Los Dioses sin Nombre – Capitulo 04 – Los
guardianes (2014)
De
cena nos trajeron sopa de pollo con fideos de letras, Damon dijo que no tenía
hambre pero yo lo convencí de que al menos se tomara unas cucharadas de caldo… él
tenía las muñecas vendadas porque se las había desollado durante el forcejeo
intentando liberarse de las sogas.
El
arqueólogo bonachón se quedó conversando con nosotros. Nos comentó confidencialmente
que unos meses atrás habían hecho una excavación en las faldas del cerro que se
encontraba en el centro del complejo de las pirámides y hallaron una tumba intacta…
no encontraron suntuosas piezas de oro ni de plata, pero descubrieron un
sarcófago de piedra en el que reposaba una momia muy singular, pequeña y con el
cráneo alargado… el ajuar de la misma consistía en un cofrecillo de oro con incrustaciones de spondilus en
cuyo interior había un péndulo de cuarzo opaco que por momentos presentaba cierta
iridiscencia… la datación de carbono de la momia y del artefacto desafiaba la
lógica.
Damon
y yo intercambiamos una mirada cómplice, recordábamos aquél cofrecillo de oro
con incrustaciones de spondilus. Sin duda Todd se lo había entregado a don
Faustino, quien a su vez se lo había dado a Damon con el encargo de sacarlo del
país y dárselo a un transportador al que encontró en una carretera casi
frontera con México… yo misma le
había ayudado a camuflar el susodicho cofrecillo dentro de un paquete de turrón de
doña pepa. No sabíamos si fue una venta
o un intercambio por aquél libro apócrifo que a las finales le costó la vida a
don Faustino… pero al menos ya conocíamos de dónde había salido el objeto
maldito.
Damon
dejó de lado su sopa de pollo y le preguntó al arqueólogo si ése sarcófago de
piedra tenía tallados algunos jeroglíficos cuneiformes… éste le respondió que
no aunque era un sarcófago único, hecho con un solo bloque de piedra blanca completamente
lisa, cortada y pulida con una técnica desconocida.
Los
dos sabíamos que los hallazgos que no podían ubicarse dentro de la cronología
de un periodo histórico no eran bien vistos por la comunidad científica
tradicional… no se daban a conocer públicamente, se les echaba tierra, se les
condenaba a la oscuridad del almacén… y Todd tomaba algunos, generalmente los objetos
pequeños, para vendérselos a coleccionistas privados. Era algo que
lamentablemente tenía que hacerse para mantener el museo ya que el Ministerio
de Cultura les daba un presupuesto muy limitado, casi irrisorio… sacrificar un
objeto subastándolo en el mercado negro para seguir costeando las excavaciones es
la triste realidad de nuestro país.
No
estaba segura si el arqueólogo sabía que las “donaciones anónimas” que ocasionalmente
le entregaba Todd eran el resultado de la venta ilícita de un objeto del
almacén o simplemente fingía no darse por enterado… ¿estaría al tanto de la sustracción
de aquél cofrecillo de oro y de la transacción de la cual indirectamente Damon
y yo éramos cómplices?... ¿era por eso que nos había comentado sobre aquél
hallazgo?
El
cofrecillo que nosotros habíamos encontrado en la cámara oculta de una de las
pirámides era parecido a ése, sólo que no era de oro, era de cobre… pero según
el arqueólogo el cofrecillo era el único artefacto del ajuar funerario que
acompañaba a la momia, no nos mencionó piezas sueltas de metal que formaran un
rompecabezas ni un brazalete u otro objeto similar… o no quiso decírnoslo.
Bueno, nosotros tampoco le habíamos informado del brazalete que habíamos
hallado y estaba en mi bolso.
El
arqueólogo llevaba un buen tiempo elaborando una intrincada teoría sobre el
origen de aquellos hallazgos inclasificables pero la vez que la presentó sólo
había recibido la burla de sus colegas que lo tacharon de senil… él tenía un
nombre ganado y no podía arriesgar su prestigio con una teoría mas delirante
que la de los alienígenas ancestrales… nos decía que algún día, cuando reuniera
las pruebas suficientes, daría a conocer su teoría al mundo y que ésta
cambiaría la historia de la humanidad pero por el momento sólo podía
compartirla con gente como nosotros… nos ofreció mostrarnos el sarcófago y la
momia cuando estuviéramos mejor.
