in girum imus nocte et consumimur igni

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viernes, 20 de septiembre de 2019

El polvillo de los silfos


Esa mañana una anciana se acercó a la puerta de la comarca y pidió permiso para entrar y ganarse algunas monedas contando cuentos y vendiendo chucherías en la plaza. Los guardias, al verla tan benevolente y necesitada, le concedieron paso.

Muy pronto la anciana se vio rodeada de personas mientras contaba historias del bosque donde moraban los silfos, pequeños seres mágicos del aire, que concedían deseos si uno conseguía atraparlos. También les vendió unos frasquitos con un polvo brillante, dijo que era polvillo de alas de silfos y que podía curar casi todas las enfermedades si se bebía una cucharada disuelta en un vaso con agua.

Muchos le compraron esos frasquitos, más por ayudar a la pobre anciana que por creer en los poderes mágicos de un cuento. Y al caer la tarde la anciana se marchó.

Pasaron los días y Teodoro, un anciano que sufría de tos crónica, decidió probar la receta del polvillo de alas de silfo y de inmediato se curó. Le contó su experiencia a los demás habitantes de la comarca que no tardaron en hacer lo mismo y con asombro vieron cómo se curaban de las enfermedades que los aquejaban. Mas el efecto solo duraba dos días, era necesario repetir la dosis y ahora lamentaban no haberle comprado más frascos a la anciana.

Entonces decidieron ir al bosque para cazar silfos. Pero se llevaron una gran sorpresa al descubrir que no eran unas pequeñas criaturas indefensas como les dijo la anciana, estos seres eran altos y fornidos, con alas de libélulas, estaban armados y sabían pelear muy bien.

Y los silfos capturaron a los incautos aldeanos, luego los mataron y los cocinaron para comérselos, pues los silfos comen carne humana.

Más tarde Turien, el príncipe de los silfos, vio llegar al claro del bosque a la susodicha anciana.

— Toma, Lucrecia — le dijo Turien a la mujer entregándole una manzana dorada — hiciste un buen trabajo, vinieron muchos aldeanos incautos. Cómo te prometí esta fruta te devolverá la juventud y belleza por un año. Quédate a la fiesta, mañana te daré más frasquitos con polen de flor dorada para que engañes a otros tontos.


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