— Tenemos que hablar —
le dije, de inmediato se puso a la defensiva — hace días que me sucede algo
extraño, experimento episodios de tristeza y alegría inexplicables, por
momentos me envuelve una sensación de calidez y bienestar, luego una profunda nostalgia,
un anhelo de algo que tuve y que he perdido. Me despierto con la sensación de
haber dormido contigo, hasta siento tu olor en mi piel y el sabor de tu boca en
mis labios… el viernes en la noche estaba sentada en mi sillón teniendo una
charla por zoom con unos amigos y sentía que me estabas abrazando, sentía tus
caricias y tus besos, tuve que apagar mi cámara un momento porque la sensación
era demasiado real.
— Si piensas que
te estoy haciendo un amarre te juro que no es así — me respondió nervioso.
— Conozco bien la
sensación — le dije — sé que son los ecos de un paralelo que comparte un pasado
casi idéntico a este y se bifurca en un punto reciente, por eso puedo sentir
las resonancias de las emociones que experimenta mi otra yo. Provienen de un
paralelo en el que estamos juntos, viviendo felices con nuestros hijos… ¿fuiste
a ver a Tam y le pediste que hiciera eso?
— Bien, lo
confieso — me respondió — lo hice, fui a ver a Tam y le pedí que me diera un
paralelo en el que estuviéramos juntos y fuéramos felices… y me lo dio.
— ¿Qué has hecho,
Jeraseth? — le reclamé — sabes que no podemos alterar las líneas del tiempo.
— Déjame
explicarte — me dijo — fui a ver a Tam con la esperanza que pudiera alterar
este paralelo retrocediendo el tiempo hasta el momento en el que te pedí que te
casaras conmigo y manipular la situación para que me aceptaras. Le pregunté si
podía darme un paralelo en el que estuviéramos juntos y fuéramos felices, me
respondió que sí y me entregó esto.
Jeraseth me
mostró un artefacto parecido a un televisor antiguo.
— ¿Y este aparato
puede retroceder el tiempo? — le pregunté intrigada.
— No — me respondió
y lo encendió, entonces apareció una imagen en la que estábamos Jeraseth y yo
conversando en una acogedora sala de estar — Tam no tiene ese poder, este
aparato solamente permite ver lo que está sucediendo en otro paralelo.
— Déjame ver si
entiendo — le dije mirando la escena — somos tú y yo, pero no somos nosotros,
son otros nosotros de otro paralelo ¿verdad?... entonces lo que hizo Tam fue
sintonizar la frecuencia de un paralelo en el que estamos viviendo juntos.
Jeraseth asintió.
La escena cambió para mostrar una habitación en la que Danica estaba jugando
con Jaslin y Jerith quienes tenían aproximadamente cuatro años.
— En ese paralelo
los tuvimos como mellizos — le comenté.
— Si — me
respondió — procreamos las dos gemas al mismo tiempo y ellos nacieron como
mellizos. El aparato permite retroceder las escenas como si fueran las de una
película y ver lo que ha pasado en ese paralelo, ¿te gustaría verlo?
— No — le
respondí — pero supongo que tú ya lo viste, así que cuéntame que pasó.
— Si, lo estuve
viendo durante estos días — me dijo — hay algunas diferencias en nuestras
vidas, pero casi todo sucede como sucedió en este paralelo. Tu relación con Luc
era más conflictiva, cuando Thew nos presentó estabas angustiada porque querías
terminar la relación que tenías con Luc, pero él no lo aceptaba y te tenía
amenazada, creo que eso influyó para que me vieras como alguien que podía
protegerte de él. Finalmente terminaste con Luc, él reaccionó de una manera muy
violenta, Thew te defendió y Luc le dio una brutal golpiza. Yo te acompañé de
regreso a tu país, luego empecé a visitarte, al principio estabas decepcionada
y no querías tener ninguna relación con nadie, pero después empezaste a aceptarme
como pretendiente. Llevábamos seis meses estando juntos, fuimos al castillo del
lago y te pedí que te casaras conmigo, no me diste un sí inmediato, pero
tampoco me rechazaste. Entonces renté un departamento para que tuviéramos un
lugar donde encontrarnos cuando fuera a verte.