Luego
le preguntó a Damon cómo y cuando había conocido a Todd y a Chris, él le
respondió que los había conocido dentro del entorno de su trabajo y se ofendió
cuando el arqueólogo le dijo que desconocía por completo el curriculum de su
carrera… cuando Damon se enfurruñaba de esa manera era imposible seguir la
conversación con él, el arqueólogo se dio cuenta de eso, nos deseó las buenas
noches y se retiró.
La
enfermera entró, le dio una revisada rápida a nuestras heridas y nos dio un par
de pastillas… luego apagó las luces y se marchó rezongando entre dientes. Damon
y yo nos quedamos a oscuras en el tópico de emergencias del museo de sitio con
el fondo musical de una sonata nocturna improvisada por los grillos… me pasé a
su cama, nos besamos y acariciamos pero el estado físico en el que ambos nos
encontrábamos no nos daba para otras cosas… nos abrazamos y él no tardó en
quedarse dormido.
Traté
de dormir pero fue inútil, me sentía inquieta… aún podía percibir en el
ambiente ése hedor penetrante, la mezcla asquerosa de sangre pútrida y barro, aunque
era apenas un rezago que se iba desvaneciendo… como el olor a hojarasca quemada
que queda cuando se apaga una fogata y se va yendo con el viento.
Me
dije que no debía de preocuparme, el chirrido de los grillos era una señal de
que ya no había peligro… el arqueólogo nos había dicho que había guardado
“aquellas cosas malditas” en un lugar seguro… aquella maldad sin nombre había regresado
al pozo infernal del que nunca debió haber salido y ése hedor era solo un
vestigio que había dejado su breve retorno a éste mundo… hice un esfuerzo para
creérmelo.
La
habitación estaba oscura, demasiado… a tientas me levanté de la cama, entreabrí
la persiana y nos llegó un poco de luz del potente foco que alumbraba la caseta
del vigilante de la entrada. Me acurruqué al lado de Damon pero había demasiada
información en mi cabeza… decidí recopilar los hechos e intentar ponerlos en
orden.
Hace
unos meses habían excavado en las faldas del cerro que se encuentra en el
centro del complejo de las pirámides, el mismo cerro que según una leyenda es la
prisión de un monstruo semejante a una mantaraya gigantesca… leyenda que obviamente el arqueólogo conocía. Habían
encontrado una tumba en la que hallaron un sarcófago hecho con un sólo bloque
de piedra blanca lisa y pulida que contenía una momia pequeña de cráneo
alargado cuyo datación de carbono no era coherente… la momia estaba acompañada de
un ajuar funerario compuesto por un cofrecillo de oro con incrustaciones de
spondilus en cuyo interior había un péndulo de cuarzo opaco que por momentos presentaba
cierta iridiscencia. Supuse que la momia era el guardián del monstruo
legendario y el péndulo sería un artefacto para invocarlo o dominarlo… la momia
se encontraba en el almacén y quien sabe donde estaría el cofrecillo y el
péndulo… quien los tuviera ¿conocería la leyenda del monstruo prisionero en el
cerro?... ¿intentaría despertarlo?
Luego nosotros habíamos encontrado un cofrecillo
parecido que también contenía un péndulo con las mismas características, piezas
sueltas de plata y cobre que formaban un rompecabezas cabalístico y un
brazalete con símbolos grabados… en la pared de la cámara oculta de la pirámide
había cuatro líneas de jeroglíficos cuneiformes tallados, yo había encontrado
los objetos dentro de un hatillo de tela parda enterrado en el suelo bajo un
adobe suelto debajo de los jeroglíficos… no había encontrado un sarcófago
porque no había excavado, era muy probable que bajo el suelo de adobes se
encontrara un sarcófago con una momia similar a la que hallaron bajo el cerro. Todd
conocía el anterior hallazgo, tal vez por eso quiso regresar a la pirámide
durante la madrugada… cuando volvimos en la mañana la pirámide se había sellado
a si misma… ¿intentaba defenderse de la profanación y evitar que el guardián
fuera removido de su lugar?... y si había un guardián ¿qué custodiaba?... ¿otro
monstruo legendario?
