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domingo, 30 de noviembre de 2014

Los Dioses sin Nombre 04 - Los guardianes

Los Dioses sin Nombre – Capitulo 04 – Los guardianes (2014)

De cena nos trajeron sopa de pollo con fideos de letras, Damon dijo que no tenía hambre pero yo lo convencí de que al menos se tomara unas cucharadas de caldo… él tenía las muñecas vendadas porque se las había desollado durante el forcejeo intentando liberarse de las sogas.

El arqueólogo bonachón se quedó conversando con nosotros. Nos comentó confidencialmente que unos meses atrás habían hecho una excavación en las faldas del cerro que se encontraba en el centro del complejo de las pirámides y hallaron una tumba intacta… no encontraron suntuosas piezas de oro ni de plata, pero descubrieron un sarcófago de piedra en el que reposaba una momia muy singular, pequeña y con el cráneo alargado… el ajuar de la misma consistía en un cofrecillo de oro con incrustaciones de spondilus en cuyo interior había un péndulo de cuarzo opaco que por momentos presentaba cierta iridiscencia… la datación de carbono de la momia y del artefacto desafiaba la lógica.

Damon y yo intercambiamos una mirada cómplice, recordábamos aquél cofrecillo de oro con incrustaciones de spondilus. Sin duda Todd se lo había entregado a don Faustino, quien a su vez se lo había dado a Damon con el encargo de sacarlo del país y dárselo a un transportador al que encontró en una carretera casi frontera con México… yo misma le había ayudado a camuflar el susodicho cofrecillo dentro de un paquete de turrón de doña pepa. No sabíamos si fue una venta o un intercambio por aquél libro apócrifo que a las finales le costó la vida a don Faustino… pero al menos ya conocíamos de dónde había salido el objeto maldito.

Damon dejó de lado su sopa de pollo y le preguntó al arqueólogo si ése sarcófago de piedra tenía tallados algunos jeroglíficos cuneiformes… éste le respondió que no aunque era un sarcófago único, hecho con un solo bloque de piedra blanca completamente lisa, cortada y pulida con una técnica desconocida.

Los dos sabíamos que los hallazgos que no podían ubicarse dentro de la cronología de un periodo histórico no eran bien vistos por la comunidad científica tradicional… no se daban a conocer públicamente, se les echaba tierra, se les condenaba a la oscuridad del almacén… y Todd tomaba algunos, generalmente los objetos pequeños, para vendérselos a coleccionistas privados. Era algo que lamentablemente tenía que hacerse para mantener el museo ya que el Ministerio de Cultura les daba un presupuesto muy limitado, casi irrisorio… sacrificar un objeto subastándolo en el mercado negro para seguir costeando las excavaciones es la triste realidad de nuestro país.

No estaba segura si el arqueólogo sabía que las “donaciones anónimas” que ocasionalmente le entregaba Todd eran el resultado de la venta ilícita de un objeto del almacén o simplemente fingía no darse por enterado… ¿estaría al tanto de la sustracción de aquél cofrecillo de oro y de la transacción de la cual indirectamente Damon y yo éramos cómplices?... ¿era por eso que nos había comentado sobre aquél hallazgo?

El cofrecillo que nosotros habíamos encontrado en la cámara oculta de una de las pirámides era parecido a ése, sólo que no era de oro, era de cobre… pero según el arqueólogo el cofrecillo era el único artefacto del ajuar funerario que acompañaba a la momia, no nos mencionó piezas sueltas de metal que formaran un rompecabezas ni un brazalete u otro objeto similar… o no quiso decírnoslo. Bueno, nosotros tampoco le habíamos informado del brazalete que habíamos hallado y estaba en mi bolso.

El arqueólogo llevaba un buen tiempo elaborando una intrincada teoría sobre el origen de aquellos hallazgos inclasificables pero la vez que la presentó sólo había recibido la burla de sus colegas que lo tacharon de senil… él tenía un nombre ganado y no podía arriesgar su prestigio con una teoría mas delirante que la de los alienígenas ancestrales… nos decía que algún día, cuando reuniera las pruebas suficientes, daría a conocer su teoría al mundo y que ésta cambiaría la historia de la humanidad pero por el momento sólo podía compartirla con gente como nosotros… nos ofreció mostrarnos el sarcófago y la momia cuando estuviéramos mejor.

