Lois Trevor era
uno de los mejores ingenieros genéticos de la base humana ubicada en Plutón.
Pero su afán de buscar la inmortalidad lo llevó a realizar experimentos
prohibidos creando híbridos entre humanos y aquella raza de alienígenas que
eran los nativos de aquel planeta y poseían la característica de poder hibernar
por largos períodos de tiempo en las condiciones más adversas prolongando sus
vidas por siglos, el resultado de aquellos experimentos fueron unas aberrantes
criaturas mutantes.
El Inquisitorium
no podía tolerar esos experimentos y mucho menos su arrogancia de querer
convertirse en un Dios. Lo declararon hereje y lo condenaron.
En el laboratorio
del Inquisitorium borraron su memoria, retiraron su cabeza de su cuerpo y la
conectaron a uno de los servidores. Una mente tan prodigiosa no podía
desperdiciarse, hasta los herejes debían de servir al Emperador.
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