Según la teoría del arqueólogo en los albores del
tiempo éste planeta fue habitado por unas criaturas no humanas cuyo planeta
natal había sido destruido... éstas criaturas manejaban una tecnología muy
avanzada y eran poseedores de una sabiduría arcana, sabían como manipular el
tiempo y el espacio, trasmutar la materia, abrir portales entre las dimensiones
bla bla… entonces invocaron seres primigenios muy poderosos pero no pudieron
mantenerlos bajo su control y ésa fue la ruina de su civilización… sin embargo
en el último momento recibieron la ayuda de unos dioses (que tampoco se sabía
de donde vinieron o como aparecieron) y consiguieron confinar a aquellos seres
primigenios en prisiones místicas en donde yacían sumergidos en un sueño del
que no debían de ser despertados. Una teoría delirante, una teoría de un viejo
senil que había leído demasiado a Lovecraft… una teoría en la que Damon, yo y
los hassassins de la Hermandad de la Luna Creciente creíamos.
Entonces si el arqueólogo y sus ayudantes estaban desenterrando
a los supuestos guardianes de las prisiones místicas donde yacían dormidos aquellos
seres primigenios era que planeaban despertarlos… ¿con qué propósito?... sonreí,
ya eran muchos disparates para una noche… cerré los ojos, abracé a Damon y me
quedé dormida.
Y
entonces soñé con una ceremonia ancestral… el escenario era un mundo devastado,
un desierto en el que se alzaba una colosal pirámide escalonada de adobe bajo
un cielo convulso en el que unos nubarrones de tormenta rodeaban un vórtice del
que emergían los tentáculos de un ser gigantesco que pugnaba por cruzar… un
sacerdote de baja estatura vestido con una capa con capucha de rústica tela
parda subía por los escalones de la pirámide hasta la cima en donde lo esperaba
una sacerdotisa de revuelta cabellera dorada, ella estaba vestida con una
túnica blanca y tenía el rostro cubierto con una máscara de oro de rasgos
felinos… escuché tambores y un cántico en un lenguaje desconocido y gutural… el
sacerdote le entregó a la sacerdotisa un cofrecillo de oro con incrustaciones
de spondilus y entonces vi las manos del sacerdote, no eran humanas, eran
semejantes a las patas de un reptil… la sacerdotisa recibió el cofrecillo, lo
abrió y se colgó el péndulo de cuarzo opaco al cuello, de inmediato éste se
volvió iridiscente… luego la sacerdotisa levantó un aro, similar al brazalete
que nosotros habíamos hallado, pronunció unas palabras en ése lenguaje
desconocido y gutural, el ser gigantesco bramó y retrocedió… todo retumbó y el vórtice se
cerró… después todo fue oscuridad.
Me
despertó la mano de Damon jugueteando con el pezón de mi pecho izquierdo… unos
pálidos rayos de sol se filtraban por la persiana entreabierta. Le conté mi
sueño y él me dijo que había soñado con algo parecido… en su sueño vio a tiempo
acelerado como unos seres humanoides de rasgos reptiloides construían una
pirámide escalonada de adobe en medio de un desierto… luego vio una cámara en
el interior de la pirámide, ésta estaba iluminada por una luz verdosa pero no
supo de donde provenía, el suelo estaba cubierto por una repugnante mezcla de
barro y sangre… luego escuchó tambores y un cántico extraño, todo se estremeció
y quedó oscuro… después vio en la misma cámara a un sacerdote guerrero de
cabellera plateada, éste tenía el rostro cubierto con una máscara de plata con
rasgos de ave, vestía una capa de plumas, un coxal ceremonial y sobre el pecho llevaba
algo parecido a un pectoral hecho con las piezas sueltas del rompecabezas que nosotros
habíamos encontrado… el sacerdote guerrero selló un sarcófago de piedra blanca
y luego talló unos jeroglíficos cuneiformes en la pared.
