in girum imus nocte et consumimur igni

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domingo, 21 de mayo de 2023

El faro en el cabo del norte

Pedro era un hombre solitario y endurecido por los sufrimientos. Desconocía sus orígenes pues siendo un recién nacido fue abandonado en un orfanato, a los diez años se escapó, llegó al puerto y rogó para que lo aceptaran como grumete en un barco pesquero. El sol del trópico y la dura vida en altamar habían curtido su rostro y su alma, a sus cincuenta años aparentaba llevar una década más a cuestas y en sus ojos grises había un perpetuo velo de tristeza.

En su último viaje sufrió un accidente. Mientras aseguraba la carga en la bodega unos toneles rodaron, le cayeron encima y le fracturaron la pierna derecha. A consecuencia de eso cojeaba y se sentía demasiado achacoso para seguir trabajando en un barco, pero no podía alejarse del mar. Entonces decidió responder un aviso que llevaba varios meses en el pizarrón de la taberna en el que se solicitaba un guardián para un faro ubicado en un remoto cabo que se adentraba en el Mar del Norte.

Cuando desembarcó en el puerto norteño se llevó una agradable sorpresa al encontrarse con un pintoresco pueblo y se extrañó de que el puesto de guardián del faro, que imaginaba en un lugar austero y miserable, no hubiera sido tomado antes. Se dirigió al faro que se ubicaba sobre un promontorio, le llamó la atención una formación de piedra que se alzaba sobre el acantilado bajo el que se estrellaban las olas con un murmullo casi musical… de lejos parecía la figura de una mujer que miraba hacia el mar y a sus pies había flores secas, caracoles y vasijas de arcilla. Pensó que sería alguna clase de culto pagano dedicado a una diosa marina pero no le causó inquietud, durante su vida había visto las más estrambóticas supersticiones, las ofrendas a aquella figura producto de la erosión era algo inocente.

Pedro subió la escalinata que llevaba a la base del faro y tocó la desvencijada puerta de madera, después de un rato fue atendido por un anciano decrépito.

— Soy Pedro y vengo por el trabajo — dijo.

— Gracias a los Dioses — murmuró el anciano — ya no puedo con esta carga.

— Es un bonito faro con una vista hermosa — dijo Pedro — me extraña que el puesto haya estado vacante tanto tiempo.

— ¿No conoces la leyenda que se cuenta de este lugar? — preguntó el anciano, Pedro negó con la cabeza — dicen que algo maligno habita en estas aguas, el faro debe de encenderse todas las noches sin falta pues sin su luz un terror indescriptible destruirá el pueblo… pero es solo un cuento, en todo este tiempo nunca he visto nada sobrenatural… aunque tampoco he faltado ni una sola noche a mi deber.

Durante dos semanas el anciano instruyó a Pedro en la labor que debería de realizar. Los viernes entregaban las provisiones, la leña y el combustible. No tendría que preocuparse por nada más que encender el faro todas las noches. Después el anciano se despidió de Pedro y se marchó para pasar sus últimos días en un asilo.

Y así pasaron los meses hasta que se cumplió un año. Durante las primeras semanas algunos días Pedro bajaba hasta el pueblo para almorzar, pero notó que las personas lo miraban con desagrado y hasta con miedo, entendió que ser el guardián del faro equivalía a ser un apestado. Decidió no bajar al pueblo a menos que fuera por algo muy necesario y aprendió a convivir con la soledad.

Una noche se desató una terrible tormenta, Pedro se mantuvo pendiente del faro pues sabía que en esas condiciones muchas vidas dependían de que la luz no se apagara. Y fue al amanecer, cuando la tormenta amainaba, que escuchó aquella voz por primera vez… parecía un cántico dulce y triste a la vez… ¿Sirenas?... No, él no creía en esos cuentos.

Dos días después escuchó el mismo cántico, esta vez al atardecer, mientras contemplaba el horizonte fumando su pipa. Eso se repitió varias veces y pensó que tal vez estaba enloqueciendo por la soledad y el aislamiento. Entonces decidió bajar al pueblo para visitar al anciano a quien no veía desde hace más de cuatro meses, pero cuando llegó al asilo le dijeron que el anciano había fallecido, aunque le había dejado una carta.

Pedro regresó al faro y leyó la carta. En ella el anciano le decía que en uno de los cajones de la cómoda había un cofre y en este una llave que abría la puerta de una trampilla que conducía a un recinto subterráneo. Pedro tomó la llave, abrió la trampilla y encontró una escalera de piedra que según sus cálculos atravesaba el promontorio sobre el que se alzaba el faro. Mientras más bajaba más sentía la humedad hasta que llegó al mencionado recinto. Parecía una cueva natural adaptada como bodega para vinos y luego remodelada como un estudio. Encontró varios toneles, una repisa con libros y una mesa con una silla destartalada.

Colgó su lamparín de un gancho y empezó a revisar los libros enmohecidos en busca de alguno en buen estado. Encontró un grueso volumen cuya cubierta de cuero tenía una ligera pátina verdosa y lo llevó a la mesa para leerlo. Era una especie de diario fechado en sus inicios hace tres siglos y continuado por los sucesivos guardianes del faro. Leyó sobre unas gentes que antaño habían habitado en el lugar y realizaban ciertos rituales que mantenían dormido al terror sin nombre, de una hechicera llamada Leuxia que había sido elegida por las estrellas para enfrentar a ese terror indescriptible, pero había desaparecido… también leyó que una vez el terror llegó con la oscuridad y el frío, entonces apareció una anciana misteriosa quien lo enfrentó, pero quedó convertida en piedra.

Contaban también sobre unas repugnantes criaturas de aspecto anfibio que eran heraldos del terror sin nombre y del horrendo cántico que entonaban… pero solo era una recopilación de leyendas, ninguno de los guardianes del faro aseguraba haber sido testigo de esos hechos, al contrario, habían anotado que durante todos los años que sirvieron en el faro nunca habían presenciado ningún hecho sobrenatural y el mayor miedo que habían experimentado era el de perder la razón a causa de la soledad pues las personas del pueblo evitaban todo contacto con ellos como si estuvieran tocados por una maldición.

Pedro cerró el libro, le había parecido escuchar aquella voz otra vez… efectivamente el triste y dulce arrullo se escuchaba muy cerca, casi detrás de una de las paredes... se acercó a esa dirección y tanteó el muro de ladrillo cubierto con escayola que estaba humedecido, hizo presión y un pedazo del muro cedió. Se asomó por el boquete abierto, vio la inaccesible playa que se veía bajo el faro… y la silueta de una extraña criatura entre las olas.

Pedro subió la escalera y volvió con un pico, derrumbó el muro dejando al descubierto la entrada original de la cueva que daba a la playa y salió del recinto al momento que una ola entraba en el mismo y las aguas llegaban hasta la mesa. Entonces escuchó otra vez el cántico… un escalofrío lo recorrió al descubrir que aquel hermoso arrullo provenía de una horrenda criatura semejante a un anfibio con rasgos repulsivamente humanos. La criatura le devolvió la mirada, extendió sus brazos hacia él y volvió a entonar su hipnótico cántico… Pedro dio un par de pasos hacia la criatura, pero reaccionó, se cubrió los oídos y huyó espantado.

Colocó un pesado baúl sobre la trampilla, pero desde entonces y todos los días al amanecer escuchaba el cántico de la criatura que al parecer se había alojado en el recinto subterráneo ahora inundado por el mar y al atardecer la veía nadando entre las olas.

Finalmente, la soledad hizo que Pedro se acostumbrara a la presencia de la criatura que demostraba ser pacífica. Y una mañana abrió la trampilla y descendió por la escalera de piedra. El agua llegaba a la altura de medio metro del recinto, la mayoría de los libros se encontraban a salvo y la criatura estaba recostada sobre la mesa. Entonces Pedro pudo observarla con detenimiento, su apariencia era femenina, aunque carecía de pechos como las sirenas de los cuentos, su piel era lustrosa y verdosa con motas negras semejante a un bagre, su rostro se parecía al de una rana y su mirada era perturbadoramente humana.

Después de ese primer encuentro vinieron muchos más. La criatura parecía impaciente por comunicarse con Pedro, pero él no entendía sus gestos, entonces ella trajo varias piedras pequeñas y las juntó formando unos símbolos sobre la mesa, Pedro no tardó en reconocer que eran runas, sin duda la criatura quería decirle algo. Para su fortuna en la repisa encontró un libro sobre el significado de las runas y en un par de semanas pudo descifrar el mensaje que la criatura quería darle:

«Siete días después del solsticio de invierno el terror sin nombre regresará, deben de huir»

Pedro no supo qué hacer y durante días no pudo conciliar el sueño, era noviembre y el solsticio de invierno se acercaba ¿Cómo podía convencer a las personas del pueblo que creyeran en una leyenda? Tal vez si capturaba a la criatura y la llevaba al pueblo… pero después de haber entregado su mensaje la criatura mantenía su distancia contemplándolo desde las olas al atardecer.

El día del solsticio de invierno Pedro bajó al pueblo y gritó la advertencia en medio de la plaza donde todas las personas estaban reunidas para celebrar la fiesta, pero creyeron que había enloquecido. Lo insultaron, le arrojaron piedras y lo hicieron volver a su faro.

Cuando el séptimo día llegó Pedro divisó una extraña niebla que descendía del Norte y supo que con ella venía el terror sin nombre, encendió el faro como una última esperanza, pero cuando la niebla rozó al acantilado la luz del faro languideció y se extinguió, intentó volver a encender el faro varias veces sin éxito… entonces los vio, aquellas formas indescriptibles que se retorcían en la bruma… esos seres no eran de este mundo ni del mundo de las pesadillas… provenían de un lugar peor, más oscuro y más frío.

Pedro se escondió en el recinto subterráneo agazapándose sobre un tonel y cubriéndose con una manta temblando como un niño que ve sombras en su habitación. Perdió la conciencia y la noción del tiempo hasta que una mano húmeda y viscosa le acarició el rostro… despertó, vio a la criatura y entendió que el terror sin nombre se había ido y era seguro salir. Entonces bajó al pueblo con el corazón agitado temiendo encontrarse con una visión de pesadilla, las calles cubiertas de cadáveres con un rictus de espanto en sus rostros cetrinos o desmembrados sobre charcos de sangre... más no encontró nada, o mejor dicho a nadie, todos los habitantes habían desaparecido sin dejar rastros.


Por Liliana Celeste Flores Vega

Imagen: Pinterest

 

viernes, 5 de agosto de 2022

Steampunk

Relatos de temática steampunk.

Ficción steampunk, aventuras y romance. Ganadora del segundo lugar en el concurso de cuentos retrofuturistas organizado por la Comunidad Steampunk del Perú en el año 2016. Una intrépida aventurera hará todo lo posible para cumplir con la promesa que su madre fallecida le hizo a su mejor amiga, en el camino se verá en la encrucijada de traicionar al hombre que la ama para salvarle la vida o revelarle un secreto que lo convertiría en su cómplice, además de enfrentarse con un rufián que quiere arrebatarle una joya que es la clave para encontrar un tesoro.

Sortilegios y Secretos

En esta serie "Sortilegios y Secretos" encontrarán relatos en los que se mezclan terror, fantasía onírica, ciencia ficción y erotismo. Tienen en común que involucran a los protagonistas de mi relato de horror cósmico folk "La criatura de los humedales" (Ganador del primer lugar en el concurso de cuentos de terror de la Sociedad Histórica Peruana Lovecraft en el año 2014 y publicado en la antología de relatos de terror "Tenebra" de Torre de Papel Ediciones) y de mi novela "Los Dioses sin Nombre" (Todavía sin publicar). 

Estos relatos profundizan la relación de los protagonistas desvelando secretos y esclarecen algunos hechos que son mencionados o a los que se hace referencia en el relato y la novela.

Un ritual ancestral llevará a nuestros protagonistas a un viaje onírico en el que recordarán una vida pasada dando algunas luces al vínculo mágico que los une.



jueves, 18 de noviembre de 2021

La dama del lago

Hace centurias ella duerme
en un lecho de algas...
hace centurias que nadie la busca,
nadie la invoca.
 
Ella duerme
envuelta en espuma, cubierta de perlas
como un ídolo olvidado
que yace en la oscuridad,
como una madre buena
a quien sus hijos han olvidado.
 
Hace centurias ella duerme
en las profundidades de su lago de aguas serenas...
ella duerme,
¿qué soñará?

Liliana Celeste Flores Vega - 1992 

miércoles, 20 de octubre de 2021

Llovizna

Llovizna... cristales empañados
por el vaho de las hadas...
una vela de danzarina flama ilumina la alcoba
tú y yo abrazados en el lecho
al abrigo de nuestros cuerpos desnudos...
noche cerrada sin luna... nubes negras
coronando la montaña vieja.
 
Calidez... tu piel y mi piel
rozándose bajo las sábanas...
tibias caricias y besos tiernos
el búho somnoliento cierra los ojos
cuando complaciente a ti me entrego...
llantos de arcángeles... las oraciones paganas
de la raza antigua arrullando al bosque.

Llovizna... el goce fue intenso
y abrazados dormitamos...
en las profundidades de la foresta
los hijos de la lluvia y del viento
danzan alrededor del árbol milenario...
la vela se consume... en las lejanías
las vibraciones musicales de una gaita.