Luego le preguntó a Damon cómo y cuando había conocido a Todd y a Chris, él le respondió que los había conocido dentro del entorno de su trabajo y se ofendió cuando el arqueólogo le dijo que desconocía por completo el curriculum de su carrera… cuando Damon se enfurruñaba de esa manera era imposible seguir la conversación con él, el arqueólogo se dio cuenta de eso, nos deseó las buenas noches y se retiró.

La enfermera entró, le dio una revisada rápida a nuestras heridas y nos dio un par de pastillas… luego apagó las luces y se marchó rezongando entre dientes. Damon y yo nos quedamos a oscuras en el tópico de emergencias del museo de sitio con el fondo musical de una sonata nocturna improvisada por los grillos… me pasé a su cama, nos besamos y acariciamos pero el estado físico en el que ambos nos encontrábamos no nos daba para otras cosas… nos abrazamos y él no tardó en quedarse dormido.

Traté de dormir pero fue inútil, me sentía inquieta… aún podía percibir en el ambiente ése hedor penetrante, la mezcla asquerosa de sangre pútrida y barro, aunque era apenas un rezago que se iba desvaneciendo… como el olor a hojarasca quemada que queda cuando se apaga una fogata y se va yendo con el viento.

Me dije que no debía de preocuparme, el chirrido de los grillos era una señal de que ya no había peligro… el arqueólogo nos había dicho que había guardado “aquellas cosas malditas” en un lugar seguro… aquella maldad sin nombre había regresado al pozo infernal del que nunca debió haber salido y ése hedor era solo un vestigio que había dejado su breve retorno a éste mundo… hice un esfuerzo para creérmelo.

La habitación estaba oscura, demasiado… a tientas me levanté de la cama, entreabrí la persiana y nos llegó un poco de luz del potente foco que alumbraba la caseta del vigilante de la entrada. Me acurruqué al lado de Damon pero había demasiada información en mi cabeza… decidí recopilar los hechos e intentar ponerlos en orden.

Hace unos meses habían excavado en las faldas del cerro que se encuentra en el centro del complejo de las pirámides, el mismo cerro que según una leyenda es la prisión de un monstruo semejante a una mantaraya gigantesca… leyenda que obviamente el arqueólogo conocía. Habían encontrado una tumba en la que hallaron un sarcófago hecho con un sólo bloque de piedra blanca lisa y pulida que contenía una momia pequeña de cráneo alargado cuyo datación de carbono no era coherente… la momia estaba acompañada de un ajuar funerario compuesto por un cofrecillo de oro con incrustaciones de spondilus en cuyo interior había un péndulo de cuarzo opaco que por momentos presentaba cierta iridiscencia. Supuse que la momia era el guardián del monstruo legendario y el péndulo sería un artefacto para invocarlo o dominarlo… la momia se encontraba en el almacén y quien sabe donde estaría el cofrecillo y el péndulo… quien los tuviera ¿conocería la leyenda del monstruo prisionero en el cerro?... ¿intentaría despertarlo?

Luego nosotros habíamos encontrado un cofrecillo parecido que también contenía un péndulo con las mismas características, piezas sueltas de plata y cobre que formaban un rompecabezas cabalístico y un brazalete con símbolos grabados… en la pared de la cámara oculta de la pirámide había cuatro líneas de jeroglíficos cuneiformes tallados, yo había encontrado los objetos dentro de un hatillo de tela parda enterrado en el suelo bajo un adobe suelto debajo de los jeroglíficos… no había encontrado un sarcófago porque no había excavado, era muy probable que bajo el suelo de adobes se encontrara un sarcófago con una momia similar a la que hallaron bajo el cerro. Todd conocía el anterior hallazgo, tal vez por eso quiso regresar a la pirámide durante la madrugada… cuando volvimos en la mañana la pirámide se había sellado a si misma… ¿intentaba defenderse de la profanación y evitar que el guardián fuera removido de su lugar?... y si había un guardián ¿qué custodiaba?... ¿otro monstruo legendario?