Habíamos
soñado con nuestros ancestros (o habíamos tomado muchos analgésicos y la
sugestión nos había jugado una mala pasada)… los dioses nos habían mostrado la
ceremonia en la cual habían confinado a un ser primigenio en una prisión
mística… en teoría ahora teníamos una idea de lo que deberíamos de hacer si los
seres primigenios eran liberados pero desconocíamos las palabras que había
pronunciado la sacerdotisa y las que había escrito el sacerdote guerrero en la
pared. Tampoco teníamos el péndulo ni las piezas que formaban el pectoral… pero
teníamos el aro que al parecer era la llave que cerraba (y abría) el vórtice.
Nos
trajeron el desayuno, dos tazones de avena con leche y rosquillas de
mantequilla. Luego entró la enfermera, nos dio un par de pastillas a cada uno y
nos dijo que por orden del arqueólogo nos trasladarían a una habitación que
tenían disponible para los practicantes de arqueología.
La
habitación era amplia pero sencilla, sólo había dos camas que juntamos, una
cómoda, una mesa con dos sillas y un estante con libros de historia. La ventana
daba a un patio interior y el baño común quedaba en el pasillo. Ni bien nos
instalamos la enfermera nos trajo un botiquín con los implementos básicos para
curar heridas, nos indicó la dosificación de las pastillas que deberíamos de
tomar en la mañana y en la noche para aliviar el dolor y prevenir una
infección… y con una mirada de desprecio nos dijo que estaba cansada de atender
“los accidentes” que suelen sucederle a los amigos drogadictos y pervertidos de
Todd.
Eso
nos dejó intrigados. Sabíamos que Todd practicaba el BDSM con sus ocasionales
parejas sexuales, él era un experto aplicando las disciplinas y nunca se
extralimitaba, estábamos seguros que perdió el control con nosotros porque cayó
en un ominoso trance inducido por el péndulo… pero la cara de la enfermera nos
decía que no era la primera vez que atendía personas con ése tipo de heridas.
Iba a preguntarle sobre aquellos amigos de Todd que había atendido pero no fue
necesario, ella misma nos soltó sus quejas… nos dijo que era frecuente que Todd
aprovechara las habitaciones desocupadas para traer a sus amigos, la mayoría
extranjeros, para hacer orgías en las que el alcohol y las drogas corrían en abundancia…
si el arqueólogo lo sabía y lo consentía ella no era nadie para prohibirlo… me
lanzó una mirada significativa porque en más de una ocasión Todd nos había
invitado a Luis y a mi a tomar unos tragos en su habitación aunque aquellas
veces la cosa no había pasado de una borrachera común y corriente.
Prosiguió
diciéndonos que no le importaba atender casos aislados de resaca, después de
todo Todd no era el único que aprovechaba para traer a sus amigos, además ella
también había sido joven y había vivido la vida loca en la década de los 80s, comprendía
que de vez en cuando la gente se pasara de tragos y hasta que experimentara con
drogas alucinógenas bla bla… pero su tolerancia tenía un limite... “los
accidentes” habían comenzado hace unos meses, primero fue un sueco al que Todd
llevó al tópico completamente ebrio con golpes varios, lesiones y huellas de
abuso sexual, ésa vez ella se asustó creyendo que el pobre tipo había sido
victima de una violación y que Todd lo había auxiliado, sugirió dar parte a la
policía pero Todd lo impidió y le explicó que “sólo se le había pasado la mano”
jugando con su amigo, versión que fue confirmada por el sueco cuando se le pasó
la borrachera… luego fue una chica italiana, después una pareja de españoles y
otra pareja de alemanes… a ella no le importaba lo que Todd y sus amigos
hicieran y se dejaran hacer pero no estaba dispuesta a seguir atendiendo a “ése
tipo de gente degenerada”… añadió que nos había atendido porque el arqueólogo y
sus ayudantes nos llevaron al tópico en un estado verdaderamente lamentable y
como enfermera era su deber el prestarnos los primeros auxilios pero no estaba
dispuesta a seguir haciéndose cargo de nosotros porque simplemente le dábamos
asco.