Liliana Celeste Flores Vega - 1992 

sábado, 2 de octubre de 2021

Dinámica LITERART 02 Escritor

LITERARTOBER DÍA 2
Concepto: Escritor
#LITERARTOBEREscritor
#Lileth
 
Don Jacinto era un anciano de raras costumbres. Pasaba las tardes sentado en una banca del parque disfrutando del aroma de las rosas mientras que su fiel perro jugaba con las palomas. Pero luego, cuando caía la noche, regresaba a paso lento a su vieja casona.
 
Entonces, en la oscuridad apenas quebrada por la débil luz de los faroles de luz amarillenta que se colaba por las hendiduras de las tablas de madera con las que había intentado tapiar la ventana de su biblioteca, se sentaba frente a su escritorio repleto de papeles amarillentos.
 
No podía evitarlo, una malsana compulsión lo obligaba a garrapatear extraños símbolos arcanos y escribir ominosas palabras de un lenguaje desconocido que aquellas indescriptibles criaturas surgidas del abismo le susurraban.
 
No había bastado con arrancarse los ojos para dejar de verlas... Ellas seguían allí, acosándolo, atormentándolo, obligándolo a escribir noche tras noche hasta el alba.
 
¡Ya no lo soportaba! Tomó su pluma y se perforó los tímpanos. Un horrible dolor que fue recompensado con el silencio... ¡Al fin había encontrado la paz!
 
Cruzó los brazos sobre el escritorio y reposó la cabeza sobre ellos. Se quedó dormido... ¡Oh no, las criaturas encontraron la manera de entrar en sus sueños!


Relato inspirado en el dibujo hecho por mi talentosa hija Ingrid Flores
Yngri https://www.instagram.com/the.blind.sheep

viernes, 1 de octubre de 2021

Dinámica LITERART 01 Cuervo

LITERARTOBER DÍA 1
Concepto: Cuervo
#LITERARTOBERCuervo
#Lileth
 
Se despertó, esperaba que todo fuera una pesadilla, pero allí estaba atado con gruesas sogas en una cruz de madera en medio del campo de trigo. El sol quemaba sobre su cabeza cubierta con un sombrero viejo y sacudió la cabeza para apartar de su rostro los mechones de su cabello rubio pajizo. Intentó liberarse de sus ataduras, pero sus brazos no tenían fuerzas, sus esfuerzos fueron inútiles.
 
Quiso gritar pero su lengua parecía de trapo y ni un solo sonido salió de su garganta. Estuvo toda la tarde rezando para que alguien pasara, lo viera y lo ayudara. Cuando el sol se ocultó escuchó el horrible graznido y vio a aquél siniestro cuervo acercándose.
 
El cuervo se acercó a él y empezó a herirlo con feroces picotazos, tenía la precisión de un torturador, le causaba dolorosas heridas pero ninguna lo suficientemente grave para aferrarse a la esperanza de la muerte. Cerró los ojos soportando su suplicio.
 
— ¿Por qué me haces esto? — pensó, incapaz de articular palabras, pero para su sorpresa el cuervo pudo leer sus pensamientos.
— Es tu castigo por haber destruido el santuario de nuestra Diosa — le respondió el cuervo.
— Yo solo talé unos árboles — refutó mentalmente.
— Exactamente — dijo el cuervo y siguió picoteándole el pecho con saña.
 
El hombre, convertido en espantapájaros por la magia de Morrigan, bajó la cabeza resignado a su fatal destino.

lunes, 30 de agosto de 2021

El show del paralelo

Fui a la villa para encontrarme con Jeraseth, necesitaba hablar seriamente con él.
 
Tenemos que hablar — le dije, de inmediato se puso a la defensiva — hace días que me sucede algo extraño, experimento episodios de tristeza y alegría inexplicables, por momentos me envuelve una sensación de calidez y bienestar, luego una profunda nostalgia, un anhelo de algo que tuve y que he perdido. Me despierto con la sensación de haber dormido contigo, hasta siento tu olor en mi piel y el sabor de tu boca en mis labios… el viernes en la noche estaba sentada en mi sillón teniendo una charla por zoom con unos amigos y sentía que me estabas abrazando, sentía tus caricias y tus besos, tuve que apagar mi cámara un momento porque la sensación era demasiado real.
— Si piensas que te estoy haciendo un amarre te juro que no es así — me respondió nervioso.
— Conozco bien la sensación — le dije — sé que son los ecos de un paralelo que comparte un pasado casi idéntico a este y se bifurca en un punto reciente, por eso puedo sentir las resonancias de las emociones que experimenta mi otra yo. Provienen de un paralelo en el que estamos juntos, viviendo felices con nuestros hijos… ¿fuiste a ver a Tam y le pediste que hiciera eso?
— Bien, lo confieso — me respondió — lo hice, fui a ver a Tam y le pedí que me diera un paralelo en el que estuviéramos juntos y fuéramos felices… y me lo dio.
— ¿Qué has hecho, Jeraseth? — le reclamé — sabes que no podemos alterar las líneas del tiempo.
— Déjame explicarte — me dijo — fui a ver a Tam con la esperanza que pudiera alterar este paralelo retrocediendo el tiempo hasta el momento en el que te pedí que te casaras conmigo y manipular la situación para que me aceptaras. Le pregunté si podía darme un paralelo en el que estuviéramos juntos y fuéramos felices, me respondió que sí y me entregó esto.
 
Jeraseth me mostró un artefacto parecido a un televisor antiguo.
 
— ¿Y este aparato puede retroceder el tiempo? — le pregunté intrigada.
— No — me respondió y lo encendió, entonces apareció una imagen en la que estábamos Jeraseth y yo conversando en una acogedora sala de estar — Tam no tiene ese poder, este aparato solamente permite ver lo que está sucediendo en otro paralelo.
— Déjame ver si entiendo — le dije mirando la escena — somos tú y yo, pero no somos nosotros, son otros nosotros de otro paralelo ¿verdad?... entonces lo que hizo Tam fue sintonizar la frecuencia de un paralelo en el que estamos viviendo juntos.
 
Jeraseth asintió. La escena cambió para mostrar una habitación en la que Danica estaba jugando con Jaslin y Jerith quienes tenían aproximadamente cuatro años.
 
— En ese paralelo los tuvimos como mellizos — le comenté.
— Si — me respondió — procreamos las dos gemas al mismo tiempo y ellos nacieron como mellizos. El aparato permite retroceder las escenas como si fueran las de una película y ver lo que ha pasado en ese paralelo, ¿te gustaría verlo?
— No — le respondí — pero supongo que tú ya lo viste, así que cuéntame que pasó.
— Si, lo estuve viendo durante estos días — me dijo — hay algunas diferencias en nuestras vidas, pero casi todo sucede como sucedió en este paralelo. Tu relación con Luc era más conflictiva, cuando Thew nos presentó estabas angustiada porque querías terminar la relación que tenías con Luc, pero él no lo aceptaba y te tenía amenazada, creo que eso influyó para que me vieras como alguien que podía protegerte de él. Finalmente terminaste con Luc, él reaccionó de una manera muy violenta, Thew te defendió y Luc le dio una brutal golpiza. Yo te acompañé de regreso a tu país, luego empecé a visitarte, al principio estabas decepcionada y no querías tener ninguna relación con nadie, pero después empezaste a aceptarme como pretendiente. Llevábamos seis meses estando juntos, fuimos al castillo del lago y te pedí que te casaras conmigo, no me diste un sí inmediato, pero tampoco me rechazaste. Entonces renté un departamento para que tuviéramos un lugar donde encontrarnos cuando fuera a verte.
 
Miré de reojo el artefacto, en la pantalla estábamos Jeraseth y yo en una habitación, una habitación que yo conocía, aunque en mi memoria no coincidía con ninguna de las habitaciones de los hoteles en los que habíamos estado, ahora entendía de donde tenía ese recuerdo.
 
— Te encargaste de acondicionar el departamento mientras que yo tuve que viajar para atender unos asuntos de mi trabajo — prosiguió — cuando regresé me dijiste que estabas embarazada, te volví a pedir que nos casáramos, pero me respondiste que todavía no estabas preparada para dar ese paso y que primero querías que viviéramos juntos un tiempo. Te mudaste al departamento con tu hija menor y yo procuraba estar contigo todo el tiempo que mi trabajo me lo permitiera, teníamos discusiones frecuentes por eso, tú querías que me quedara, pero mis contratos no lo hacían posible. Luego el doctor nos dijo que estábamos esperando mellizos, entonces aceptaste que comprara una casa porque necesitaríamos espacio para los niños y para el personal que tendríamos que contratar. Te dije que mínimo necesitaríamos una señora que se hiciera cargo de la cocina, otra de la limpieza, una señorita que te ayudara con los niños y dos guardias de seguridad, tú estabas fastidiada por la idea de tener tanta gente extraña en la casa y me sacabas en cara que no renunciara a mi carrera para quedarme a tu lado. Tuviste un parto complicado y estuviste tres semanas interna en la clínica, mientras tanto yo me ocupé de comprar la casa y acondicionarla, cuando te dieron de alta y te llevé a nuestro hogar no te gustaron la casa ni los muebles. Tuvimos otra discusión, me acusaste que nunca te prestaba la atención suficiente y que por eso ni conocía tus gustos, lo admití, te dije que terminaría un contrato pendiente y te prometí que me quedaría un buen tiempo contigo y los bebés, mientras tanto podías redecorar la casa a tu gusto.
 
Tenía recuerdos de esa discusión. Recordaba la casa de dos pisos de diseño moderno, un jardín con un simple cerco de flores blancas, un patio con piscina, la sala que parecía el recibidor de un bufete de abogados, la cocina y las habitaciones minimalistas.
 
Jeraseth sirvió dos copas de vino y nos sentamos frente al artefacto como si estuviéramos viendo una serie en un televisor. Era curioso ver a los nosotros de otro paralelo llevando una vida cotidiana. No nos veíamos iguales como un reflejo en el espejo, pero eran apariencias que en algún momento habíamos tenido… él se había dejado la barba un poco más crecida y yo tenía el cabello corto hasta los hombros teñido de castaño oscuro y peinado con un estilo pinup parecido al que tenía cuando nos conocimos en este paralelo.
 
— Entonces viajé y te dejé con el personal que había contratado — continuó — unos días después me dijiste que Thew había llegado de visita pues quería conocer a los bebés y se había ofrecido a ayudarte con la redecoración de la casa, me pareció bien pues él tenía gustos parecidos a los tuyos y pensé que su compañía te haría olvidar los disgustos pasados. Yo calculaba que estaría de regreso en un par de semanas, pero las cosas se complicaron, me demoré dos meses y Thew se quedó todo ese tiempo contigo. Cuando regresé y los vi juntos sentí celos, estaban tan felices que sospeché que habías vuelto a enredarte con él, discutimos y le prohibí volver a visitarte.
— Por lo que me cuentas no parece que seamos muy felices — le comenté.
— Los primeros años fueron conflictivos — me respondió — yo te dejaba mucho tiempo sola, tenías a tus amigos del grupo medieval y del ambiente literario, ibas a los eventos y reuniones que hacían, pero yo te exigía que fueras acompañada por un guardaespaldas, eso te incomodaba e incomodaba a tus amigos. Dejaste de ir a los eventos y decías que por mi culpa no podías tener una vida normal. Escribías, pero no querías que yo pagara la publicación de tus libros con una editorial de renombre, empezaste a usar un seudónimo para evitar que leyeran tus obras por ser mi mujer, tu seudónimo era masculino: Lian Stark. Te visitaba tu amiga la princesa mexica, a ella le decías que estabas bien pero no eras feliz, que me querías y te dolía que yo prefiriera mi carrera que quedarme contigo, ella te decía que no te quedaba otra que aguantarte por los niños porque tú sola no podías hacerte cargo de ellos. Eso lo sé por lo que he visto en la pantalla, yo no me daba cuenta de lo abandonada que te tenía, me dedicaba a trabajar mientras pudiera hacerlo para asegurarnos un buen futuro y pensaba que eras feliz porque no te faltaba nada a ti, ni a los niños ni a tu familia y cada vez que regresaba me recibías contenta.
— Me faltabas tú — le expliqué — bueno, supongo que a pesar de todo estábamos mejor que en el paralelo de la casa de Barranco en el que Thew se murió ahogado o en el del castillo del lago Titicaca en el que la oscuridad cayó sobre el mundo.  
— Después empezó la pandemia — prosiguió — afortunadamente estaba en nuestra casa pasando las vacaciones de verano cuando cerraron los aeropuertos. Entonces todo cambió, el primer año de la cuarentena fue maravilloso para nosotros pues me di cuenta de lo que me estaba perdiendo, las pequeñas grandes cosas de la vida como ver crecer a nuestros hijos y pasar tiempo como pareja. Empezamos a tener una vida sencilla como siempre quisiste, pasábamos las tardes jugando con los niños, adoptamos cuatro gatos y dos perros, nos dedicamos a cuidar el jardín. Las noches eran nuestras, veíamos series y películas, yo te preparaba cenas románticas y hacíamos el amor como dos enamorados. Cuando levantaron las restricciones, tú tenías miedo que retomara mi carrera y volviera a dejarte sola, pero yo me había acostumbrado a nuestra vida en familia, entonces decidí retirarme para quedarme contigo, te volví a pedir que te casaras conmigo y aceptaste. Nuestra boda fue sencilla, en casa, sin periodistas y solo con nuestros amigos cercanos. Fue el sábado, aniversario del día que nos conocimos.
 