Según la teoría del arqueólogo en los albores del tiempo éste planeta fue habitado por unas criaturas no humanas cuyo planeta natal había sido destruido... éstas criaturas manejaban una tecnología muy avanzada y eran poseedores de una sabiduría arcana, sabían como manipular el tiempo y el espacio, trasmutar la materia, abrir portales entre las dimensiones bla bla… entonces invocaron seres primigenios muy poderosos pero no pudieron mantenerlos bajo su control y ésa fue la ruina de su civilización… sin embargo en el último momento recibieron la ayuda de unos dioses (que tampoco se sabía de donde vinieron o como aparecieron) y consiguieron confinar a aquellos seres primigenios en prisiones místicas en donde yacían sumergidos en un sueño del que no debían de ser despertados. Una teoría delirante, una teoría de un viejo senil que había leído demasiado a Lovecraft… una teoría en la que Damon, yo y los hassassins de la Hermandad de la Luna Creciente creíamos.

Entonces si el arqueólogo y sus ayudantes estaban desenterrando a los supuestos guardianes de las prisiones místicas donde yacían dormidos aquellos seres primigenios era que planeaban despertarlos… ¿con qué propósito?... sonreí, ya eran muchos disparates para una noche… cerré los ojos, abracé a Damon y me quedé dormida.

Y entonces soñé con una ceremonia ancestral… el escenario era un mundo devastado, un desierto en el que se alzaba una colosal pirámide escalonada de adobe bajo un cielo convulso en el que unos nubarrones de tormenta rodeaban un vórtice del que emergían los tentáculos de un ser gigantesco que pugnaba por cruzar… un sacerdote de baja estatura vestido con una capa con capucha de rústica tela parda subía por los escalones de la pirámide hasta la cima en donde lo esperaba una sacerdotisa de revuelta cabellera dorada, ella estaba vestida con una túnica blanca y tenía el rostro cubierto con una máscara de oro de rasgos felinos… escuché tambores y un cántico en un lenguaje desconocido y gutural… el sacerdote le entregó a la sacerdotisa un cofrecillo de oro con incrustaciones de spondilus y entonces vi las manos del sacerdote, no eran humanas, eran semejantes a las patas de un reptil… la sacerdotisa recibió el cofrecillo, lo abrió y se colgó el péndulo de cuarzo opaco al cuello, de inmediato éste se volvió iridiscente… luego la sacerdotisa levantó un aro, similar al brazalete que nosotros habíamos hallado, pronunció unas palabras en ése lenguaje desconocido y gutural, el ser gigantesco bramó y  retrocedió… todo retumbó y el vórtice se cerró… después todo fue oscuridad.

Me despertó la mano de Damon jugueteando con el pezón de mi pecho izquierdo… unos pálidos rayos de sol se filtraban por la persiana entreabierta. Le conté mi sueño y él me dijo que había soñado con algo parecido… en su sueño vio a tiempo acelerado como unos seres humanoides de rasgos reptiloides construían una pirámide escalonada de adobe en medio de un desierto… luego vio una cámara en el interior de la pirámide, ésta estaba iluminada por una luz verdosa pero no supo de donde provenía, el suelo estaba cubierto por una repugnante mezcla de barro y sangre… luego escuchó tambores y un cántico extraño, todo se estremeció y quedó oscuro… después vio en la misma cámara a un sacerdote guerrero de cabellera plateada, éste tenía el rostro cubierto con una máscara de plata con rasgos de ave, vestía una capa de plumas, un coxal ceremonial y sobre el pecho llevaba algo parecido a un pectoral hecho con las piezas sueltas del rompecabezas que nosotros habíamos encontrado… el sacerdote guerrero selló un sarcófago de piedra blanca y luego talló unos jeroglíficos cuneiformes en la pared.