La
enfermera nos dedicó una última mirada de desprecio y se retiró muy digna. Damon
y yo no pudimos evitar reírnos pero dejamos de hacerlo cuando pensamos en Todd…
el arqueólogo nos había dicho que lo encontraron balbuceando incoherencias en
una de las pirámides y lo habían trasladado a un hospital psiquiátrico, la
enfermera no nos mencionó a Todd por lo que supusimos que se lo habían llevado
sin que ella se enterara.
Damon
y yo atendimos mutuamente nuestras heridas. Luego descansamos el resto de la
mañana especulando si Todd se había vuelto sádico o si aquellos “accidentes” que
habían sufrido sus supuestos amigos habían sido sus ensayos para realizar el
ominoso ritual con nosotros… en ése caso cuando nos propuso hacer una sesión de
BDSM lo hizo con segundas intenciones, era algo que había planeado… nos había engañado
y usado… y eso me producía mucha tristeza.
Pasado
el mediodía Julio, un practicante de antropología muy amigo de Todd y creyente
de la teoría del arqueólogo, nos trajo el almuerzo... arroz con frejoles y seco
de cordero, no era comida para convalecientes, cosa que agradecimos. Comimos y
seguimos descansando.
Mas
tarde Julio regresó con el arqueólogo y nos dieron mas detalles de las
circunstancias en las que nos habían encontrado el día anterior. Cuando
llegaron en la mañana Todd no estaba en el salón de lectura y supusieron que la
noche anterior se había emborrachado. Julio fue a despertar a Todd, encontró la
puerta de su habitación entreabierta y se llevó un gran susto cuando nos vio… Damon
estaba atado a la cama y yo sobre él, ambos desmayados y en un estado
lamentable. De primera mirada creyó que a Todd “se le había pasado la mano” con
nosotros pero entonces reparó en la manera peculiar en la que Damon estaba
atado, semejante a la figura de “El Colgado” del Tarot, en los símbolos que
tenía dibujados con marcador sobre el pecho y lo que quedaba de un dibujo hecho
con cera de vela… entonces comprendió que eso era el resultado de un ritual mal
hecho y llamó de inmediato al arqueólogo.
Julio
me cargó y me llevó al tópico de emergencias. El arqueólogo desató a Damon, nos
dijo que en ese momento él abrió los ojos y balbuceó algo antes de volver a
perder el conocimiento pero Damon no recordaba aquello… luego llamó a dos
ayudantes de confianza para que lo asearan antes de llevarlo al tópico. Después
empezaron a buscar a Todd y lo encontraron delirando en una de las pirámides, tuvieron
que pedir ayuda a los jornaleros para reducirlo y llevárselo… los jornaleros se
creyeron la versión de que Todd estaba delirando a causa de alguna droga.
El
arqueólogo nos amonestó por haber hecho un ritual de ésa naturaleza sin la
debida preparación y precaución entonces le aclaramos que todo empezó como una
sesión de BDSM que terminó convirtiéndose en una pesadilla y le contamos todo
lo que recordábamos… el arqueólogo nos escuchó entre reflexivo y fascinado,
cuando terminamos de contarle simplemente nos dijo que descansáramos y se
retiró. Julio nos dijo que tenía trabajo pendiente y también se retiró.
Nos
trajeron sopa serrana para cenar, luego tomamos las pastillas que la enfermera
nos había indicado y nos acostamos. Damon y yo nos besamos y acariciamos como
la noche anterior, luego él se quedó adormilado… comprendí que todavía se sintiera
indispuesto para follar pero yo estaba en mejor condición física que él y lo
deseaba carnalmente… acaricié su vientre y con un dedo recorrí con delicadeza
las lesiones que el látigo le habían dejado, mi dedo reconoció sobre su carne dos
cordones inflamados… bajo otras circunstancias aquello me hubiera excitado, me complace
azotarlo y luego recorrer con mis dedos o mis labios las marcas que quedan sobre
su espalda, sus nalgas y sus muslos… pero había una gran diferencia entre las
huellas que eran producto de un castigo consensuado y placentero para ambos y esas
lesiones.