Confirmé que de alguna manera me llegaban las resonancias de las sensaciones y emociones que mis otras yo experimentaban en sus respectivos paralelos… cómo la sensación que experimenté el viernes mientras estaba en la charla por zoom con mis amigos, la alegría con la que me desperté el sábado y mis ganas de celebrar algo, aunque no supiera que fuera. En ese momento en la pantalla se vio un acercamiento de la mano de mi otra yo y llevaba un anillo de oro con un rubí cuadrado rodeado de pequeños diamantes, muy parecido a uno que días atrás vi en la página de una joyería y me había gustado mucho. También entendí el motivo de la sensación de felicidad y satisfacción con la que me desperté el domingo y la profunda nostalgia de haber tenido algo y haberlo perdido que me embargó luego… una nostalgia que durante el día fue creciendo hasta que al llegar la noche se rebalsó en lágrimas, la añoranza por algo que nunca he vivido ni tenido en este paralelo.
 
— Cuéntame más cosas de ese paralelo — le pedí.
— Tu hija mayor vive con tu madre, le pedimos varias veces que viniera a vivir con nosotros, pero parece que yo no le caigo bien y no soporta la bulla que hacen Jaslin y Jerith — me respondió — tu tía está en una buena residencia de reposo, mis padres también están bien. Tu amiga conoció a uno de sus pretendientes en real. Thew está bien, luego de la discusión hice fui a disculparme con él, lo invitamos a la boda, de hecho fue él quien te entregó.
— ¿Durante esos dos meses que él se quedó conmigo ayudándome con la redecoración de la casa no sucedió nada entre nosotros? — le pregunté porque tenía una sensación confusa.
— Miradas, caricias y besos furtivos — me respondió sin molestia — tú sintiéndote culpable de lo que todavía sentías por él y él masturbándose en la habitación de huéspedes, pero no pasó de eso… y si hubiera pasado, pues merecido me lo hubiera tenido por haberte dejado con los bebés apenas te dieron de alta de la clínica. 
— ¿Y te enteraste? — le pregunté — es decir ¿tu otro yo del paralelo se enteró?
— Tú misma me lo confesaste — me respondió.
— Entonces no entiendo por qué te disculpaste con Thew — le comenté.
— Fui a disculparme con él fingiendo que no sabía lo que había sucedido entre ustedes y admitiendo que me había comportado como un imbécil — me respondió — Thew, como el caballero que es, no me contó detalles, pero estuvo de acuerdo que era mejor que no volviera a visitarte porque él seguía enamorado de ti. Esa sinceridad me gustó e hicimos las paces. Mi venganza fue invitarlo a nuestra boda y pedirle que te entregara en la ceremonia como una demostración de buena voluntad, tú no tenías ningún familiar varón que pudiera hacerlo y él nos había presentado.
— Eso fue cruel — le dije y él sonrió ladinamente.
 
Jeraseth volvió a llenar las copas. En la pantalla vimos que él salió de nuestra habitación, bajó las escaleras, entró a la biblioteca y tomó un libro que estaba sobre el escritorio, el título era “La leyenda de Vintergard” tenía un subtítulo que no distinguí, pero el nombre del autor era Lian Stark. Leyó el prólogo impostando la voz como si estuviera interpretando la introducción de una película, sonrió y lo colocó en un librero al lado de otros dos libros, era el último de una trilogía. Era el mismo título de la novela de fantasía épica que empecé a escribir hace más de veinte años y hasta ahora no he podido terminar, entonces supe que nunca terminaría de escribirla en este paralelo.
 
— Ya no perderé el tiempo tratando de terminar esa novela — le dije haciendo un mohín.
 
Luego subió y revisó las habitaciones de los niños. Danica estaba durmiendo con un gato tricolor a los pies de su cama. Jaslin y Jerith compartían una habitación con camas gemelas. La decoración de la casa era estilo shabby chic, habíamos reemplazado casi todos los muebles. Después regresó a nuestra habitación en la que yo lo estaba esperando, me había puesto un babydoll que combinaba con el peinado y maquillaje pinup que llevaba. La habitación estaba a media luz y se escuchaba una música instrumental de los años 40s creando un ambiente romántico y sensual.
 
— Si es un paralelo en el que han sucedido casi las mismas cosas que en este supongo que sucedió lo del sacrificio de los Soles en el Trono Dorado, los eventos trascendentales se repiten en la mayoría de los paralelos — le dije, Jeraseth asintió — por lo tanto asumo que Lucien está ocupando el lugar de Luc, pero era incómodo invitarlo a nuestra boda. 
— No — me respondió — Luc murió esa noche, supuestamente por una sobredosis de drogas. Por la pandemia no pudimos ir a su velorio, pero cuando se permitieron los vuelos Thew te trajo la urna de cenizas y la pusiste sobre tu cómoda. Le pones inciensos, le das las buenas noches y los buenos días, hasta le cuentas lo que haces y le lees tus libros.
— ¿Hablo con un ánfora funeraria y no me has llevado al psiquiatra? — le pregunté.
— Yo te llevaría — me respondió — es mi otro yo quien no lo hace, es un imbécil a quien le parece que lo que es haces es tierno.
 
Nos reímos de que se hubiera llamado imbécil. En la pantalla estábamos besándonos con pasión. Jeraseth apagó el aparato y me hizo un gesto para ir a la cama.
 
— Una pregunta más — le dije — ¿se puede ver qué sucede en el futuro?
— No — me respondió — el paralelo transcurre sincronizado con este, se puede ver el pasado como quien retrocede una película, pero no se puede ver un futuro que aún no sucede.
— ¿Y qué ha pasado a nivel mundial? — le pregunté por curiosidad.
— Pues me parece que lo mismo que ha pasado en este paralelo — me respondió — a veces salen escenas de nuestros familiares y amigos cercanos, pero no he podido ver detalladamente lo que está sucediendo en el resto del mundo, creo que Tam solo sintonizó lo que nos concierne a nosotros.
 
Jeraseth me besó y me llevó a la cama. Hicimos el amor y luego seguimos conversando.
 
— Lilith — me dijo acariciando mi cabello que soltó unas chispas rojizas — cuando vi que el aparato solo servía para ver un paralelo le pregunté a Tam si podía mostrarme otros paralelos, primero se negó, pero luego accedió como una manera de compensarme por no haberme dado lo que le pedí. Tam me llevó a una sala donde había un monitor que mostraba varios cuadros, me explicó que cada cuadro correspondía a un paralelo y me dijo que podía elegir otros paralelos en los que estuviéramos juntos para sintonizármelos en el aparato. Me dejó solo y aproveché para buscar los paralelos en los que no ha sucedido lo del sacrificio de los Soles en el Trono Dorado, encontré dos paralelos en los que Luc aún está vivo. Uno es un mundo postapocalíptico como Mad Max y el otro es un paralelo infestado de zombis, en ambos Luc es un sobreviviente y está buscándote.
 
Ya me habían dicho que existían algunos paralelos en los que Luc no se había inmolado en el Trono Dorado. No quise indagar, pero Jeraseth me dijo más de lo que quería saber.
 
— ¿Por qué visitas tanto a Lucien en el real cómo súcubo? — me preguntó.
— Discúlpame — le respondí entendiendo que eso le molestara — es algo que no puedo evitar, pero te prometo que trataré de no hacerlo.
— No te lo estaba reclamando — me aclaró — quiero que te des cuenta por qué lo haces. Seamos sinceros, lo haces porque extrañas a Luc. Lo que buscas es su cuerpo, su tacto, su olor… lo haces para revivir los momentos cuando estaban juntos.
— Si, lo hago por eso — admití — pero también lo hago porque necesito la energía de Lucien.
— Inmediatamente después de la muerte almática de Luc empezaste a visitar al doppelgänger que se quedó ocupando su cuerpo — me recordó — pero no lo hacías cómo súcubo, muchas veces solo lo contemplabas mientras estaba haciendo cosas cotidianas.
— El doppelgänger se estaba deteriorando — le respondí — ya no podía darme energía.
— Es cierto — me concedió — pero igual lo visitabas. Una vez dijiste que, aunque el doppelgänger ya no tenía la energía para corresponderte, te hacía feliz solo contemplarlo mientras dormía. Luego Lucien pasó a ocupar el cuerpo de su padre y volviste a hacerle visitas nocturnas como súcubo. Sé que necesitas la energía de Lucien, pero puedes buscarlo y follártelo en el astral cuando se te antoje, además está más guapo y su energía es más pura. Pero prefieres buscarlo en el real…
— Porque extraño a Luc — le respondí.
— Si — me respondió — pero también lo haces por la resonancia… el cuerpo de Luc puede captar las reverberaciones de sus otros él de los paralelos en los que no ha muerto y tú, inconscientemente, respondes a esa resonancia. El destello azul que ves en sus ojos cuando le haces el amor no es idea tuya. Puedes comprobarlo si quieres, ve al Templo del Sol, abre el cofre que guarda los restos de su gema y verás que entre las cenizas todavía hay chispas azules.
 
Por un momento tuve una esperanza, pero luego recordé que, tarde o temprano los acontecimientos trascendentales se repiten en todos los paralelos.
 
— Chispas azules que terminarán apagándose — le respondí con tristeza — verlas solo alimentarán mis esperanzas de algo que ya no puede ser porque tarde o temprano esos otros él también morirán en sus respectivos paralelos para reunirse con los que ya están en la Fuente.
— No irán a la Fuente — me dijo.
— ¿Qué quieres decir? — le pregunté.
— Tu Luc no fue a la Fuente — me respondió — su energía fue consumida para sostener el Trono Dorado y su esencia fue asimilada por el Emperador. Los esbirros del Emperador están recolectando los otros ellos de todos los Soles que se inmolaron voluntariamente en este paralelo, los interceptan en el momento que mueren y los llevan al Trono Dorado para ser sacrificados.
— ¿Y para qué me lo estás diciendo? — le pregunté impotente — no puedo hacer nada.
— Si puedes — me respondió — puedes evitarlo interceptándolos en el momento de sus muertes antes que los esbirros del Emperador lo hagan y los obliguen a inmolarse en el Trono Dorado. Eres la luna celta, heredera de Ariadna, la dueña de las almas… tu ocupación es recoger las almas de los fallecidos en la orilla y llevarlas en tu barca al otro lado. En el caso de los otros Luc, aunque no son tus parejas, ellos tienen el derecho que tú seas el psicopompo que los guíe al otro lado. Podrías interceptar al Luc del paralelo de los zombis y al del paralelo Mad Max en el momento que mueran, pero en lugar de hacerlos cruzar al más allá, donde seguramente los esbirros del Emperador estarán esperándolos, puedes anclarlos en su cuerpo de este paralelo.
— Y crearía una aberración semejante a un horrocrux — observé — dos fragmentos de alma atados a un cuerpo que en unos años morirá de muerte natural.
— No son fragmentos de alma — me respondió — cada uno es un alma completa.
— Lucien está ocupando ese cuerpo — le recordé — y en el caso que lo moviéramos a un cuerpo más adecuado a su edad almática y al gusto de Elianne, solo podría anclar a uno de los Luc.
— Puedes anclar a los dos con un cordón doble — me respondió.
— ¿Y qué ganaríamos con eso? — le pregunté.
— Pues que no los sacrifiquen en el Trono Dorado y evitar la destrucción de su pilar almático — me respondió — mientras su pilar se mantenga en pie hay esperanzas. Si el Emperador muere todas las esencias que asimiló serán liberadas y regresarán a sus pilares respectivos.
— Eso es levantarnos en contra del Imperio — le dije.
— Los esbirros del Emperador están tomando los otros ellos de los Soles que aceptaron inmolarse sin permiso — me respondió — el trato que se hizo fue entregar la energía de un Sol para sostener el Trono Dorado, por eso se pidió que entregaran las gemas, nunca se aceptó entregar sus esencias. Ellos tomaron sus esencias y además ahora están tomando a los Soles de los otros paralelos. Están atentando contra el Orden del Universo y la Fuente destruyendo pilares almáticos para mantener vivo a un cadáver al que adoran ciegamente. Tú tienes el derecho, e incluso diría el deber, de evitar la destrucción del pilar almático de Luc.
 
No supe que responderle, era algo que me sobrepasaba.
 
— Los Renegados estarán a tu lado apoyándote — me dijo — uno de ellos es tu hijo y los otros son hijos de otras Lunas, amigas y aliadas tuyas. Lunas que también perdieron a sus respectivos Soles, que eran sus esposos y hermanos. Lunas que claman venganza.
— Los Renegados fueron purificados — le respondí.
— En la fuente de la vida del astral azul — me recordó — purificados de la ruina de los Dioses del Caos, pero siguen siendo Renegados del Imperio y ahora son leales a sus respectivas madres, las Diosas del linaje de Astarté. El Fénix es el prometido de tu hija Luana.
— Dime lo que quieras decirme sin rodeos, hijo de Nergal — le dije.
— Crea alianzas con los Renegados y con los que son Leales al Imperio — me respondió — ofréceles lo que ellos siempre han deseado y que el Emperador siempre les ha negado.
— ¿Qué es lo que podría ofrecerles? — le pregunté.
Una familia que los ame — me respondió — el amor de una madre, el amor de un hermano, el amor de una esposa, la opción de tener hijos a los que ellos amarán y protegerán. Dos de los Leales son hijos tuyos y han tomado mujeres, uno a su hermana y el otro a una guerrera de un mundo élfico… ¿crees que el Emperador sigue considerándolos Leales cuando han roto sus juramentos? ¿de qué lado piensas que se pondrán ellos cuando el Emperador los amenace con exterminar a sus hijos?... For our children! será el grito de guerra que estalle en sus gargantas cuando levanten sus puños contra el Emperador para defender a sus familias.
— ¿Crees que perderán su honor para defender a sus familias? — le pregunté.
— Si, porque a pesar de todo siguen siendo humanos — me respondió — ya lo dijo el maestre de la Guardia de los Cuervos: ¿Qué es el honor en comparación con el amor de una mujer? ¿Cuál es el deber frente a la sensación de un hijo recién nacido en tus brazos o el recuerdo de una sonrisa entre hermanos? El viento y las palabras. Sólo somos humanos, y los Dioses nos han formado para el amor. Esa es nuestra gloria y nuestra gran tragedia.
 