Miré de reojo el
artefacto, en la pantalla estábamos Jeraseth y yo en una habitación, una
habitación que yo conocía, aunque en mi memoria no coincidía con ninguna de las
habitaciones de los hoteles en los que habíamos estado, ahora entendía de donde
tenía ese recuerdo.
— Te encargaste
de acondicionar el departamento mientras que yo tuve que viajar para atender
unos asuntos de mi trabajo — prosiguió — cuando regresé me dijiste que estabas
embarazada, te volví a pedir que nos casáramos, pero me respondiste que todavía
no estabas preparada para dar ese paso y que primero querías que viviéramos
juntos un tiempo. Te mudaste al departamento con tu hija menor y yo procuraba
estar contigo todo el tiempo que mi trabajo me lo permitiera, teníamos
discusiones frecuentes por eso, tú querías que me quedara, pero mis contratos
no lo hacían posible. Luego el doctor nos dijo que estábamos esperando
mellizos, entonces aceptaste que comprara una casa porque necesitaríamos
espacio para los niños y para el personal que tendríamos que contratar. Te dije
que mínimo necesitaríamos una señora que se hiciera cargo de la cocina, otra de
la limpieza, una señorita que te ayudara con los niños y dos guardias de
seguridad, tú estabas fastidiada por la idea de tener tanta gente extraña en la
casa y me sacabas en cara que no renunciara a mi carrera para quedarme a tu
lado. Tuviste un parto complicado y estuviste tres semanas interna en la
clínica, mientras tanto yo me ocupé de comprar la casa y acondicionarla, cuando
te dieron de alta y te llevé a nuestro hogar no te gustaron la casa ni los
muebles. Tuvimos otra discusión, me acusaste que nunca te prestaba la atención
suficiente y que por eso ni conocía tus gustos, lo admití, te dije que terminaría
un contrato pendiente y te prometí que me quedaría un buen tiempo contigo y los
bebés, mientras tanto podías redecorar la casa a tu gusto.
Tenía recuerdos
de esa discusión. Recordaba la casa de dos pisos de diseño moderno, un jardín con
un simple cerco de flores blancas, un patio con piscina, la sala que parecía el
recibidor de un bufete de abogados, la cocina y las habitaciones minimalistas.
Jeraseth sirvió
dos copas de vino y nos sentamos frente al artefacto como si estuviéramos
viendo una serie en un televisor. Era curioso ver a los nosotros de otro
paralelo llevando una vida cotidiana. No nos veíamos iguales como un reflejo en
el espejo, pero eran apariencias que en algún momento habíamos tenido… él se
había dejado la barba un poco más crecida y yo tenía el cabello corto hasta los
hombros teñido de castaño oscuro y peinado con un estilo pinup parecido al que tenía
cuando nos conocimos en este paralelo.
— Entonces viajé
y te dejé con el personal que había contratado — continuó — unos días después
me dijiste que Thew había llegado de visita pues quería conocer a los bebés y
se había ofrecido a ayudarte con la redecoración de la casa, me pareció bien
pues él tenía gustos parecidos a los tuyos y pensé que su compañía te haría
olvidar los disgustos pasados. Yo calculaba que estaría de regreso en un par de
semanas, pero las cosas se complicaron, me demoré dos meses y Thew se quedó
todo ese tiempo contigo. Cuando regresé y los vi juntos sentí celos, estaban
tan felices que sospeché que habías vuelto a enredarte con él, discutimos y le
prohibí volver a visitarte.
— Por lo que me
cuentas no parece que seamos muy felices — le comenté.
— Los primeros
años fueron conflictivos — me respondió — yo te dejaba mucho tiempo sola, tenías
a tus amigos del grupo medieval y del ambiente literario, ibas a los eventos y
reuniones que hacían, pero yo te exigía que fueras acompañada por un guardaespaldas,
eso te incomodaba e incomodaba a tus amigos. Dejaste de ir a los eventos y
decías que por mi culpa no podías tener una vida normal. Escribías, pero no
querías que yo pagara la publicación de tus libros con una editorial de
renombre, empezaste a usar un seudónimo para evitar que leyeran tus obras por
ser mi mujer, tu seudónimo era masculino: Lian Stark. Te visitaba tu amiga la
princesa mexica, a ella le decías que estabas bien pero no eras feliz, que me querías
y te dolía que yo prefiriera mi carrera que quedarme contigo, ella te decía que
no te quedaba otra que aguantarte por los niños porque tú sola no podías
hacerte cargo de ellos. Eso lo sé por lo que he visto en la pantalla, yo no me
daba cuenta de lo abandonada que te tenía, me dedicaba a trabajar mientras
pudiera hacerlo para asegurarnos un buen futuro y pensaba que eras feliz porque
no te faltaba nada a ti, ni a los niños ni a tu familia y cada vez que
regresaba me recibías contenta.
