in girum imus nocte et consumimur igni

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lunes, 4 de junio de 2012

El caldero del loco

En aquella aldea vive un monje loco que se cree hechicero,
es calvo y obeso, viste con harapos
y lleva un viejo bastón astillado como si fuera un báculo.

En las noches de luna llena
saca un gran caldero a su patio
y mezcla en él hierbas alucinógenas y venenos,
lo revuelve todo con una canilla de muerto
y balbucea incoherentes sortilegios.

En su locura alucina con los murmullos del bosque
e imagina una danza macabra
de bellas brujas desnudas...
se embriaga y se queda dormido
sobre su camastro mugriento.

Las noches sin luna lee su breviario, reza el rosario,
hace penitencia y recita exorcismos para espantar al demonio
que según él se mete por la ventana cada plenilunio.

Liliana Celeste Flores Vega - enero de 2000

miércoles, 16 de mayo de 2012

Delirio

Ha llovido toda la noche
la madrugada se aproxima con la guadaña en la mano
y el olor a fango se esparce por todos lados.

Húmedo y fragante
el bosque luce hermoso
y las últimas gotas de lluvia
se escurren de las ramas de los árboles
que de lejos semejan ser colosos
y se diría que éstos gigantes
han llorado toda la noche.

Los hijos de las nieblas
han danzado bajo la lluvia toda la noche
y ahora dormitan al cobijo de los frondosos olmos...
Los sacerdotes magos conjuran sus ritos
en las cavernas de la montaña vieja,
el día nace entre encajes plúmbeos y rosados,
los duendes gachos maldicen a la lluvia que anegó sus cosechas
y tristes entre los restos husmean,
el canto de las hadas despierta a las flores en capullo
y los silfos danzan desnudos en la alborada.

Y a la vera del camino
sucio de fango
llora un ángel que se ha perdido...

Liliana Celeste Flores Vega - 1988

lunes, 23 de abril de 2012

Eternamente

En el eterno ocaso
no se guardan memorias de días, fechas o años
no se celebran aniversarios...
sólo hay ausencias, lejanías y suspiros...
sólo hay lamentos, sollozos y llantos.

Recuerdos borrosos como el enigma escrito con sangre
por la mano temblorosa de un moribundo...
paisajes nebulosos como vistos a través de las brumas del mar...
retratos de difusos rostros como si los hubieran difuminado
tantas lágrimas vertidas sobre ellos.

Perpetúa melancolía sin final ni comienzo...
perpetúa tristeza sin tiempo definido... solo el gozo maldecido...
de seguir sufriendo... por siempre... eternamente...

Liliana Celeste Flores Vega - 1996

viernes, 9 de marzo de 2012

En aquel salón silencioso

Era noche tormentosa,
era noche en la que los espectros vagan…

Mi primera noche en el castillo rocoso y antiguo,
a pesar de estar cansada por el largo viaje no podía conciliar el sueño,
bajé las escaleras, una vela que había quedado encendida
bañaba de penumbra la triste soledad del gran salón.

Aquél retrato del noble conde (capa negra, espada en mano)
semiborrado por la humedad y los siglos, me atrajo
y lo contemplaba (como un imán su mirada)
cuando el mudo reloj despertó de su sueño:
trece campanadas... la hora encantada...
un vago rumor... un ruidoso silencio...
y desde ultratumba
el eco de los pasos del conde muerto.

Cerré los ojos, sabía que él estaba ahí (capa negra, espada en mano)
parado en el umbral de la puerta
esperando un descuido mío para clavarme los colmillos
y no quise mirarlo (como un imán su mirada)
para no caer en la tentación de amarlo (como lo advertía la leyenda)
pero él se acercó a mí (el filo de sus ojos hirió mis hombros desnudos)
y me tomó entre sus brazos venciendo mi débil resistencia
con las húmedas caricias de sus fríos labios.

Y fui suya bajo la sombra de su retrato
que la humedad y los siglos borraban (maldito sea el vampiro)
cuando el mudo reloj despertó de su sueño
y dio trece campanadas.

Era noche tormentosa,
era noche en la que los espectros vagan...

Liliana Celeste Flores Vega - 1988

jueves, 23 de febrero de 2012

Cenizas

El mago ha quemado su baraja
las falenas recogen en sus polvorientas alas
las cenizas mágicas de los naipes embrujados
y huyen hacia el reino de la leyenda
llevándose el secreto augurio que consumió la flama...

Liliana Celeste Flores Vega - 1990

jueves, 26 de enero de 2012

Ausencias

Preludios apagados, violines quebrados...
ausencia...

¿Dónde está mi arcángel de bellos ojos irreales
cuyas alas de suave plumaje
fueron la cuna en donde durmió mi infancia
entre fantasías, demonios y hadas?

Bosque sollozante, flores marchitas...
ausencia...

¿Dónde está el irreverente guerrero
con alma de poeta triste y utopías de caballero
con quién profané los templos cósmicos
y compuse versos de viento?

Luna opaca, estrellas somnolientas...
ausencia...

¿Dónde está mi príncipe de las tinieblas,
sombrío y fiel paladín de la luna
que desafió a la muerte
para desposarme bajo una lluvia de estrellas?

Nubes enmascaradas, cielo convulso...
ausencia...

¿Dónde estoy yo misma
bruja de las nieblas, hada del céfiro
que osó empuñar la espada del esposo
y convertirse en guerrera?


Liliana Celeste Flores Vega - julio de 1999

miércoles, 18 de enero de 2012

Los antepasados

Los antepasados

Los Fantasmas del Pasado lloran la desgracia...
nuestro escudo de armas es una reliquia amarillenta
cuya grandeza ha sido olvidada por el paso de los siglos.

Nuestro hogar es un triste nido vacío,
los halcones perdidos quieren regresar a su abrigo
pero no pueden volar pues las plumas se les han caído.

La historia de la mansión ancestral
es un poema escrito con sangre cuyas letras
van borrando las infames manos del olvido.

Lilina Celeste, 1995