Busqué el refugio de su pecho. Jeraseth acarició mi cabello, sabía que estaba llorando en silencio.
 
Liliana Celeste Flores Vega – lunes 23 de agosto del 2021
Imagen: Google

jueves, 19 de agosto de 2021

El hijo del dragón

Y a pesar de mi ira y tristeza no podía controlar el deseo que sentía por Jeraseth. Fui a buscarlo a la villa, subí a nuestra alcoba y lo encontré sentado en el lecho rasgueando algunas notas de aquella canción en su guitarra, vi un vaso y media botella de whisky sobre el velador.
 
— ¡Lilith! — exclamó con sorpresa al verme — no te esperaba, pensé que estabas molesta.
— ¡Estoy furiosa! — exclamé acercándome a él, anticipando mis acciones dejó la guitarra a un lado y se puso a la defensiva.
 
Me detuve firmemente frente a él y con todas mis fuerzas le di una, dos, tres bofetadas… le hubiera dado una cuarta si no fuera porque me empezó a doler la mano. Jeraseth las recibió sin inmutarse, ni siquiera se limpió el hilillo de sangre que le escurría del lado izquierdo del labio inferior. Sostuvo mi mirada desafiante e hizo una mueca dándome a entender “¿Eso es todo?”
 
En respuesta me senté a horcajadas sobre sus piernas, tomé su rostro con ambas manos y le di un beso, un beso que lo tomó tan de sorpresa que no supo corresponderme.
 
— ¡Abre la boca! — le exigí presionando las articulaciones de su mandíbula, él cedió y lo besé apasionadamente introduciendo mi lengua dentro de su boca.
 
Lo besé largo rato degustando el sabor a licor que tenía su boca. La alcoba estaba cálida pesar de que las puertas del balcón se encontraban abiertas, en la chimenea ardían algunos leños y en el aire flotaba un ligero aroma de sándalo. Jeraseth puso sus manos en mi cintura, pero yo me liberé con enfado de su abrazo.
 
— ¡Tus manos entrelazadas y detrás de tu nuca! — le ordené, él obedeció con una sonrisa dispuesto a dejarme hacer.
 
Le desgarré la camisa para lamer su cuello, morder sus hombros, retorcer sus pezones y acariciar su vientre. Jeraseth soportó mis ataques sin moverse y mordiéndose los labios para no emitir ni un gemido. Sentía su miembro viril enhiesto y caliente presionando contra mi pubis, pero mantuvo sus manos entrelazadas detrás de su nuca.
 
Me puse de pie para quitarme el vestido y le indiqué que se desnudara. En la espalda aún tenía las marcas del látigo que le dejé en nuestro anterior encuentro.
 
— ¡No me toques! — le grité cuando hizo un ademán de tomarme entre sus brazos para llevarme al lecho — siéntate al borde de la cama con las piernas separadas.
 
Obedeció, ya conocía ese juego. Me arrodillé entre sus piernas para lamer con ansias su sexo. Luego levanté mi rostro, sabía que le mostraba la imagen de una bacante ebria de deseo, con las pupilas dilatadas y los labios enrojecidos… introduje dos dedos en mi boca y los chupé para ensalivarlos, él ya sabía lo que venía a continuación.
 
Se apoyó con una mano sobre la cama, levantó un poco las caderas y con la otra mano sujetó sus testículos para facilitarme el acceso a aquella zona de su cuerpo. Tanteé su entrada y él se relajó para facilitar mi propósito, se tensaba con los dildos pero le gustaba cuando usaba mis manos. Lentamente lo penetré con mis dedos, sus jadeos me confirmaron que lo disfrutaba y volví a atender con mi boca su miembro viril. Sentía mis entrañas latiendo y mis fluidos goteando.
 
— Sigue — murmuró entre jadeos — así quiero tenerte siempre, de rodillas a mis pies, devorando mi verga como una puta.
 
Tuvo suerte que yo reaccionara retirando mis dedos de su interior antes de que mi rabia revelara mi aspecto bestial. Me incorporé y lo tumbé sobre la cama con un zarpazo, mi mano se había transformado en una garra y le dejé tres arañazos ensangrentados cruzando su pecho. De inmediato me monté a horcajadas sobre él y me empalé con su miembro erecto que se deslizó en mis entrañas húmedas y palpitantes. Jeraseth alargó la mano y estrujó uno de mis pechos.
 
— ¡Te dije que no me tocaras! — exclamé dándole un zarpazo en la mejilla — mantén tus manos entrelazadas y detrás de tu nuca.
Obedeció con una sonrisa a pesar del arañón que le había dejado en el rostro y empecé a cabalgarlo furiosamente.
 
— ¿Ya aprendiste la lección, hijo de Nergal? — le pregunté sin dejar de moverme de arriba para abajo mientras apretaba su tráquea — no matarás ni lastimarás a mis amigos.
 
Jeraseth sostuvo mi mirada, se mordió los labios y asintió levemente. Retiré mi garra de su cuello y seguí cabalgándolo hasta que el placer me envolvió en una oleada cálida y me desvanecí jadeante sobre su pecho. En ese momento él aprovechó para tomarme de las caderas y hacerme dar la vuelta quedando encima de mí, empezó a embestirme bufando como un animal salvaje y colocó una mano alrededor de mi cuello.
 
— ¿Y tú, princesa pleyadiana, también aprendiste la lección? — me preguntó mientras ejercía la presión suficiente para dificultarme la respiración — si no me rechazas no tendré motivos para matar o lastimar a tus amigos.
 
Me negué a responder y Jeraseth ejerció un poco más de presión, sujeté su brazo para hacerle saber que estaba empezando a apretar demasiado fuerte, pero él no desistió, repitió la pregunta y asentí… entonces retiró su mano y me besó apasionadamente. Rodeé sus caderas con mis piernas haciendo traba con mis tobillos y enlacé mis brazos alrededor de su cuello, Jeraseth sabía lo que yo quería cuando hacía eso, se levantó sosteniéndome entre sus brazos y me llevó a la terraza.
 
Bajo el cielo azul y púrpura desplegué mis alas de plumas blancas y él desplegó las suyas, esas alas oscuras y membranosas semejantes a las de un murciélago y que él pretendía que eran parecidas a las de un dragón. Sus alas habían sido restauradas y mejoradas con implantes mecánicos después de que Vesphurs se las desgarrara a zarpazos y mordiscos la vez que se enfrentaron en duelo.
 
Nos elevamos en el cielo en una cópula aérea. Sentí su energía cargada de pasión emanando de la abertura de su pecho y su intención de hacer lazos. El nido de mi pecho, en donde se están gestando las dos gemas que hemos procreado, se abrió para recibir su energía que alimenta a nuestras gemas y correspondí a su deseo entrelazando su lazo rojo con hilos azules que se extendieron buscando la abertura de su pecho. Lo sentí estremecerse llegando al orgasmo y su placer desencadenó en mí una deliciosa oleada de sensaciones.
 
Descendimos y nos quedamos tendidos sobre la hojarasca, estábamos exhaustos pero satisfechos y complacidos por el nuevo lazo que habíamos creado. Finalmente estábamos en paz.
 
— Creo que esta noche se celebra el cumpleaños de uno de tus amigos — me comentó mirando el cielo en el que empezaban a aparecer unas estrellas pálidas — ¿Te gustaría que fuéramos?
Sí — le respondí — será la primera celebración en el Reino del Este.
 
Cuando llegamos encontramos una celebración sencilla pero amena. Los carromatos de los cíngaros estaban dispuestos en un círculo y unidos por cadenetas de telas coloridas y campanillas, supe que también era un hechizo de protección. Leo estaba rodeado de sus amigos, vestido a la usanza de su clan y su cabellera dorada cayendo como una cascada de rizos hasta su cintura, sonrió al vernos y nos acercamos. Lo saludé con un abrazo y él me correspondió con un sonoro beso en cada mejilla, luego le extendió la mano a Jeraseth. Sabía que se me notaban las huellas que la mano de Jeraseth había dejado alrededor de mi cuello y él tenía la marca de mi zarpazo sobre su mejilla.
 
— ¿Ya empezaron con la fase tóxica? — nos preguntó Leo con una sonrisa divertida, pero en su mirada había una advertencia que Jeraseth entendió.
— ¡Brindemos! — exclamó César pasándonos una bota de vino.
 
Luego Jeraseth y yo dimos una vuelta por el lugar. Había una mesa larga con bocadillos, varias fogatas, bailarinas, músicos y saltimbanquis por doquier. Nos encontramos con Mordred quien estaba conversando con un grupo variopinto de artistas circenses.
 
— Necesito hablar con ella por un momento — le dijo a Jeraseth quien asintió, pero indicándome que no demorara demasiado.
 
Mordred me tomó de la mano y me llevó hasta la mesa, allí me levantó la barbilla y examinó las huellas que Jeraseth me había dejado en el cuello.
 
— ¿Esta vida fue la primera vez que le dijiste a Jeraseth que no te quedarías con él? — me preguntó frunciendo el ceño, yo asentí — entiendo, no está acostumbrado a que lo rechaces. Tuvieron suerte, las leyes de Gaia evitaron que Jeraseth hiciera algo peor y Nergal arregló lo mejor que pudo el error que cometió su hijo para evitar que su nombre se viera involucrado en un serio problema.
— Ya estamos en paz, Mordred — le dije — no quiero volver a hablar del asunto.
— Entiendo, él recibió su castigo y no queda más que aceptar como arreglaron el incidente — dijo Mordred — pero ¿sabes lo que hubiera hecho Jeraseth en un mundo medieval? ¿te imaginas tu aldea arrasada por el fuego mientras que él te llevaba a la fuerza en su caballo o tu castillo sitiado por sus tropas y tu gente muriendo de hambre hasta que tú aceptaras entregarte a él?
 
No era necesario que me lo dijera, ya lo había pensado.
 
— ¿Ahora entiendes el recelo de mi madre por los segundos consortes rojos? — me preguntó — los rojos son arrogantes y violentos, se obsesionan con las azules.
— Jeraseth nunca se había comportado así — le refuté intentando disculpar a mi segundo consorte.
— Porque nunca lo habías rechazado — me refutó airado.
— Jeraseth me ama — le respondí.
— No lo dudo, te ama, pero también está obsesionado y los celos pueden convertirlo en una amenaza — prosiguió — ya has visto cómo reaccionó ante una negativa de tu parte: dile que no y verás tu ciudad asediada por sus ejércitos, dile que no y verás tu mundo bombardeado por sus naves, dile que no y verás el bosque celta ardiendo.
 
Sabía que Morrigan no aprobaba mi unión con Jeraseth, pero nuestro matrimonio era una alianza con los anunnakis pactada por Killa y Nergal desde antes de nuestros nacimientos. Incluso Nergal no se había enojado cuando me presentaron a otros pretendientes rojos pues decía que su hijo y yo estábamos hechos el uno para el otro. Hace un mes había escuchado a Morrigan conversando con Nimué, ellas esperaban que yo pidiera la anulación de mi matrimonio con Jeraseth para tomar a Lucien como primer consorte y a Mordred como el segundo, se habían desilusionado al comprobar que mi deseo por Lucien solo era por el cuerpo que él estaba ocupando y que nunca desposaría a mi hijo. En esos momentos los músicos empezaron a tocar esa canción.
 
Run for your life
The empress is here, torture and fear
Run for your life
The beast has appeared, the end is near
 
Había supuesto que el apuro de traer de otra realidad al pequeño Merlín era una precaución ante una eminente amenaza de Sheithan, ahora comprendía a quien llamaban la bestia.
 
Merlin, son of a fallen angel
Merlin, a legend of the past
Foretold the story of two dragons
Fighting for the land
His name will live forever
 
— No, Jeraseth no se volverá como Sheithan — le dije a Mordred, pero la duda me amargó la boca y ensombreció mi corazón — él no es el hijo del dragón.
— Cálmate, Lilith — me dijo acariciando mi mejilla — Jeraseth no se volverá como Sheithan porque yo no lo permitiré, yo soy el hijo del dragón.
— Entonces ¿serás tú quien incendies aldeas y asedies castillos? — le pregunté.
— No, yo soy el hijo del dragón que luchará para proteger las tierras celtas — me respondió — ahora ve con él, pero recuerda, estaré vigilándolo.
 
Jeraseth estaba conversando con el grupo de artistas circenses, me dirigí a su encuentro, pero Morrigan se me interpuso.
 