— Me faltabas tú —
le expliqué — bueno, supongo que a pesar de todo estábamos mejor que en el
paralelo de la casa de Barranco en el que Thew se murió ahogado o en el del
castillo del lago Titicaca en el que la oscuridad cayó sobre el mundo.
— Después empezó la
pandemia — prosiguió — afortunadamente estaba en nuestra casa pasando las
vacaciones de verano cuando cerraron los aeropuertos. Entonces todo cambió, el
primer año de la cuarentena fue maravilloso para nosotros pues me di cuenta de
lo que me estaba perdiendo, las pequeñas grandes cosas de la vida como ver
crecer a nuestros hijos y pasar tiempo como pareja. Empezamos a tener una vida sencilla
como siempre quisiste, pasábamos las tardes jugando con los niños, adoptamos cuatro
gatos y dos perros, nos dedicamos a cuidar el jardín. Las noches eran nuestras,
veíamos series y películas, yo te preparaba cenas románticas y hacíamos el amor
como dos enamorados. Cuando levantaron las restricciones, tú tenías miedo que
retomara mi carrera y volviera a dejarte sola, pero yo me había acostumbrado a nuestra
vida en familia, entonces decidí retirarme para quedarme contigo, te volví a
pedir que te casaras conmigo y aceptaste. Nuestra boda fue sencilla, en casa,
sin periodistas y solo con nuestros amigos cercanos. Fue el sábado, aniversario
del día que nos conocimos.
Confirmé que de alguna
manera me llegaban las resonancias de las sensaciones y emociones que mis otras
yo experimentaban en sus respectivos paralelos… cómo la sensación que
experimenté el viernes mientras estaba en la charla por zoom con mis amigos, la
alegría con la que me desperté el sábado y mis ganas de celebrar algo, aunque
no supiera que fuera. En ese momento en la pantalla se vio un acercamiento de
la mano de mi otra yo y llevaba un anillo de oro con un rubí cuadrado rodeado
de pequeños diamantes, muy parecido a uno que días atrás vi en la página de una
joyería y me había gustado mucho. También entendí el motivo de la sensación de
felicidad y satisfacción con la que me desperté el domingo y la profunda
nostalgia de haber tenido algo y haberlo perdido que me embargó luego… una
nostalgia que durante el día fue creciendo hasta que al llegar la noche se
rebalsó en lágrimas, la añoranza por algo que nunca he vivido ni tenido en este
paralelo.
— Cuéntame más cosas
de ese paralelo — le pedí.
— Tu hija mayor
vive con tu madre, le pedimos varias veces que viniera a vivir con nosotros,
pero parece que yo no le caigo bien y no soporta la bulla que hacen Jaslin y
Jerith — me respondió — tu tía está en una buena residencia de reposo, mis
padres también están bien. Tu amiga conoció a uno de sus pretendientes en real.
Thew está bien, luego de la discusión hice fui a disculparme con él, lo
invitamos a la boda, de hecho fue él quien te entregó.
— ¿Durante esos
dos meses que él se quedó conmigo ayudándome con la redecoración de la casa no
sucedió nada entre nosotros? — le pregunté porque tenía una sensación confusa.
— Miradas,
caricias y besos furtivos — me respondió sin molestia — tú sintiéndote culpable
de lo que todavía sentías por él y él masturbándose en la habitación de
huéspedes, pero no pasó de eso… y si hubiera pasado, pues merecido me lo
hubiera tenido por haberte dejado con los bebés apenas te dieron de alta de la clínica.
— ¿Y te enteraste?
— le pregunté — es decir ¿tu otro yo del paralelo se enteró?
— Tú misma me lo confesaste
— me respondió.
— Entonces no
entiendo por qué te disculpaste con Thew — le comenté.
