Nadie sabe su
nombre... es un vagabundo de largos cabellos cenicientos y ojos sin color.
Se dice que es un
noble guerrero que perdió el honor y ahora vaga envuelto con un manto de
neblina cubriendo su vergüenza y arrastrando su dolor.
Con la armadura
mellada, el escudo desvencijado, la espada sangrante y el yelmo roto emergió de
su sepulcro oculto en el lado oscuro de la luna obedeciendo el conjuro de un
arcángel de ojos violetas.
Se dice que se
convirtió en un mercenario y que el devorador de almas le prometió la
inmortalidad si le trae de regreso a la princesa fugitiva que huyó hacia el
mar.
Nadie sabe su nombre...
el vagabundo va siguiendo las huellas que los pequeños pies de la princesa van
dejando sobre la arena.
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