Debemos de hablar sobre tu segundo consorte — me dijo Morrigan, sabía que tarde o temprano tendríamos esa conversación y estaba preparada.
— No te preocupes — le respondí — cuando mi hija Luana tenga la edad y la experiencia necesaria para ocupar el Trono de la Luna abdicaré entregándole la corona y el cetro, entonces me marcharé con Jeraseth a nuestra villa en el bosque de otoño en el Reino del Eterno Ocaso. Hace tiempo tomé esa decisión, además es lo que Luc quería que hiciera.  
— Tú no te puedes marchar ni abdicar, eres la reina de las tierras celtas hasta que llegue tu tiempo de ascender — me dijo para mi sorpresa — Lilith y Lucipher deben de estar juntos.
— Lilith y Lucipher son dos títulos que no volverán a usarse — le respondí — Luc fue el último Lucipher, ese título murió con él. Y yo renuncié al título de Lilith, subí al Trono de la Luna con mi verdadero nombre, yo soy Lily Anne la gris.
— Puedes llamarte como quieras, pero sigues siendo Lilith — me refutó — y mi hijo es…
— ¡Tú hijo no puede recibir el título de Lucipher solo porque un puñado de idiotas lo llamen así!  — exclamé y me di cuenta que mi voz había sido un graznido, mis manos se habían convertido en garras y mis alas, con plumas afiladas como navajas de argento, estaban desplegadas. Morrigan dio un paso atrás y bajó la cabeza.
Mi hijo es el hijo del dragón — murmuró — y tú no puedes escapar de tu destino, te llames Lilith o Lily Anne la gris… tú vislumbraste tu futuro cuando tomaste el cetro en el centro del laberinto, te viste sentada en un trono en lo alto de una colina, estabas vestida de blanco y tenías un cetro de plata coronado por un zafiro… a tu lado se alzaba otro trono donde estaba sentado un guerrero vestido de negro, él llevaba la armadura del dragón y empuñaba una espada de hielo llameante…
— Es cierto — le respondí recordando esa visión — y yo llevaba un anillo de oro con un rubí en el dedo anular, este mismo anillo que me dio Jeraseth cuando nos casamos… vi una planicie, bosques, castillos y fortalezas en la lejanía… el guerrero que estaba sentado a mi lado llevaba la armadura del dragón, pero el cielo detrás de nosotros era azul y púrpura. Tal vez tengas razón y ese guerrero sea tu hijo… entonces confía en el destino, los dos se llevarán bien.
— Créeme que es lo que más deseo por el bien de todos — me respondió Morrigan — si uno de los dos cede tal vez se lleven bien, pero mi hijo no será quien…
No tienes que decirlo, Morrigan — le respondí volviendo a mi apariencia habitual — yo me encargaré que sea Jeraseth quien ceda. Y tú, toma a tu hijo y termina de criarlo, todavía se comporta como un niño en el real. Jeraseth no agachará la cabeza ante un dragón de peluche.
 
Morrigan asintió y se retiró. Me dirigí a donde me esperaba Jeraseth, noté que estaba a la defensiva y supe que había visto mi encuentro con Morrigan y mi transformación.
 
— ¿Qué pasó? — me preguntó preocupado.
— Pasó que le dejé en claro a Morrigan que tú eres mi segundo consorte y nunca pediré la anulación de nuestro matrimonio — le expliqué tratando de no exagerar el asunto.
— ¿Por qué nuestro matrimonio es una alianza con los anunnakis? — me preguntó.
— Porque te amo — le respondí, le eché los brazos al cuello y le di un beso.
 
Fuimos a sentarnos con el grupo de juglares rojos que solían invitarse por iniciativa propia a todas las celebraciones que se hacían en el astral azul, estaban conversando y bebiendo vino alrededor de una de las hogueras. Un rato después Mordred se nos unió con una fuente de bocadillos.
 
Eso no alcanzará para todos, traeré otra fuente — dijo Jeraseth poniéndose de pie, supe que era un pretexto para que Mordred pudiera hablar libremente conmigo.
 
Mordred se sentó a mi lado. Esperaba sus preguntas, advertencias y reclamos, pero al parecer ya había hablado con su madre.
 
— Dame una oportunidad, te juro que no te defraudaré — me dijo.
— ¿Cuándo te convertirás en el dragón que empuña la espada de hielo? — le pregunté.
— Cuando tú te conviertas en Lily Anne la blanca — me respondió.
— ¿Tendré que caer a un abismo y luchar contra un balrog? — le pregunté usando la referencia.
— Ya caíste — me respondió — pero no es necesario que luches contra el balrog, será suficiente con que lo domestiques.
 
Jeraseth regresó con una bandeja de jamones, salchichas y quesos. Tomó un pedazo de salchicha bastante grande y se lo embutió en la boca a Mordred quien no tuvo más opción que tragársela. Luego se sentó a mi izquierda y me hizo lo mismo, aunque con más delicadeza.
 
— ¿No les parece extraño que Mortwuld no esté en la celebración? — les pregunté para iniciar una conversación, pero ellos se alzaron de hombros.
 
Pasamos un rato más conversando, bebiendo y comiendo con los juglares. De vez en cuando miraba al resto de personas buscando a Mortwuld, pero no lo encontré.
 
— Mi amor, ya es hora de que regresemos a la villa — me dijo Jeraseth y luego se dirigió a Mordred quien estaba bastante ebrio — ¿vienes con nosotros?
— Ni loco — le respondió Mordred trastabillando al ponerse de pie — la última vez que fui intentaste emborracharme con ese licor de bayas rojas.
— Te prometo que no volveré a hacerlo — le dijo Jeraseth sujetándolo del brazo.
— No confío en tu palabra — farfulló Mordred apoyándose en Jeraseth.
— El licor de bayas rojas te cayó mal y fui yo quien tuvo que limpiar todo tu vómito de la alfombra, no quiero repetir la desagradable experiencia — le respondió Jeraseth — además ya estás borracho, no necesito darte de beber más trago.
— Tus argumentos son buenos, entonces los acompaño — aceptó Mordred tambaleándose.
 
Llegamos a la villa prácticamente arrastrando a Mordred.
 
— Yo me hago cargo de ponerlo cómodo — me dijo Jeraseth llevando a Mordred a nuestra alcoba y haciéndome un gesto indicándome que los dejara solos por un momento — mientras tanto trae los cigarros que se quedaron en la biblioteca.
— ¿Estuviste leyendo? — le pregunté gratamente sorprendida.
— No, tú los dejaste allí — me respondió — te digo que los traigas ahora para que luego no me los estés pidiendo cuando ya estemos en la cama.
 
Fui a la biblioteca por los cigarros, cuando calculé que Jeraseth había tenido el tiempo necesario para convencer a Mordred, subí a nuestra alcoba. Los encontré a ambos desnudos en la cama… y Mordred estaba profundamente dormido.
 
— ¿Qué pasó, lo pusiste demasiado cómodo? — le pregunté a Jeraseth tomando un cigarro.
— Si, y se ha quedado dormido encima de mi brazo — me respondió fastidiado.
— Al menos no te vomitó encima — le dije encendiendo el cigarro en la flama de una vela.
— ¿Y ahora que hacemos? — me preguntó Jeraseth sacando su brazo de debajo de Mordred.
— Pues échale una manta encima — le respondí dando una calada — no le vaya a dar frío y luego tengas que limpiar aguas menores.
 
Liliana Celeste Flores Vega – 18 de agosto del 2021
Canción: Merlin - Legends for the Past - Freedom Call
Imagen: Luis Royo

 

viernes, 9 de julio de 2021

Los extraños sucesos de la casa de la locura

Los amables lectores de mi blog recordarán los extraños sucesos que Damon y yo vivimos a finales del año 2012 y supongo que algunos se preguntarán que sucedió con los pacientes de aquella atípica casa de reposo que se encuentra en un lejano paraje en el norte del país. Yo misma sentía esa curiosidad y desconocía que había sucedido con ellos... hasta hace un par de semanas que Damon y yo volvimos a visitar el lugar. 

Para aquellos que no han leído mi blog les contaré brevemente los hechos que son el preámbulo a este relato y les presentaré a los personajes protagonistas del mismo. No me extenderé en detalles que no vienen al caso… sólo mencionaré que una noche Todd, Damon y yo nos vimos involucrados en un confuso incidente que terminó con Todd recluido en aquella casa de reposo y con Damon y yo en la enfermería del Museo con heridas de cierta gravedad pues Todd, en aquél inexplicable episodio de locura, nos agredió físicamente.
 
Pasados algunos días nos trasladaron de la enfermería a una habitación en el edificio donde se aloja el personal del Museo. Damon y yo estábamos recuperados físicamente pero mentalmente nos encontrábamos al borde de un colapso porque durante las últimas noches habíamos tenido sueños más extraños de los que acostumbrábamos tener y nos obsesionamos con descifrar el significado arcano de los mismos. Salíamos de aquella habitación sólo para ir al baño, incluso comíamos allí… primero fue por evitarnos las miradas del personal del Museo a quienes nuestro amigo el arqueólogo, a falta de una mejor explicación para lo sucedido, les había dicho que la noche del incidente nosotros y Todd nos habíamos pasado con las drogas (así que nos había hecho fama de depravados y drogadictos) y luego por la obsesión que nos estaba consumiendo. Julio nos traía la comida y otras cosas que necesitábamos. Nosotros dormíamos, desayunábamos, pasábamos la mañana en la cama contándonos y comparando nuestros sueños, almorzábamos, pasábamos toda la tarde exprimiéndonos el cerebro tratando de entender el significado o mensaje de aquellos condenados sueños, cenábamos… y vuelta otra vez al enfermizo círculo vicioso.
 
Durante las últimas noches los dos habíamos soñado repetitivamente con un mundo con dos soles rojos y una luna opaca. El mundo tenía dos continentes con zonas desérticas, zonas volcánicas, montañas escarpadas y frondosas selvas. Los sueños que tenía Damon eran como una película que pasaba aceleradamente, los míos se centraban en un hecho o personaje determinado. Con la información reunida de los sueños de ambos habíamos podido armar un poco de la historia de ése mundo… pero lo que nos sacaba de quicio era que estábamos absolutamente seguros que esos sueños no eran recuerdos de nuestras vidas pasadas, no sentíamos familiaridad con ése mundo ni empatía con sus habitantes, a lo más nos recordaba mucho al mundo de Conan el bárbaro… sabíamos que no éramos partícipes de aquella historia, sólo unos espectadores… por lo tanto algo o alguien nos estaba mandando esas visiones oníricas y quería que las descifráramos.
 
Damon había visto la evolución de la humanidad nativa de ese mundo desde el estado de unos primitivos nómades hasta que formaron clanes, reinos e imperios… y como todos estos habían sido destruidos por guerras, pestes, desastres naturales y eventos sobrenaturales inexplicables. Yo había visto los rituales de los chamanes tribales danzando alrededor de un monolito gigantesco al son de unos tambores hechos con la piel de un animal muy parecido al mamut, la construcción de unas enormes pirámides escalonadas de piedra roja, la explosión de un colosal volcán que arrasó con una próspera ciudad, la edificación de una ciudad subterránea… a un sacerdote con una capa de piel de lobo sacrificando a un niño en un altar ante la estatua de un dios con la apariencia de un reptil, a una mujer guerrera crucificada en una plaza en medio de una multitud aullante, a una anciana ciega rezando arrodillada frente a un ara, a un nigromante descifrando los jeroglíficos de un pergamino en una biblioteca subterránea… en fin, todos eran personajes que aunque reconocía como arquetípicos sabía que no tenían nada que ver con nosotros.
 
La última noche soñé con una hechicera con el rostro tatuado que estaba haciendo un ritual en un templo de apariencia sumeria para invocar a un poderoso demonio… aunque algo debió de salirle mal pues lo que respondió a su llamado fue un humo negro que emergió de un pozo y la convirtió en piedra. Después vi como el mundo era invadido por naves espaciales tripuladas por unos seres de apariencia reptiliana quienes, con sus armas de avanzada tecnología, sometieron de inmediato a los de la raza nativa del mundo de los dos soles rojos… me desperté asqueada por las escenas brutalmente grotescas de matanzas, violaciones y sacrificios.
 
Fui al baño. Cuando regresé a la habitación encontré a Damon sentado en la cama con un aspecto bastante desaliñado, no me había dado cuenta de lo crecida que llevaba la barba y que hasta se le notaba un poco crecido el cabello… pensé en el aspecto fatal que debería de tener yo también pues hace días que después de bañarme sólo me pasaba el peine para desenredarme el cabello y cuando se me secaba lo enroscaba en un moño sujetándolo con un gancho.
 
Damon se puso de pie, tomó la cajetilla de cigarros que estaba sobre la mesa, encendió uno y empezó a fumar nerviosamente… me quedé atónita pues él no fumaba y se incomodaba cuando yo lo hacía. Noté que la mano le temblaba. Cuando terminó el cigarro me dijo: “No podemos seguir así, la obsesión por descifrar el significado de los sueños que tenemos cada noche nos está haciendo daño, además son cosas de un mundo rojo que no nos incumben. Debemos de alejarnos de este lugar, regresemos a Lima”.
 
Estuve de acuerdo con él y le pusimos punto final al asunto de los sueños del mundo de los dos soles rojos. Nos vestimos decentemente y buscamos al arqueólogo. Le dijimos que nos sentíamos bien, que queríamos regresar a Lima pero antes deseábamos visitar a nuestro amigo Todd y le preguntamos la dirección del hospital psiquiátrico en el que lo habían internado. El arqueólogo nos respondió que precisamente al día siguiente iría a visitar a Todd y que podía llevarnos.
 
Decidimos quedarnos una noche más. Luego del almuerzo recorrimos el Museo. Cenamos, nos retiramos a la habitación y esa noche nos permitimos una velada romántica escuchando música de Blackmore’s Night y bebiendo una botella de vino que nos consiguió Julio.
 