Recorrer
con mi dedo esas marcas sobre su vientre me causó un escalofrío… recordé
horrorizada que cuando estuve bajo el oscuro trance inducido por la arcana
salmodia maldita y la sobrenatural vibración del extraño péndulo empuñé un
cuchillo con la intención de clavárselo en las entrañas y el retorcido deseo de
poseerlo de una manera repudiable… ¿qué hubiera sucedido si aquél beso que nos
dimos a modo de despedida no hubiera logrado sacarme del ominoso trance?...
¿hubiera sido capaz de clavar el cuchillo en su vientre y luego me hubiera
deleitado hurgando entre sus entrañas tibias y sangrantes tal como lo hacía el
monstruoso Gilles de Rais?
Damon
se despabiló… le dije que lo deseaba y que si todavía se sentía indispuesto
sólo me dejara hacer, él asintió. Deslicé mi mano hasta su pubis y empecé a
acariciar su miembro viril, él me respondió con una erección mas pronto de lo
que esperaba debido a su estado… me acomodé entre sus piernas cuidando de no
apoyarme sobre sus muslos lastimados, tomé su sexo con mi boca y deslicé dos
dedos entre sus nalgas… él recibió la intromisión de mis dedos en su cuerpo con
agrado y estimulé su próstata sin dejar de atender su miembro viril con mis
labios.
Era
delicioso poder disfrutar a mi hombre de esa manera después de que ambos
habíamos pasado por aquella experiencia tan terrorífica y desagradable. Proseguí
estimulándolo hasta que por sus jadeos y las palpitaciones de su pene supe que él
estaba a punto de venirse… me preparé para recibir su descarga degustando de
antemano el sabor de su semen pero él hizo un movimiento inesperado, retiró su
miembro viril de mi boca y me pidió que le lamiera los testículos.
Si
eso era lo que Damon quería estaba bien, era algo que también me gustaba hacerle…
aumenté la intensidad con la que masajeaba su próstata mientras que él bombeaba
su miembro viril con una mano, las rítmicas contracciones de su recto
aprisionando mis dedos fue suficiente estímulo para hacerme llegar al orgasmo… él
eyaculó en su mano y untó con su semen las lesiones que tenía sobre su vientre,
no fue necesario que me dijera que quería que lo lamiera y me puse a hacerlo de
inmediato… pasé mi lengua sobre una de las lesiones de su vientre y entonces
noté que la inflamación era algo irregular, no era un cordoncillo como había
notado cuando la recorrí con mi dedo… ahora parecía un alto relieve que formaba…
¿letras?
La
poca luz que se filtraba por la ventana no me permitía distinguir los
caracteres. De inmediato retiré bruscamente mis dedos del cuerpo de Damon y me
puse de pie… él protestó desconcertado por mi proceder e hizo un ademán de
incorporarse pero le grité que no se moviera de la cama. Encendí el interruptor
de la luz y volví precipitadamente a su lado, efectivamente sobre su vientre se
podían distinguir unos relieves muy parecidos a los jeroglíficos cuneiformes que
yo había visto en la cámara de la pirámide.
Busqué
apresuradamente algo con que copiar los jeroglíficos pero no encontré ni un
lapicero a la mano… atiné a buscar en mi bolso mi lápiz delineador de ojos y
sin mas empecé a remarcar los relieves sobre el cuerpo de Damon mientras que él
miraba estupefacto las dos hileras de extraños caracteres que se habían formado
sobre las dos lesiones de su vientre… entonces me dijo: “Son cuatro líneas… mis
muslos, rápido, ayúdame a quitarme las vendas”
Entre
los dos nos deshicimos de las vendas precipitadamente pero las dos lesiones que
Damon tenía en los muslos se veían como las marcas comunes dejadas por un
látigo… eso fue bastante decepcionante pero al menos teníamos dos líneas. Busqué
algún cuaderno o una hoja suelta entre los libros de historia que estaban en el
estante, encontré una y me apresuré a copiar los símbolos que había remarcado
con mi delineador de ojos sobre el cuerpo de Damon… luego le mostré la hoja y
él me dijo que estaba casi seguro que eran los mismos símbolos de las dos
primeras líneas que el sacerdote guerrero que vio en su sueño dibujó sobre la
pared de la cámara de la pirámide.