las casas eran de estilo colonial pero estaban ruinosas, tenían las ventanas tapiadas con maderas cruzadas. La callejuela estaba iluminada con faroles de gas. Empezó a llover y yo me refugié bajo el pórtico de una casona.

Entonces abrieron la puerta sigilosamente. Era una mujer muy bonita, de cabello rubio lacio y ojos azules pero estaba delgada y muy demacrada. Ella me dijo: Señora, pasad. Yo no me hice de rogar, no quería quedarme afuera hecha una sopa, además presentía algo malo y oscuro en el ambiente, algo que me daba miedo.

Entré a la casa. El salón parecía haber sido muy elegante y lujoso pero ahora estaba descuidado. Había fuego en la chimenea y me acerqué para secarme. Vi dos niños que estaban tomando sopa, uno de diez y el otro de seis años. Le di las gracias a la mujer y nos pusimos a conversar de tonterías que no recuerdo.

Un reloj cucú dio las diez. La mujer se sobresaltó, empezó a murmurar palabras mágicas de protección mientras echaba hierbas al fuego de la chimenea. Le pregunté a que le temía y me respondió angustiada: Es la hora... y mi esposo no regresa.

Entonces se hizo un silencio profundo, se sintió una sensación de pesadez y hedor... y un chillido horroroso. Los niños abrazaron a su madre y ella empezó a llorar. Yo me asomé por la ventana y vi a un animal rarísimo, era como un gallo gigante pero con varias patas que tenía distribuidas sobre el lomo y corría como si fuera una rueda.

En eso divisé a un hombre de cabello castaño, él venía corriendo con dirección a la casa. Supuse que era su esposo y le avisé a la mujer quien fue a abrirle pero el cerrojo se atascó. El hombre tocaba a la puerta desesperado, luego escuchamos los chillidos del avechucho y los gritos del pobre hombre.

Finalmente logramos abrir la puerta. El avechucho lo estaba picoteando y arrancándole pedazos de carne. Yo tomé un fierro caliente de la chimenea y se lo metí en el ojo para que lo soltara, el avechucho dejó al hombre y la mujer lo metió a rastras a la casa. Entonces me desperté… pero me quedó en la cabeza una voz que decía: El Jabberwockey está atacando a la gente de Norwich, tienen que hacer algo.

jueves, 8 de octubre de 2020

¡Qué miedo!

Después de la cena Micaela veía una película con sus padres, luego les daba las buenas noches y se iba a la cama como una buena niña. Se metía en la cama y se cubría con su edredón. La casona en la que vivían, heredada de la abuela, era húmeda y fría. 

Micaela intentaba dormir pero no podía, cuando el reloj daba la medianoche ellos venían. Podía percibir sus presencias como un descenso en la temperatura y un olor a "cosas viejas" que se esparcía en su habitación. Entonces ella encendía su móvil, era inútil luchar contra ellos, ya lo había intentado y a las finales tuvo que ceder. Era mejor darles gusto.

— Micaela, pon videos de gatitos — dijo uno de los espectros.

— No, busca una película de terror — dijo otro.

— Nada de eso — manifestó el tercer espectro que era el más grande y horrendo — pon las noticias, no hay nada más terrorífico que eso.

— Veremos videos de mi banda de JPop favorita — dijo la niña tomando las riendas de la situación por primera vez, después de todo era su móvil.

— ¡No, que miedo! — exclamaron los espectros y huyeron por la ventana.