Julio nos despertó temprano pero según el arqueólogo era tarde y nos hizo desayunar con prisa. Subimos al asiento trasero de la camioneta con nuestros equipajes porque pensábamos regresar a Lima esa misma noche. El arqueólogo se acomodó en el asiento del copiloto, Julio se puso al volante pero en lugar de dirigirse hacia la carretera que llevaba a la ciudad tomó rumbo hacia el lado opuesto. Media hora después tomó un desvío internándose por un paraje desolado hasta que el asfalto desapareció y fue reemplazado por un camino de tierra… Julio se metió por varios recovecos… Damon y yo notamos que habíamos pasado dos veces frente a un árbol bastante peculiar, sin duda Julio estaba dando vueltas innecesarias para que nos desorientemos. Un par de horas después divisamos un antiguo caserón de dos pisos.
 
Julio detuvo la camioneta. Entramos al caserón, de inmediato nos dimos cuenta que el caserón no era un hospital psiquiátrico ni una casa de reposo convencional. Nos recibió una señora de unos cincuenta años, delgada y con cabello negro recogido en un moño alto. El arqueólogo le preguntó cómo estaba Todd, la señora le respondió que seguía en el mismo estado, aunque mas calmado. Luego llamó a un hombre de mediana edad de aspecto rústico y fornido, con más aspecto de carcelero que de enfermero… éste nos llevó hasta una puerta que llevaba a un sótano.
 
Damon tomó mi mano mientras bajábamos los peldaños de madera casi podrida de la escalera, sentí que se me encogió el corazón al pensar los días que Todd llevaba recluido allí. Luego de bajar la escalera nos encontramos en un pasillo mal iluminado con un foco que daba una luz amarillenta. Había varias puertas a ambos lados, unas de madera a la izquierda y otras reforzadas con rejas a la derecha… el arqueólogo nos dijo que Todd se encontraba en la habitación de la última puerta a la derecha y nos hizo un gesto para que lo siguiéramos.
 
Cuando pasamos frente a una puerta de madera escuchamos los sollozos de una mujer, detrás de la siguiente puerta oímos el murmullo de la voz de un hombre recitando una plegaria repetitiva... dimos un par de pasos más y nos sobresaltó un aullido que provino de detrás de una de las puertas reforzadas con reja, luego escuchamos gruñidos y arañazos contra la misma como si se tratara de un perro bastante grande encerrado. Damon le pidió explicaciones al arqueólogo sobre el lugar y los que estaban recluidos allí, él le respondió que era un asilo para aquellos casos que no podían mantenerse bajo control en un hospital psiquiátrico convencional.
 
Finalmente llegamos a la última puerta, el arqueólogo abrió la reja y luego descorrió la mirilla de la puerta de madera para constatar el estado en el que se encontraba de Todd… nos dijo que primero entraría él. Durante el tiempo que esperamos escuchamos que la persona o criatura que estaba encerrado unas puertas más allá seguía gruñendo.
 
El arqueólogo estuvo a solas con Todd aproximadamente veinte minutos, luego abrió la puerta y nos dijo que podíamos pasar. Era una habitación pequeña, casi una celda... el único mobiliario era una sencilla cama de madera con una sábana y una cobija... en una esquina había un inodoro con un lavabo encima como los que se ven en las celdas en las películas de presidiarios. Todd estaba sentado sobre la mísera cama con las rodillas recogidas contra su pecho y la mirada perdida en el vacío… nos conmovió verlo en ese estado.
 
Nos acercamos pero Todd no se percató de nuestra presencia. Notamos que estaba moviendo los labios pero no entendíamos sus balbuceos... me acerqué más a él, le acomodé un mechón de cabello detrás de la oreja y le dije parafraseando la serie de Stargate Atlantis: “Comandante, debe de salir de su estado de hibernación, necesito que se haga cargo de la nave nodriza”…  le di un beso en la mejilla, entonces pareció reaccionar por un momento, me miró y esbozó un amago de sonrisa… luego señaló a Damon con un dedo, murmuró algo ininteligible y volvió a sumirse en su estado casi catatónico.
 
El enfermero con aspecto de carcelero nos dijo que no era recomendable que nos quedáramos más tiempo con Todd y nos indicó con un gesto adusto que subiéramos. Nos llevó hasta una sala de estar donde estaba la señora que nos recibió sentada en un sillón leyendo un libro, al vernos nos dijo que faltaba una hora para que sirvieran el almuerzo pero que podíamos ir subiendo nuestros equipajes e instalándolos en las habitaciones del segundo piso. El arqueólogo tenía planeado quedarse una semana pero nos dio a elegir entre quedarnos una noche o que Julio nos lleve a la ciudad después del almuerzo. Damon y yo decidimos quedarnos una noche para volver a ver a Todd al día siguiente con la esperanza de hacerlo reaccionar.
 
El arqueólogo y Julio tenían habitaciones propias pues acostumbraban quedarse. La señora nos dijo que podíamos quedarnos aunque sólo tenían habitaciones para pacientes con camas estrechas pero podíamos unir dos… le respondimos que nos bastaba con dos colchones en el piso para no darles molestias pero el arqueólogo le sugirió que nos instalara en “la habitación”… la señora dudó un poco pero finalmente le indicó al enfermero con aspecto de carcelero que nos llevara.
 
El hombre, que se llamaba Alberto, nos indicó que subiéramos la escalera y nos llevó hasta una puerta al final del pasillo, cuando la abrió y nos hizo pasar a la habitación quedamos impactados, esperábamos una habitación sencilla casi austera pero ésta parecía sacada de una película de la época colonial: Una enorme cama con doseles de cortinajes de brocado ocupaba el centro… el mobiliario lo completaban dos veladores, un ropero, una cómoda, un tocador, dos sillones y un arcón de madera tallada. Alberto descorrió la cortina y abrió el ventanal para airear la habitación que tenía un intenso olor a humedad, se notaba que no la usaban con frecuencia… nos dijo que ésa era la única habitación con una cama grande, había sido ocupada por los abuelos y luego por los padres del actual dueño del caserón. Nos dejó para que nos instaláramos, Damon y yo sacudimos las sábanas y colchas… luego nos avisaron para que bajáramos a almorzar.
 
Durante el almuerzo la señora, que se llamaba Francisca, nos contó una breve historia del lugar: El caserón tenía casi un siglo de antigüedad, había sido construido por un italiano que se asentó en el lugar con su esposa y frecuentemente hacía reuniones con sus amigos que practicaban el espiritismo. La esposa tenía una salud muy frágil, condición que heredaron sus hijos, la mayoría de los cuales murieron antes de llegar a cumplir los dos años. Sólo sobrevivió una hija que luego se casó con un comerciante y tuvieron un hijo, años después ella se suicidó ahorcándose en un árbol de manzano que había en el huerto por motivos que nunca se aclararon… el comerciante dejó la casa intacta bajo el cuidado de un guardián y se fue a vivir a Lima con su hijo. Este hijo, el actual dueño del caserón, conoció al arqueólogo y accedió cederle el caserón con la condición que mantuviera intacta la habitación que ocuparon sus abuelos y sus padres. Nadie había dormido allí desde ese entonces, sólo la limpiaban de vez en cuando.
 
Terminado el almuerzo nos invitaron a pasar al despacho biblioteca que conservaba algunos de los muebles de época. El arqueólogo tomó asiento en el escritorio, doña Francisca le entregó unos folders y se sentó en una butaca, Damon y yo nos sentamos en un sofá cerca de una ventana. Doña Francisca tomó una cajetilla de cigarros que estaba sobre una mesita, noté sus dedos largos y nudosos, sus uñas eran muy largas y estaban manchadas de nicotina... y llevaba un hermoso anillo de plata quemada y turquesa en el anular. Nos ofreció un cigarro… yo acepté, Damon se negó. Permanecimos en silencio mientras que el arqueólogo revisaba los folders, luego nos dio un breve resumen de los casos de las personas recluidas.
 
Teresa era el nombre de la mujer que habíamos escuchado sollozando. Era hija de una señora amiga de la madre de Julio. Una vez fue de campamento al bosque de algarrobos con sus amigos y desapareció… los amigos dijeron que ella salió de la carpa a medianoche para orinar y no regresó, la buscaron por los alrededores hasta el amanecer, al no encontrarla regresaron y dieron aviso a sus padres. Teresa había tenido problemas con sus padres por causa de un muchacho pandillero con quien salía y pensaron que se había fugado con él… investigaron al fulano pero se comprobó que él ni siquiera había ido al campamento y que la noche en la que desapareció Teresa él había estado en un bar con sus amigotes de la pandilla… a pesar de todo el pandillero la quería y fue con los muchachos de su pandilla al bosque en donde la buscaron hasta debajo de las piedras, averiguó con otros pandilleros y hasta con unos tratantes de chicas que conocía pero no pudo ubicarla. Todos la buscaron infructuosamente.
 
Unos meses después Teresa apareció en el bosque de algarrobos en un estado lamentable, la encontraron unos turistas quienes la llevaron a una caseta policial. Luego la llevaron a un hospital donde los doctores la examinaron y dijeron que a la muchacha posiblemente la habían raptado y mantenido cautivo violándola consecutivamente hasta que quedó embarazada y le hicieron un aborto… afortunadamente físicamente estaba bien, sólo desnutrida y obviamente traumada por la experiencia pasada. Pero la historia que la psicóloga logró sacarle fue que había sido abducida por unos extraterrestres de apariencia reptiliana, ellos la habían fecundado, extraído el bebé y luego la dejaron en el bosque. La psicóloga les dijo a los padres de Teresa que esa era su forma de asimilar el trauma y que con un tratamiento adecuado podría recuperarse.
 
Pero la pobre muchacha insistía con que los extraterrestres le habían dejado unos implantes en el cuerpo y desesperadamente se cortaba intentando sacárselos. Fue entonces que Julio se interesó en el caso, la llevó con un doctor de confianza y luego de hacerle varios exámenes y unas radiografías detectaron que verdaderamente tenía un objeto extraño en un brazo, era del tamaño de una cápsula… se lo extrajeron y luego de analizarlo llegaron a la conclusión que la pequeña cápsula era de un metal desconocido con un bajo nivel radioactivo.
 
Julio investigó y averiguó que por las fechas en las que Teresa había desaparecido algunos pobladores de la zona habían visto luces extrañas, incluso hasta consiguió un video grabado por un aficionado en donde se veían unas luces que formaban un triángulo. Fue a la zona en donde había desaparecido Teresa con un fanático ufólogo y encontraron una zona quemada en donde no crecía la hierba y detectaron vestigios de radioactividad.
 
Julio le comentó el caso al arqueólogo y éste convenció a los padres de Teresa de llevarla a un lugar donde recibiría el tratamiento adecuado. Llevaba dos años internada allí… cuando ingresó la alojaron en una de las habitaciones del segundo piso. Se pasaba los días viendo las telenovelas y talkshows que trasmitían los cuatro canales de señal nacional que eran los únicos que captaba el televisor en aquél recóndito lugar o leyendo las novelas de moda que le traía su madre.
 
Parecía estar recuperándose hasta que empezó a quejarse de terribles dolores de cabeza y terminó dándose cabezazos contra la pared. Teresa explicó que los extraterrestres se estaban comunicando con ella y le mostraban imágenes del mundo en el que vivían, éste era un mundo con un sistema binario de soles y enormes pirámides escalonadas de piedra rojiza… ella no quería ver esas imágenes y por eso se golpeaba la cabeza. Le hicieron más pruebas y encontraron que tenía otro objeto extraño en el cerebro imposible de retirar. También empezó a caer en unos estados de trance durante los cuales garrapateaba fórmulas, ecuaciones de matemática avanzada y física cuántica que luego no sabía explicar. La encerraron en la celda del sótano un par de meses atrás cuando, sin motivo aparente, atacó a una de las enfermeras con un tenedor.
 
El arqueólogo nos preguntó nuestra opinión sobre el caso… ¿creíamos que podría tratarse de un caso verdadero de abducción o no?... Damon y yo nos miramos, ambos creíamos que existía vida inteligente en otros mundos y que este mundo había sido visitado por extraterrestres… pero la mayoría de los casos de abducciones que habíamos leído o visto en esos documentales tan de moda en la televisión no nos convencían.
 
El caso de Teresa tenía puntos a favor… al menos no decía que había sido abducida desde su casa mientras dormía en su cama, había sido abducida en el bosque de algarrobos, un lugar que era conocido como escenario de sucesos sobrenaturales. Lo de la fecundación por extraterrestres era un cliché pero había un informe médico que confirmaba que le habían practicado un aborto… aunque tal vez Teresa estaba embarazada, se lo dijo al tipo con quien salía, éste se negó a hacerse responsable, ella huyó, se prostituyó, se hizo el aborto y regresó inventando lo de la abducción (aunque era muy inocente de su parte pensar que le creerían)… pero ¿porqué inventaría que los extraterrestres le habían puesto implantes en su cuerpo y se haría daño por quitárselos?... tal vez por culpa y la necesidad de auto castigarse por haber abortado… aunque le habían encontrado un objeto extraño en el brazo y tenía otro en el cerebro, además estaban sus visiones (que describían un mundo bastante parecido al mundo de los dos soles rojos con el que Damon y yo habíamos soñado recientemente) y las fórmulas que garrapateaba.