— Fui a
disculparme con él fingiendo que no sabía lo que había sucedido entre ustedes y
admitiendo que me había comportado como un imbécil — me respondió — Thew, como
el caballero que es, no me contó detalles, pero estuvo de acuerdo que era mejor
que no volviera a visitarte porque él seguía enamorado de ti. Esa sinceridad me
gustó e hicimos las paces. Mi venganza fue invitarlo a nuestra boda y pedirle
que te entregara en la ceremonia como una demostración de buena voluntad, tú no
tenías ningún familiar varón que pudiera hacerlo y él nos había presentado.
— Eso fue cruel —
le dije y él sonrió ladinamente.
Jeraseth volvió a
llenar las copas. En la pantalla vimos que él salió de nuestra habitación, bajó
las escaleras, entró a la biblioteca y tomó un libro que estaba sobre el
escritorio, el título era “La leyenda de Vintergard” tenía un subtítulo que no
distinguí, pero el nombre del autor era Lian Stark. Leyó el prólogo impostando
la voz como si estuviera interpretando la introducción de una película, sonrió
y lo colocó en un librero al lado de otros dos libros, era el último de una
trilogía. Era el mismo título de la novela de fantasía épica que empecé a
escribir hace más de veinte años y hasta ahora no he podido terminar, entonces
supe que nunca terminaría de escribirla en este paralelo.
— Ya no perderé
el tiempo tratando de terminar esa novela — le dije haciendo un mohín.
Luego subió y revisó
las habitaciones de los niños. Danica estaba durmiendo con un gato tricolor a
los pies de su cama. Jaslin y Jerith compartían una habitación con camas
gemelas. La decoración de la casa era estilo shabby chic, habíamos reemplazado
casi todos los muebles. Después regresó a nuestra habitación en la que yo lo
estaba esperando, me había puesto un babydoll que combinaba con el peinado y
maquillaje pinup que llevaba. La habitación estaba a media luz y se escuchaba
una música instrumental de los años 40s creando un ambiente romántico y
sensual.
— Si es un
paralelo en el que han sucedido casi las mismas cosas que en este supongo que
sucedió lo del sacrificio de los Soles en el Trono Dorado, los eventos
trascendentales se repiten en la mayoría de los paralelos — le dije, Jeraseth
asintió — por lo tanto asumo que Lucien está ocupando el lugar de Luc, pero era
incómodo invitarlo a nuestra boda.
— No — me
respondió — Luc murió esa noche, supuestamente por una sobredosis de drogas. Por
la pandemia no pudimos ir a su velorio, pero cuando se permitieron los vuelos Thew
te trajo la urna de cenizas y la pusiste sobre tu cómoda. Le pones inciensos,
le das las buenas noches y los buenos días, hasta le cuentas lo que haces y le lees
tus libros.
— ¿Hablo con un
ánfora funeraria y no me has llevado al psiquiatra? — le pregunté.
— Yo te llevaría —
me respondió — es mi otro yo quien no lo hace, es un imbécil a quien le parece
que lo que es haces es tierno.
Nos reímos de que
se hubiera llamado imbécil. En la pantalla estábamos besándonos con pasión. Jeraseth
apagó el aparato y me hizo un gesto para ir a la cama.
— Una pregunta
más — le dije — ¿se puede ver qué sucede en el futuro?
— No — me respondió
— el paralelo transcurre sincronizado con este, se puede ver el pasado como
quien retrocede una película, pero no se puede ver un futuro que aún no sucede.
— ¿Y qué ha
pasado a nivel mundial? — le pregunté por curiosidad.
— Pues me parece
que lo mismo que ha pasado en este paralelo — me respondió — a veces salen escenas
de nuestros familiares y amigos cercanos, pero no he podido ver detalladamente lo
que está sucediendo en el resto del mundo, creo que Tam solo sintonizó lo que
nos concierne a nosotros.
Jeraseth me besó
y me llevó a la cama. Hicimos el amor y luego seguimos conversando.