Habíamos soñado con nuestros ancestros (o habíamos tomado muchos analgésicos y la sugestión nos había jugado una mala pasada)… los dioses nos habían mostrado la ceremonia en la cual habían confinado a un ser primigenio en una prisión mística… en teoría ahora teníamos una idea de lo que deberíamos de hacer si los seres primigenios eran liberados pero desconocíamos las palabras que había pronunciado la sacerdotisa y las que había escrito el sacerdote guerrero en la pared. Tampoco teníamos el péndulo ni las piezas que formaban el pectoral… pero teníamos el aro que al parecer era la llave que cerraba (y abría) el vórtice.

Nos trajeron el desayuno, dos tazones de avena con leche y rosquillas de mantequilla. Luego entró la enfermera, nos dio un par de pastillas a cada uno y nos dijo que por orden del arqueólogo nos trasladarían a una habitación que tenían disponible para los practicantes de arqueología.       

La habitación era amplia pero sencilla, sólo había dos camas que juntamos, una cómoda, una mesa con dos sillas y un estante con libros de historia. La ventana daba a un patio interior y el baño común quedaba en el pasillo. Ni bien nos instalamos la enfermera nos trajo un botiquín con los implementos básicos para curar heridas, nos indicó la dosificación de las pastillas que deberíamos de tomar en la mañana y en la noche para aliviar el dolor y prevenir una infección… y con una mirada de desprecio nos dijo que estaba cansada de atender “los accidentes” que suelen sucederle a los amigos drogadictos y pervertidos de Todd.

Eso nos dejó intrigados. Sabíamos que Todd practicaba el BDSM con sus ocasionales parejas sexuales, él era un experto aplicando las disciplinas y nunca se extralimitaba, estábamos seguros que perdió el control con nosotros porque cayó en un ominoso trance inducido por el péndulo… pero la cara de la enfermera nos decía que no era la primera vez que atendía personas con ése tipo de heridas. Iba a preguntarle sobre aquellos amigos de Todd que había atendido pero no fue necesario, ella misma nos soltó sus quejas… nos dijo que era frecuente que Todd aprovechara las habitaciones desocupadas para traer a sus amigos, la mayoría extranjeros, para hacer orgías en las que el alcohol y las drogas corrían en abundancia… si el arqueólogo lo sabía y lo consentía ella no era nadie para prohibirlo… me lanzó una mirada significativa porque en más de una ocasión Todd nos había invitado a Luis y a mi a tomar unos tragos en su habitación aunque aquellas veces la cosa no había pasado de una borrachera común y corriente.

Prosiguió diciéndonos que no le importaba atender casos aislados de resaca, después de todo Todd no era el único que aprovechaba para traer a sus amigos, además ella también había sido joven y había vivido la vida loca en la década de los 80s, comprendía que de vez en cuando la gente se pasara de tragos y hasta que experimentara con drogas alucinógenas bla bla… pero su tolerancia tenía un limite... “los accidentes” habían comenzado hace unos meses, primero fue un sueco al que Todd llevó al tópico completamente ebrio con golpes varios, lesiones y huellas de abuso sexual, ésa vez ella se asustó creyendo que el pobre tipo había sido victima de una violación y que Todd lo había auxiliado, sugirió dar parte a la policía pero Todd lo impidió y le explicó que “sólo se le había pasado la mano” jugando con su amigo, versión que fue confirmada por el sueco cuando se le pasó la borrachera… luego fue una chica italiana, después una pareja de españoles y otra pareja de alemanes… a ella no le importaba lo que Todd y sus amigos hicieran y se dejaran hacer pero no estaba dispuesta a seguir atendiendo a “ése tipo de gente degenerada”… añadió que nos había atendido porque el arqueólogo y sus ayudantes nos llevaron al tópico en un estado verdaderamente lamentable y como enfermera era su deber el prestarnos los primeros auxilios pero no estaba dispuesta a seguir haciéndose cargo de nosotros porque simplemente le dábamos asco.