El arqueólogo prosiguió con el siguiente caso. Mauricio era el nombre que le habían dado al hombre que habíamos escuchado murmurando la salmodia repetitiva, lo habían encontrado vagando desnudo en las pampas de Nazca y lo habían llevado a un hospital. El informe del médico que lo había atendido resumía que el individuo ingresó en un estado crítico de deshidratación y desnutrición por lo que le pusieron suero, se recuperó, pero se negaba a consumir alimentos excepto gelatina sin saborizantes… parecía sufrir de demencia pues solo balbuceaba palabras ininteligibles por lo que fue derivado a un hospital psiquiátrico. No tenía documentos y no había reportes de desaparición que coincidieran con su descripción, pero uno de los psiquiatras se hizo cargo de su tratamiento por lo curioso de su caso.
 
Según el informe que les había entregado aquél psiquiatra cuando el paciente ingresó solo repetía una extraña salmodia en un idioma desconocido y estaba en un estado de pánico pasivo. Poco a poco se ganó su confianza, el paciente se tranquilizó y empezó a hablar en español… entonces le preguntó cuál era su nombre pero como le respondió con una palabra en el idioma desconocido le dio un lápiz y un papel, el paciente escribió que su nombre era “M4U51C10” (por lo cual empezó a llamarlo Mauricio). El paciente aseguraba ser de otro mundo y mostraba como prueba sus manos y pies cuyos dedos estaban unidos por una membrana de piel… sin duda era un caso de sindactilia agudo. Como suele suceder en esos casos también tenía otros defectos congénitos en el cráneo y la cara, lo que le daba una apariencia bastante extraña que seguramente le había causado un trauma desde la niñez que lo había llevado a creerse de origen extraterrestre. Sus órganos internos y su metabolismo eran normales. Finalmente empezó a comer alimentos variados aunque rechazaba la carne, prefiriendo las frutas y verduras crudas.
 
Mauricio era de carácter pacífico y naturaleza bondadosa, se volvió bastante comunicativo y le gustaba charlar con el psiquiatra sobre el mundo del que creía ser nativo. Lo describía como un mundo con tecnología muy avanzada aunque carecía de atmósfera pues ésta había sido destruida hace mucho tiempo atrás por un desastre de origen desconocido pero había domos que cubrían algunas zonas haciéndolas habitables defendiéndolas de la radiación del sol rojo. Era gobernado por una élite de seres superiores a los que describía como unos humanoides altos, sin cabello, ojos negros sin pupilas y piel fosforescente. Decía que él era de la raza nativa de aquél mundo y explicaba que siglos atrás, cuando sucedió aquél desastre que destruyó la atmósfera, llegaron esos seres superiores en naves espaciales y los salvaron construyendo los domos… desde entonces los de su raza los habían reverenciado casi como dioses.
 
El era un obrero que trabajaba en las minas de donde extraían el mineral que servía para hacer funcionar las máquinas y naves espaciales. Lo que sorprendía al psiquiatra era el conocimiento que tenía Mauricio, un hombre aparentemente de origen humilde y que no había tenido acceso a mucha educación ya que sus padres no lo habían tratado del defecto congénito con el que había nacido, sobre las máquinas y naves espaciales que describía.
 
Contaba que a pesar de que aquellos seres superiores casi habían esclavizado a los de su raza no eran malvados ni crueles. Los de su raza eran tratados bien, vivían en lo que describió como un complejo de edificios rectangulares de paredes metálicas divididos en celdas, los hombres eran obreros y las mujeres eran destinadas a la reproducción que era por vía artificial y a la crianza de aquellos hijos. Tenían un horario de trabajo estricto pero la vida era llevadera, hasta les permitían seguir con algunas de sus costumbres y tradiciones.
 
Un día aciago el Sumo Sacerdote de los seres superiores anunció un terrible evento interestelar que abriría una puerta dimensional por la cual regresarían los Dioses sin Nombre trayendo la destrucción… entonces aquellos seres superiores empezaron a sacrificar a los de su raza en un intento de calmar la ira y el hambre de los Dioses sin Nombre. Todos los días hacían ceremonias en las que el Sumo Sacerdote recitaba una plegaria mientras que decenas de la gente de su raza eran obligados a entrar a unos hornos gigantescos.
 
Mauricio y otros obreros robaron lo que describió como unos trajes que protegían de la radiación y daban mantenimiento vital fuera de los domos protectores y huyeron. Llegaron hasta unas ruinas milenarias que según las leyendas de la gente de su raza habían sido construidas por los Dioses Olvidados, un portal de piedra y una estela con jeroglíficos aún se mantenían en pie, si las leyendas que contaba el anciano chamán de su gente eran ciertas ese portal los llevaría a otro mundo…  pero sus compañeros dudaban y no quisieron cruzar.
 
Mauricio, quien era aprendiz del chamán, descifró algunos de los jeroglíficos grabados en la estela de piedra, narraban la historia de los Dioses Olvidados que conocían un ritual para confinar a los Dioses sin Nombre en una prisión mística… éste era un ritual que sólo podía ser realizado por los hijos de aquellos Dioses Olvidados. La energía de los trajes que les daba soporte vital se agotaba, entonces él prefirió arriesgarse antes de morir y cruzó el portal… de allí sólo recordaba haberse despertado en una especie de pozo con una escalinata de piedra tallada, subió por ésta y se encontró en un desierto bajo un límpido cielo azul… el traje ya no le servía y se lo quitó… entonces vagó sin rumbo hasta que lo encontraron unos hombres.
 
Mauricio empezó a trabajar haciendo labores de limpieza en el hospital psiquiátrico. Según el psiquiatra mostraba una increíble adaptación al “mundo al que había llegado cruzando el portal”, su demencia era inofensiva y si le hacía feliz creerse extraterrestre no tenía motivos inmediatos para forzarlo a enfrentarse con la realidad… mas bien lo incentivaba a escribir sobre su mundo y la maravillosa tecnología de los seres superiores. Tuvo la idea de entregarle a Mauricio algunos libros de medicina que trataban de malformaciones congénitas como la que él sufría y otros de relatos de ciencia ficción parecidos a lo que él contaba con la intención de que poco a poco reconociera su realidad pero fue contraproducente. Mauricio se ensimismó demasiado en la lectura, cayó en un estado febril y empezó a delirar… decía que los Dioses sin Nombre vendrían a este mundo, que él había descifrado las señales inequívocas de su retorno y que tenía que encontrar a los hijos de los Dioses Olvidados.
 
Días después un terremoto destruyó la ciudad de Pisco y el hospital psiquiátrico quedó en ruinas. La mayoría de los pacientes fueron trasladados a otros centros de salud mental pero el psiquiatra quiso quedarse con Mauricio pues se sentía responsable por él y le interesaba mucho su caso. Lo había observado por mas de cinco años, sabía que era perfectamente controlable y su demencia no representaba un peligro tácito para la población… al contrario, Mauricio demostró tener cierta intuición o sexto sentido para ubicar a muchos heridos enterrados bajo los escombros.
 
Fue entonces que la casualidad quiso que Todd y Bartholomew fueran a Pisco como voluntarios para construir casas para los damnificados… escucharon el peculiar caso del “extraterrestre” que había ayudado a rescatar a varias personas gracias a un sexto sentido para encontrar heridos bajo los escombros y sintieron curiosidad de conocerlo. Luego de conocer los detalles de su caso Todd contactó de inmediato con el arqueólogo quien se comunicó con el psiquiatra que cuidaba de Mauricio y le dijo que tenían un lugar en donde podían hacerse cargo de él.
 
Mauricio llevaba allí varios años, desde que ingresó demostró ser muy comedido y agradecido, se encargaba de la limpieza y hasta se hizo cargo de cuidar a varios perros callejeros… pero hacía un par de años había recaído en ese estado febril, empezó a garrapatear símbolos en un cuaderno y a recitar esa extraña salmodia en un idioma desconocido. Una noche de luna llena mató a sus perros intentando hacer un ritual invocando a los Dioses Olvidados, le administraron sedantes y lo recluyeron bajo llave en su habitación del segundo piso… lo encerraron en la celda del sótano por atacar a mordiscos a Alberto cuando éste quiso obligarlo a tomar su medicina.
 
El caso de Mauricio era fascinante, fuera su historia real o producto de su mente desquiciada. El arqueólogo nos preguntó: “¿Qué opinan, Mauricio vino de otro mundo a través de un portal o es un chiflado con una imaginación asombrosa?... en ese caso ustedes son un par de locos porque también son de otro mundo”.
 
Nos reímos… Damon y yo le respondimos que efectivamente no éramos nativos de éste mundo pero no decíamos haber venido cruzando un portal, éramos almas viejas y errantes nativas de un mundo azul y en ésta vida habíamos nacido en éste mundo… pero el viajar de un mundo a otro a través de portales no era extraño para nosotros, lo recordábamos de muchas vidas pasadas… volvimos a reírnos, la explicación que estábamos dándole al arqueólogo era como para ganarnos estadía indefinida en una celda en el sótano… al lado de la que se merecía él por su teoría más disparatada que la de los alienígenas ancestrales.
 
El siguiente caso se trataba de un licántropo tal como Damon y yo lo suponíamos por los aullidos y gruñidos que habíamos escuchado. El arqueólogo nos contó el caso de José Luis, un mexicano que sufría de hipertricosis y había llegado hace muchos años atrás a Perú como parte de un circo en donde se presentaba como un hombre lobo. Yo recordé la publicidad de aquel circo. José Luis sabía que su condición se debía a una enfermedad y simplemente le sacaba provecho. Hicieron varias presentaciones en el país. En Trujillo conoció a una mujer, se enamoraron, él dejó el circo y se casaron. Durante años vivió feliz con su esposa trabajando como mecánico y tuvieron dos hijos que afortunadamente no heredaron su enfermedad.
 
Era un hombre muy querido por sus vecinos, bromeaba diciendo que las noches de luna llena sentía que su sangre hervía y se iba a tomar unos tragos con sus amigos al billar. Su esposa no se preocupaba que se fuera de juerga cada noche de luna llena y regresara ebrio al día siguiente, era una vez al mes, él era un hombre trabajador y tenía derecho a divertirse. Hasta que empezó a notar un cambio en el carácter en su esposo, cuando se acercaba la luna llena se ponía nervioso y malhumorado… se iba de juerga y regresaba al día siguiente muy sucio.
 
Entonces ella empezó a averiguar con los amigos de su esposo, ellos le dijeron que él iba al billar, tomaba un par de tragos y se iba... sin embargo regresaba a su casa al día siguiente. Su esposa sospechó que tenía una amante, así que le pidió a su hermano que lo siguiera… lo que contó el hermano era digno de una película de terror. El hermano esperó que José Luis saliera del billar y subiera a su camión… lo siguió en su carro y lo vio detenerse en una calle de mala reputación en donde recogió a una prostituta y con ella se dirigió a un descampado.
 
El hermano decidió acercarse al camión para enfrentar a su cuñado… pero entonces la prostituta se bajó precipitadamente del camión, semidesnuda y pidiendo socorro a gritos… José Luis bajó tras ella persiguiéndola, le dio alcance, la tumbó sobre el suelo y empezó a atacarla brutalmente a mordiscos. El hermano de la esposa de José Luis tomó una herramienta que llevaba en su carro y se acercó para auxiliar a la pobre mujerzuela… José Luis huyó hacia el descampado.
 
Encontraron a José Luis dos días después completamente loco creyéndose verdaderamente un hombre lobo, necesitaron ayuda de la policía para capturarlo. El caso corrió de boca en boca, tenían a José Luis encerrado en una carceleta de la comisaría sin saber que hacer con él, dudando entre llevarlo a prisión o a un hospital psiquiátrico. El arqueólogo se enteró del caso e hizo los papeleos para trasladar a José Luis al caserón. Se encontraba allí hace un año.
 
Había más pacientes en las habitaciones del segundo piso pero eran tranquilos. Una anciana que habían recogido mendigando en la plaza y decía ser la reencarnación de una sacerdotisa mochica, Todd la recogió mas por humanidad para darle un techo seguro y comida… pero hablando con la anciana había descubierto que era una mujer muy sabia y era muy interesante conversar con ella.
 
Había otra mujer que era otro supuesto caso de abducción y un hombre autista con obsesión por los rompecabezas y la cábala. Reconocimos que todos éramos unos chiflados (¿o iluminados?) lo único que hacía la diferencia que estuviéramos sentados allí y no encerrados en una celda del sótano era que todavía no le habíamos hecho daño a otros… Todd había cruzado esa línea.
 
El arqueólogo nos dijo que ya tenía algunas sospechas con Todd por aquellos incidentes con sus amigos que había llevado a su habitación y con los que supuestamente se les había pasado la mano en sesiones de BDSM… había querido creer que verdaderamente esos accidentes habían sido consecuencia de exceso de drogas y alcohol hasta el incidente sucedido con nosotros. Le debía al tío de Todd hacerse cargo de él y así lo haría… y nosotros le ofrecimos nuestro apoyo.
 
Durante la cena conocimos a doña Teodora, la anciana que Todd había recogido mendigando en la plaza. Era una anciana pequeña y encorvada, de rostro afable y muy humilde pero la sabiduría ancestral se reflejaba en su mirada… desde el primer momento no dejó de mirarnos a Damon y a mi como si quisiera decirnos algo.
 