— Lilith — me
dijo acariciando mi cabello que soltó unas chispas rojizas — cuando vi que el
aparato solo servía para ver un paralelo le pregunté a Tam si podía mostrarme
otros paralelos, primero se negó, pero luego accedió como una manera de compensarme
por no haberme dado lo que le pedí. Tam me llevó a una sala donde había un
monitor que mostraba varios cuadros, me explicó que cada cuadro correspondía a
un paralelo y me dijo que podía elegir otros paralelos en los que estuviéramos
juntos para sintonizármelos en el aparato. Me dejó solo y aproveché para buscar
los paralelos en los que no ha sucedido lo del sacrificio de los Soles en el Trono
Dorado, encontré dos paralelos en los que Luc aún está vivo. Uno es un mundo
postapocalíptico como Mad Max y el otro es un paralelo infestado de zombis, en ambos
Luc es un sobreviviente y está buscándote.
Ya me habían
dicho que existían algunos paralelos en los que Luc no se había inmolado en el
Trono Dorado. No quise indagar, pero Jeraseth me dijo más de lo que quería
saber.
— ¿Por qué visitas
tanto a Lucien en el real cómo súcubo? — me preguntó.
— Discúlpame — le
respondí entendiendo que eso le molestara — es algo que no puedo evitar, pero
te prometo que trataré de no hacerlo.
— No te lo estaba
reclamando — me aclaró — quiero que te des cuenta por qué lo haces. Seamos
sinceros, lo haces porque extrañas a Luc. Lo que buscas es su cuerpo, su tacto,
su olor… lo haces para revivir los momentos cuando estaban juntos.
— Si, lo hago por
eso — admití — pero también lo hago porque necesito la energía de Lucien.
— Inmediatamente
después de la muerte almática de Luc empezaste a visitar al doppelgänger que se
quedó ocupando su cuerpo — me recordó — pero no lo hacías cómo súcubo, muchas
veces solo lo contemplabas mientras estaba haciendo cosas cotidianas.
— El doppelgänger
se estaba deteriorando — le respondí — ya no podía darme energía.
— Es cierto — me concedió
— pero igual lo visitabas. Una vez dijiste que, aunque el doppelgänger ya no
tenía la energía para corresponderte, te hacía feliz solo contemplarlo mientras
dormía. Luego Lucien pasó a ocupar el cuerpo de su padre y volviste a hacerle visitas
nocturnas como súcubo. Sé que necesitas la energía de Lucien, pero puedes buscarlo
y follártelo en el astral cuando se te antoje, además está más guapo y su energía
es más pura. Pero prefieres buscarlo en el real…
— Porque extraño
a Luc — le respondí.
— Si — me
respondió — pero también lo haces por la resonancia… el cuerpo de Luc puede
captar las reverberaciones de sus otros él de los paralelos en los que no ha
muerto y tú, inconscientemente, respondes a esa resonancia. El destello azul
que ves en sus ojos cuando le haces el amor no es idea tuya. Puedes comprobarlo
si quieres, ve al Templo del Sol, abre el cofre que guarda los restos de su
gema y verás que entre las cenizas todavía hay chispas azules.
Por un momento
tuve una esperanza, pero luego recordé que, tarde o temprano los
acontecimientos trascendentales se repiten en todos los paralelos.
— Chispas azules
que terminarán apagándose — le respondí con tristeza — verlas solo alimentarán
mis esperanzas de algo que ya no puede ser porque tarde o temprano esos otros él
también morirán en sus respectivos paralelos para reunirse con los que ya están
en la Fuente.
— No irán a la
Fuente — me dijo.
— ¿Qué quieres
decir? — le pregunté.
— Tu Luc no fue a
la Fuente — me respondió — su energía fue consumida para sostener el Trono
Dorado y su esencia fue asimilada por el Emperador. Los esbirros del Emperador
están recolectando los otros ellos de todos los Soles que se inmolaron voluntariamente
en este paralelo, los interceptan en el momento que mueren y los llevan al
Trono Dorado para ser sacrificados.
— ¿Y para qué me
lo estás diciendo? — le pregunté impotente — no puedo hacer nada.
— Si puedes — me
respondió — puedes evitarlo interceptándolos en el momento de sus muertes antes
que los esbirros del Emperador lo hagan y los obliguen a inmolarse en el Trono
Dorado. Eres la luna celta, heredera de Ariadna, la dueña de las almas… tu
ocupación es recoger las almas de los fallecidos en la orilla y llevarlas en tu
barca al otro lado. En el caso de los otros Luc, aunque no son tus parejas, ellos
tienen el derecho que tú seas el psicopompo que los guíe al otro lado. Podrías interceptar
al Luc del paralelo de los zombis y al del paralelo Mad Max en el momento que
mueran, pero en lugar de hacerlos cruzar al más allá, donde seguramente los
esbirros del Emperador estarán esperándolos, puedes anclarlos en su cuerpo de
este paralelo.