La enfermera nos dedicó una última mirada de desprecio y se retiró muy digna. Damon y yo no pudimos evitar reírnos pero dejamos de hacerlo cuando pensamos en Todd… el arqueólogo nos había dicho que lo encontraron balbuceando incoherencias en una de las pirámides y lo habían trasladado a un hospital psiquiátrico, la enfermera no nos mencionó a Todd por lo que supusimos que se lo habían llevado sin que ella se enterara.

Damon y yo atendimos mutuamente nuestras heridas. Luego descansamos el resto de la mañana especulando si Todd se había vuelto sádico o si aquellos “accidentes” que habían sufrido sus supuestos amigos habían sido sus ensayos para realizar el ominoso ritual con nosotros… en ése caso cuando nos propuso hacer una sesión de BDSM lo hizo con segundas intenciones, era algo que había planeado… nos había engañado y usado… y eso me producía mucha tristeza.

Pasado el mediodía Julio, un practicante de antropología muy amigo de Todd y creyente de la teoría del arqueólogo, nos trajo el almuerzo... arroz con frejoles y seco de cordero, no era comida para convalecientes, cosa que agradecimos. Comimos y seguimos descansando.

Mas tarde Julio regresó con el arqueólogo y nos dieron mas detalles de las circunstancias en las que nos habían encontrado el día anterior. Cuando llegaron en la mañana Todd no estaba en el salón de lectura y supusieron que la noche anterior se había emborrachado. Julio fue a despertar a Todd, encontró la puerta de su habitación entreabierta y se llevó un gran susto cuando nos vio… Damon estaba atado a la cama y yo sobre él, ambos desmayados y en un estado lamentable. De primera mirada creyó que a Todd “se le había pasado la mano” con nosotros pero entonces reparó en la manera peculiar en la que Damon estaba atado, semejante a la figura de “El Colgado” del Tarot, en los símbolos que tenía dibujados con marcador sobre el pecho y lo que quedaba de un dibujo hecho con cera de vela… entonces comprendió que eso era el resultado de un ritual mal hecho y llamó de inmediato al arqueólogo.

Julio me cargó y me llevó al tópico de emergencias. El arqueólogo desató a Damon, nos dijo que en ese momento él abrió los ojos y balbuceó algo antes de volver a perder el conocimiento pero Damon no recordaba aquello… luego llamó a dos ayudantes de confianza para que lo asearan antes de llevarlo al tópico. Después empezaron a buscar a Todd y lo encontraron delirando en una de las pirámides, tuvieron que pedir ayuda a los jornaleros para reducirlo y llevárselo… los jornaleros se creyeron la versión de que Todd estaba delirando a causa de alguna droga.

El arqueólogo nos amonestó por haber hecho un ritual de ésa naturaleza sin la debida preparación y precaución entonces le aclaramos que todo empezó como una sesión de BDSM que terminó convirtiéndose en una pesadilla y le contamos todo lo que recordábamos… el arqueólogo nos escuchó entre reflexivo y fascinado, cuando terminamos de contarle simplemente nos dijo que descansáramos y se retiró. Julio nos dijo que tenía trabajo pendiente y también se retiró.

Nos trajeron sopa serrana para cenar, luego tomamos las pastillas que la enfermera nos había indicado y nos acostamos. Damon y yo nos besamos y acariciamos como la noche anterior, luego él se quedó adormilado… comprendí que todavía se sintiera indispuesto para follar pero yo estaba en mejor condición física que él y lo deseaba carnalmente… acaricié su vientre y con un dedo recorrí con delicadeza las lesiones que el látigo le habían dejado, mi dedo reconoció sobre su carne dos cordones inflamados… bajo otras circunstancias aquello me hubiera excitado, me complace azotarlo y luego recorrer con mis dedos o mis labios las marcas que quedan sobre su espalda, sus nalgas y sus muslos… pero había una gran diferencia entre las huellas que eran producto de un castigo consensuado y placentero para ambos y esas lesiones.