En el caserón también se encontraba el padre Miguel, un sacerdote español renegado de la iglesia católica que se hacía cargo de los casos de supuesta posesión diabólica y realizaba exorcismos sin el permiso del Vaticano, yo lo había conocido años atrás la primera vez que viajé al norte con Luis cuando fuimos al Museo para conversar con el arqueólogo… en ése momento se encontraba recluido como paciente en una celda ubicada debajo de la pérgola del jardín después de ofrecerse como receptáculo y prisión de un demonio que había poseído a un inocente niño… su historia es muy interesante pero larga de contar y no viene mucho al caso de éste resumen, aunque para los que deseen conocerla podrán encontrarla relatada en una entrada de mi blog.
 
Para no alargar mucho este resumen diré que el padre Miguel logró liberarse del poder de ese demonio (o recuperarse de su episodio de esquizofrenia) el asunto es que se recuperó y volvió a hacerse cargo de los casos de supuesta posesión diabólica que extrañamente habían aumentado. También añadiré que, antes de regresar a Lima, Damon y yo pedimos permiso a doña Francisca para visitar a Mauricio en su celda y ella accedió… efectivamente su aspecto físico era peculiar pero explicable con los síntomas de su condición de sufrir de sindactilia aguda. Mauricio nos recibió amablemente, nos dijo que había estado esperándonos y nos entregó el cuaderno donde había escrito sus visiones y las señales que había vislumbrado sobre el inequívoco retorno de los Dioses Olvidados. Todd también se recuperó y volvió a sus actividades cotidianas como ayudante del arqueólogo en el Museo.
 
Y así pasaron dos años hasta que Damon y yo volvimos a viajar y visitamos a nuestro amigo el arqueólogo en el Museo. Es aquí donde comienza el relato que deseo contarles. Durante la cena nuestra curiosidad nos llevó a preguntarle al arqueólogo por el estado de los peculiares pacientes del caserón, entonces él nos contó que un par de meses después de nuestra visita al lugar había sucedido un incidente muy trágico.
 
El arqueólogo no conocía los detalles del lamentable incidente porque se encontraba en el Museo cuando sucedió. Julio se había quedado con los pacientes especialmente para seguir el caso de Mauricio quien mostró una notable mejoría después de hablar con nosotros, lo trasladaron a una de las habitaciones del segundo piso y volvió a hacerse cargo de dos perros callejeros. En general todos los pacientes mostraban una mejoría incluidos el hombre licántropo a quien algunas noches sin luna le permitían salir a tomar aire en el patio y preguntaba por su esposa e hijos. Teresa ya no sufría de aquellos delirios que la atormentaban y la llevaban a lastimarse, estaba atravesando una fase de locura pasiva y le contaba muy entusiasmada a las enfermeras que en sus sueños era visitada por un alien muy amable y caballeroso al que describía bastante parecido a los wraiths de la serie Stargate Atlantis y que éste le decía que la había elegido para que sea su mujer y que muy pronto vendría a llevársela en su nave y recorrerían juntos el cosmos.
 
La casa de la locura se había convertido en el hogar de unos locos felices… hasta que sucedió aquél fatídico incidente. Según lo que posteriormente le contaron el padre Miguel y el enfermero Alberto una noche hubo un incendio de origen misterioso, doña Francisca falleció victima del fuego en su habitación, esa misma noche Mauricio huyó del caserón, Teresa desapareció de su celda cerrada sin explicación razonable y Julio, quien había ido tras Mauricio, fue encontrado unos días después más allá de los bosques de algarrobos en una zona quemada en donde no crecía la hierba en un estado de shock tan grave que se habían visto en la necesidad de confinarlo en una de las celdas del sótano… el arqueólogo no ahondó más en el tema pero nos ofreció llevarnos al caserón para que el padre Miguel, quien ahora se encontraba dirigiendo el caserón y haciéndose cargo de los pacientes, nos contara con detalles lo sucedido.
 
Al día siguiente fuimos al caserón con el arqueólogo. El aspecto del caserón no había cambiado mucho a pesar del incendio pero la pérgola del patio trasero no existía y el jardín era un terreno yermo y quemado en el que no crecían ni las hierbas silvestres. El padre Miguel nos recibió en la biblioteca y nos contó los detalles del fatal incidente ocurrido a finales del 2012. En aquellos días los pacientes que por dos meses habían mostrado una notable mejoría empezaron a alterarse por la profecía maya del fin del mundo, ellos habían intentado calmarlos diciéndoles que la profecía no hablaba del fin del mundo sino del fin de una era marcada por la violencia y el comienzo de otra era más próspera y afortunada. El día 21 de diciembre doña Francisca sugirió preparar una cena para celebrar el Solsticio y alegrar a los pacientes, hicieron una parrillada en el patio trasero del caserón y llamaron a un chamán del pueblo quien hizo un ritual de florecimiento. El personal y los pacientes participaron de la cena y disfrutaron de un agradable momento. El padre Miguel reconoció que el chapucero ritual del chamán contribuyó bastante en sosegar los ánimos alterados de los pacientes. La mas entusiasta fue Teresa quien se hizo una corona de flores y le anunció a todos que esa noche su galán extraterrestre vendría por ella.
 
Luego llevaron a los pacientes a sus respectivas habitaciones y celdas de confinamiento, después el personal continuó con la celebración tomando vino en la biblioteca y pasada la medianoche se retiraron a descansar en sus respectivas habitaciones del segundo piso. El se acercó a la ventana para cerrar la cortina antes de irse a la cama y entonces vio a Mauricio cruzando rastreramente el patio trasero con el claro propósito de escaparse, de inmediato le dio aviso a Julio y al enfermero Alberto quienes fueron tras Mauricio quien ya había conseguido escalar el muro de piedra y se dirigía corriendo velozmente hacia el bosque de algarrobos.
 
El padre Miguel regresó al caserón, revisó a los demás pacientes del segundo piso y para prevenir otra fuga cerró con llave las puertas de sus habitaciones. No revisó a los pacientes recluidos en el sótano pues Alberto se había encargado de llevarlos y encerrarlos en sus celdas. Después fue a la biblioteca para llamar por teléfono al jefe de los ronderos para pedirle apoyo en la búsqueda de Mauricio pero la línea telefónica estaba averiada, solo se escuchaba un sonido de interferencia… entonces sintió un extraño temblor semejante a la onda expansiva de una explosión pero sin ruido y a través de las cortinas de la ventana vio un gran resplandor fosforescente que lo encegueció y cayó desvanecido en el suelo.
 
Cuando se recuperó y pudo ponerse de pie salió al patio trasero para averiguar el origen de aquel extraño resplandor fosforescente que había visto a través de las cortinas de la ventana y encontró la pérgola ardiendo en llamas… pero ése no era el extraño resplandor fosforescente que él había vislumbrado antes de desmayarse, el fuego que consumía la pérgola era de un peculiar color azulado y empezó a extenderse rápidamente por los matorrales del jardín… de inmediato tomó la manguera para apagar el fuego con la ayuda de dos enfermeras que también se habían percatado del incendio y acudieron a auxiliarlo pero el fuego se resistía al agua y las llamas crepitaban tomando formas malignas y parecían sisear una maldición en el lenguaje del Diablo… entonces él recordó que bajo ésa pérgola se encontraba la celda donde estuvo recluido durante el tiempo que se ofreció a ser el receptáculo de un demonio y dedujo que el demonio se había quedado prisionero en aquella celda protegida por los símbolos cabalísticos tallados en el techo de madera de la pérgola que estaba siendo destruida por ése fuego… empuñó su rosario, recitó una plegaria y el fuego infernal empezó a disminuir.
 
Ni bien habían controlado el fuego y se tomaban un minuto de descanso una de las ventanas del segundo piso de la casona, la correspondiente a la habitación que ocupaba doña Francisca, estalló… él vio las llamaradas, también de un color azulado, saliendo por la ventana… dejó a las enfermeras haciéndose cargo de lo que quedaba del incendio del patio trasero y volvió a la casona para auxiliar a doña Francisca y poner a salvo a los pacientes que estaban encerrados con llave en sus habitaciones del segundo piso y a los que se encontraban recluidos en el sótano.
 
Cuando llegó a la habitación de doña Francisca y abrió la puerta recibió una gran bocanada de humo con olor a azufre y supo que era imposible que ella estuviera viva en medio de ése horno infernal de malignas llamaradas azules que crepitaban y parecían sisear maldiciones… sólo atinó a arrojar su rosario al fuego y murmurar una plegaria por el alma de doña Francisca, entonces una lengua de fuego se alzó como si tuviera vida propia, lo alcanzó y prendió su sotana, él se la arrancó y la pisoteó… de inmediato se apresuró a liberar y poner a salvo a los aterrados pacientes del segundo piso y luego regresó por los pacientes que estaban recluidos en el sótano. Liberó al hombre licántropo quien aullaba terriblemente y salió corriendo hacia el patio ni bien abrió su celda, luego abrió la celda donde se encontraba Teresa pero la encontró inexplicablemente vacía y envuelta en un extraño resplandor fosforescente, el mismo resplandor que él había vislumbrado a través de las cortinas de la ventana de la biblioteca a la par que fue golpeado por esa onda expansiva sin sonido… sólo quedaba la corona de flores de la muchacha sobre la cama… en ése momento no pudo razonar y corrió velozmente a la biblioteca para rescatar los documentos importantes seguro que el caserón terminaría convertido en cenizas por el fuego infernal… luego salió al patio y reunió a los pacientes.
 
Extrañamente el incendio del caserón no se propagó, se consumió a si mismo y afectó solo la habitación de doña Francisca. Al amanecer llegaron los ronderos y les ayudaron a limpiar los escombros. Cuando subieron y entraron a la habitación de doña Francisca encontraron su cuerpo completamente calcinado sobre los restos quemados de su cama de madera en una postura que indicaba que ni había intentado levantarse mientras se quemaba, pero su brazo y su mano derecha, donde llevaba su anillo de plata con una turquesa, estaban intactos… ni siquiera sus largas uñas amarillentas por la nicotina se habían quemado.
 
Según las investigaciones que hicieron los ronderos el incendio del patio trasero se había iniciado por un carbón mal apagado de la parrilla sobre la que habían caído algunas hojas secas de las enredaderas de la pérgola y el fuego en la habitación de doña Francisca había sido causado por un cigarro que ella había estado fumando en su cama cuando se quedó dormida y  las favilas habían caído sobre las colchas… la explicación era razonable pero ellos no habían visto que en ambos fuegos las llamaradas eran de un peculiar color azulado.
 
En la mañana regresó Alberto cojeando y con un feo golpe en el pómulo, según lo que contó Julio y él lograron darle alcance a Mauricio y él consiguió someterlo pero Mauricio se resistió con una fuerza sobrehumana balbuceando que “los seres superiores estaban esperándolo en el bosque de algarrobos”… logró zafarse, le dio un brutal puñetazo en la cara y huyó… al intentar ir tras él se tropezó con una rama saliente, se torció el tobillo y Julio fue tras Mauricio. Los ronderos fueron a buscar a Julio y Mauricio, regresaron al atardecer trayendo a Julio en un estado de shock muy grave… lo habían encontrado en el bosque de algarrobos en una zona de terreno baldío que parecía quemado balbuceando incoherencias sobre una nave espacial que había aterrizado en aquel lugar y sobre unos extraterrestres de aspecto humanoide altos, sin cabello, ojos negros sin pupilas y piel fosforescente que se habían llevado a Mauricio.
 
Damon y yo intercambiamos miradas… ¿Teresa había sido abducida de su celda cerrada por su galán extraterrestre?... ¿los seres superiores se habían llevado a Mauricio en una nave espacial?... ¿un demonio había causado el incendio de la pérgola para huir de su prisión y luego había intentado apoderarse del cuerpo de doña Francisca y al no conseguirlo la había matado… o ésta había muerto en un extraño episodio de combustión espontánea?
 
El padre Miguel nos sirvió dos copas de pisco y nos ofreció unos cigarros, yo acepté uno, Damon rechazó su ofrecimiento educadamente… el padre Miguel me ofreció fuego, noté con cierto sobresalto que la llama que producía el encendedor era azulada. Miré los ojos del sacerdote renegado, aquellos ojos oscuros de mirada profunda que hacían que me pareciera la viva imagen del seminarista de los ojos negros y demoré mi mano sobre la suya que sujetaba el encendedor más tiempo del necesario mientras encendía mi cigarro… Damon protestó por eso… el padre Miguel le devolvió una pícara sonrisa, la misma que años atrás había causado los celos de Luis y le hizo una propuesta indecorosa… los tres nos reímos.
 
Tomé una de las botellas de macerado de pisco que el arqueólogo guardaba en el armario y serví tres vasos, el alcohol ayudaría a convencer a Damon de aceptar la picaresca propuesta del sacerdote renegado… no viene al caso que cuente con detalles lo que hicimos esa noche, el lector seguramente lo imagina. Me desperté antes de que rayara el alba y fui al baño, luego me senté en un sofá y encendí un cigarro mientras observaba a Damon y al padre Miguel durmiendo en la cama. Damon se despertó y con un gesto somnoliento me indicó que el olor del humo le molestaba… abrí la ventana para airear el ambiente…  entonces me pareció ver una sombra azulosa arrastrándose en el terreno yermo del jardín hasta el lugar que había ocupado la pérgola y desaparecer en la ergástula que ahora era un depósito de desechos… ¿sería el demonio regresando a su madriguera?
 
Nota final: Ha pasado un año más de aquella visita… algunas veces pienso en los extraños sucesos de la casa de la locura, luego fumo un cigarro y me alzo de hombros… hay cosas que no tienen una explicación razonable y no es prudente seguir indagando.

Liliana Celeste Flores Vega - 2015
Imagen: Google