— Y crearía una
aberración semejante a un horrocrux — observé — dos fragmentos de alma atados a
un cuerpo que en unos años morirá de muerte natural.
— No son
fragmentos de alma — me respondió — cada uno es un alma completa.
— Lucien está
ocupando ese cuerpo — le recordé — y en el caso que lo moviéramos a un cuerpo
más adecuado a su edad almática y al gusto de Elianne, solo podría anclar a uno
de los Luc.
— Puedes anclar a
los dos con un cordón doble — me respondió.
— ¿Y qué
ganaríamos con eso? — le pregunté.
— Pues que no los
sacrifiquen en el Trono Dorado y evitar la destrucción de su pilar almático —
me respondió — mientras su pilar se mantenga en pie hay esperanzas. Si el
Emperador muere todas las esencias que asimiló serán liberadas y regresarán a
sus pilares respectivos.
— Eso es
levantarnos en contra del Imperio — le dije.
— Los esbirros
del Emperador están tomando los otros ellos de los Soles que aceptaron
inmolarse sin permiso — me respondió — el trato que se hizo fue entregar la
energía de un Sol para sostener el Trono Dorado, por eso se pidió que
entregaran las gemas, nunca se aceptó entregar sus esencias. Ellos tomaron sus
esencias y además ahora están tomando a los Soles de los otros paralelos. Están
atentando contra el Orden del Universo y la Fuente destruyendo pilares
almáticos para mantener vivo a un cadáver al que adoran ciegamente. Tú tienes
el derecho, e incluso diría el deber, de evitar la destrucción del pilar
almático de Luc.
No supe que
responderle, era algo que me sobrepasaba.
— Los Renegados estarán
a tu lado apoyándote — me dijo — uno de ellos es tu hijo y los otros son hijos
de otras Lunas, amigas y aliadas tuyas. Lunas que también perdieron a sus
respectivos Soles, que eran sus esposos y hermanos. Lunas que claman venganza.
— Los Renegados
fueron purificados — le respondí.
— En la fuente de
la vida del astral azul — me recordó — purificados de la ruina de los Dioses
del Caos, pero siguen siendo Renegados del Imperio y ahora son leales a sus respectivas
madres, las Diosas del linaje de Astarté. El Fénix es el prometido de tu hija
Luana.
— Dime lo que
quieras decirme sin rodeos, hijo de Nergal — le dije.
— Crea alianzas
con los Renegados y con los que son Leales al Imperio — me respondió — ofréceles
lo que ellos siempre han deseado y que el Emperador siempre les ha negado.
— ¿Qué es lo que podría
ofrecerles? — le pregunté.
— Una familia que los
ame — me respondió — el amor de una madre, el amor de un hermano, el amor de una
esposa, la opción de tener hijos a los que ellos amarán y protegerán. Dos de
los Leales son hijos tuyos y han tomado mujeres, uno a su hermana y el otro a una
guerrera de un mundo élfico… ¿crees que el Emperador sigue considerándolos Leales
cuando han roto sus juramentos? ¿de qué lado piensas que se pondrán ellos cuando
el Emperador los amenace con exterminar a sus hijos?... For our children! será el
grito de guerra que estalle en sus gargantas cuando levanten sus puños contra
el Emperador para defender a sus familias.
— ¿Crees que
perderán su honor para defender a sus familias? — le pregunté.
— Si, porque a
pesar de todo siguen siendo humanos — me respondió — ya lo dijo el maestre de
la Guardia de los Cuervos: ¿Qué es el honor en comparación con el amor de una
mujer? ¿Cuál es el deber frente a la sensación de un hijo recién nacido en tus
brazos o el recuerdo de una sonrisa entre hermanos? El viento y las palabras.
Sólo somos humanos, y los Dioses nos han formado para el amor. Esa es nuestra
gloria y nuestra gran tragedia.
Busqué el refugio
de su pecho. Jeraseth acarició mi cabello, sabía que estaba llorando en
silencio.
Liliana Celeste Flores
Vega – lunes 23 de agosto del 2021
Imagen: Google