Recorrer con mi dedo esas marcas sobre su vientre me causó un escalofrío… recordé horrorizada que cuando estuve bajo el oscuro trance inducido por la arcana salmodia maldita y la sobrenatural vibración del extraño péndulo empuñé un cuchillo con la intención de clavárselo en las entrañas y el retorcido deseo de poseerlo de una manera repudiable… ¿qué hubiera sucedido si aquél beso que nos dimos a modo de despedida no hubiera logrado sacarme del ominoso trance?... ¿hubiera sido capaz de clavar el cuchillo en su vientre y luego me hubiera deleitado hurgando entre sus entrañas tibias y sangrantes tal como lo hacía el monstruoso Gilles de Rais?

Damon se despabiló… le dije que lo deseaba y que si todavía se sentía indispuesto sólo me dejara hacer, él asintió. Deslicé mi mano hasta su pubis y empecé a acariciar su miembro viril, él me respondió con una erección mas pronto de lo que esperaba debido a su estado… me acomodé entre sus piernas cuidando de no apoyarme sobre sus muslos lastimados, tomé su sexo con mi boca y deslicé dos dedos entre sus nalgas… él recibió la intromisión de mis dedos en su cuerpo con agrado y estimulé su próstata sin dejar de atender su miembro viril con mis labios.

Era delicioso poder disfrutar a mi hombre de esa manera después de que ambos habíamos pasado por aquella experiencia tan terrorífica y desagradable. Proseguí estimulándolo hasta que por sus jadeos y las palpitaciones de su pene supe que él estaba a punto de venirse… me preparé para recibir su descarga degustando de antemano el sabor de su semen pero él hizo un movimiento inesperado, retiró su miembro viril de mi boca y me pidió que le lamiera los testículos.

Si eso era lo que Damon quería estaba bien, era algo que también me gustaba hacerle… aumenté la intensidad con la que masajeaba su próstata mientras que él bombeaba su miembro viril con una mano, las rítmicas contracciones de su recto aprisionando mis dedos fue suficiente estímulo para hacerme llegar al orgasmo… él eyaculó en su mano y untó con su semen las lesiones que tenía sobre su vientre, no fue necesario que me dijera que quería que lo lamiera y me puse a hacerlo de inmediato… pasé mi lengua sobre una de las lesiones de su vientre y entonces noté que la inflamación era algo irregular, no era un cordoncillo como había notado cuando la recorrí con mi dedo… ahora parecía un alto relieve que formaba… ¿letras?

La poca luz que se filtraba por la ventana no me permitía distinguir los caracteres. De inmediato retiré bruscamente mis dedos del cuerpo de Damon y me puse de pie… él protestó desconcertado por mi proceder e hizo un ademán de incorporarse pero le grité que no se moviera de la cama. Encendí el interruptor de la luz y volví precipitadamente a su lado, efectivamente sobre su vientre se podían distinguir unos relieves muy parecidos a los jeroglíficos cuneiformes que yo había visto en la cámara de la pirámide.

Busqué apresuradamente algo con que copiar los jeroglíficos pero no encontré ni un lapicero a la mano… atiné a buscar en mi bolso mi lápiz delineador de ojos y sin mas empecé a remarcar los relieves sobre el cuerpo de Damon mientras que él miraba estupefacto las dos hileras de extraños caracteres que se habían formado sobre las dos lesiones de su vientre… entonces me dijo: “Son cuatro líneas… mis muslos, rápido, ayúdame a quitarme las vendas”

Entre los dos nos deshicimos de las vendas precipitadamente pero las dos lesiones que Damon tenía en los muslos se veían como las marcas comunes dejadas por un látigo… eso fue bastante decepcionante pero al menos teníamos dos líneas. Busqué algún cuaderno o una hoja suelta entre los libros de historia que estaban en el estante, encontré una y me apresuré a copiar los símbolos que había remarcado con mi delineador de ojos sobre el cuerpo de Damon… luego le mostré la hoja y él me dijo que estaba casi seguro que eran los mismos símbolos de las dos primeras líneas que el sacerdote guerrero que vio en su sueño dibujó sobre la pared de la cámara de la pirámide.