Cuando el astro dorado
se acuesta en su lecho púrpura
y las tinieblas se despliegan
como una cortina de ensueño
invitando a los mortales al descanso
ella abre los ojos en su ataúd
sale de su mausoleo
y vaga en el jardín del cementerio
como una sonámbula
recogiendo gotas de lluvia
en el cáliz de una campanilla blanca.
Sensaciones taciturnas
el búho la acompaña en su paseo nocturno
una luciérnaga verde
que brilla como un punto de luz en la oscuridad
despierta su infancia no vivida
y ella corre como una tontuela tratando de atraparla
cuando un brazo viril ciñe su cintura
la atrae hacia sí y la besa en los labios
el vampiro la toma entre sus brazos
rasga la infantil mortaja de albos encajes
y se sirve de una tumba como tálamo.
Liliana Celeste Flores Vega - 1989
4 comentarios:
Saludos, muy bonito, aunq el final m djo con curiosidad, m nkntaria sabr la forma en la q los vampiros demuestran la pasion q a los humanos nos hac perdr la kbza, susurrando en ocasiones palabras desconocidas, o en otras, en las que con ojos desorbitados sentimos tocar el cielo. bonito.
Gracias. Ella es una vampirizada y él es un vampiro... ella es una humana abrazada, él es de una raza que no es humana.
Husmeando en la red, entre al blog y lei esta entrada tuya y me ha encantado.
Me gustó la estructura y musicalidad.
Muchas gracias.
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