in girum imus nocte et consumimur igni

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sábado, 11 de noviembre de 2017

Buscando el Santo Grial

Buscando el Santo Grial
Octubre del 2008

Todo empezó el lunes después que me dio ése lapsus de cantar un estribillo en alemán mientras veía la película “Los ríos de color púrpura” (la frase era: “Inner den garten... Unter den linden”... error mío en el post anterior, linden no es roble, es tilo... la frase me sonaba conocida porque es un poema del trovador alemán Walter von der Vogelweide... la estrofa seguía pero ahora no me acuerdo bien del resto).

Después de ver la película me fui a dormir. Estaba en el Hueco (el lugar onírico que tenemos José Alejandro y yo, ése que parece los subterráneos del Fantasma de la Ópera). Follamos y luego nos quedamos dormidos, así que lo que viene es un sueño del subplano.

Soñé que estaba con él caminando por una calle colonial empedrada pero en la época actual, era España pero no ubiqué la ciudad. Entramos a una iglesia, había un sacerdote que nos miró raro y se nos acercó a preguntarnos que queríamos entonces yo le dije que era una turista peruana (hasta le mostré mis documentos) y que sólo quería admirar el arte religioso bla bla. El sacerdote nos dijo que no hiciéramos ruido y que nos fuéramos antes de que empezara la misa. José Alejandro sacó una cámara y empezamos a tomar fotos como si nos interesara el arte religioso pero buscábamos símbolos en las paredes, pinturas, columnas, etc... tuvimos que irnos porque empezaron a llegar los fieles.


La pastrulada continuó la noche siguiente otra vez en el Hueco. Ésta vez me quedé dormida con José Alejandro y Juamn Daniel. Soñé que estaba con José Alejandro en un convento museo... hicimos el recorrido normal con otros turistas pero nosotros queríamos ver una cripta que era de acceso restringido y el guía nos dijo que teníamos que solicitar un permiso. Fuimos a la sacristía a hablar con el sacerdote a cargo quien apenas vio a José Alejandro puso cara fea y le dijo:

Sacerdote: “Señor” (así con ironía) es la quinta vez que usted viene y por quinta vez le digo que no, que aquí no se puede filmar videos bla bla.
Yo: Soy Lili Flores de la  Vega, arqueóloga peruana (le mostré documentos, falseados porque yo no he estudiado arqueología) estoy escribiendo un libro sobre las catacumbas y deseo ver la cripta... él solo me acompaña porque no conozco las calles de Barcelona.
Sacerdote: Está bien, usted puede bajar a la cripta pero él se queda aquí... venga conmigo.

El sacerdote se puso de pie, a mi me dio algo de recelo y José Alejandro me miró como diciendo “mejor nos regresamos, puede ser peligroso” pero yo le dije que me esperara tranquilito y seguí al sacerdote. Bajamos a la susodicha cripta... había cuatro sarcófagos, dos de mármol y dos de piedra oscura... yo empecé a tomar notas haciéndome la erudita.

Regresamos. José Alejandro estaba esperándonos en la sacristía con cara de trauma, le agradecí al sacerdote y nos fuimos porque lo que buscábamos no estaba en la cripta. Luego fuimos a una plazoleta y allí nos encontramos con Juan Daniel, le pregunté cómo le había ido en la biblioteca y me dijo que no lo habían dejado entrar.


Miércoles y jueves sucedieron otras pastruladas que no tienen que ver con este rollo. La noche del viernes me quedé dormida con José Alejandro. Soñé que nos hospedábamos en un lugar que antes había sido un convento pero que ahora era un hotel (conservando la arquitectura, etc, etc)... al principio nos dijeron que todas las habitaciones estaban ocupadas pero dijimos que éramos recién casados y que queríamos pasar una noche allí, pusimos cara de enamorados babosos y la señorita nos dijo que podía darnos una habitación en el ala antigua pero que no tenía televisión ni agua caliente en el baño, le dijimos que no nos  importaba.

Ya en la habitación José Alejandro me empezó a contar que en una vida pasada él había sido monje en ése convento y que existía una catacumba. El problema era encontrar la entrada porque no sabíamos si la habían tapiado al remodelar para hacer el hotel... estuvimos en la habitación haciendo tiempo aprovechando que estábamos allí.

Luego de madrugada salimos a buscar la entrada a la catacumba, felizmente no habían hecho muchos cambios y José Alejandro se acordaba del lugar. Cuando estábamos cruzando el patio interior nos encontramos con un grupo de monjes con hábitos parecidos a los del Ku Klux Klan pero que son de una cofradía española que ahora no me acuerdo como se llama, nos miraron raro pero nos pusimos en plan de enamorados viendo el cielo estrellado. Después fuimos a la bodega y allí estaba la entrada. Bajamos a la catacumba y encontramos lo que estábamos buscando... pero cuando me desperté ni me acordaba que cosa habíamos encontrado.


Después estuve conversando con Marcela y Nadia del problema que será liberar Gaia del poder del Raticulino porque los inmortales regentes de Gaia son Theo y Aradia que están con él... yo les dije que sería bueno contar con los shamanes del tercer mundo azul pero Chuchito no ha vuelto a reencarnar en Gaia porque se traumó con la cruz.

Pero hoy vi la luz... estaba viendo el Dr House con Ingrid cuando empezó un temblor, mi madre quería que saliéramos de la casa (los inquilinos bajaron como locos al patio) pero estaba acabando el capitulo y el Dr House es sagrado. Ingrid y yo nos pusimos de pie pegadas a la pared y seguimos viendo la televisión. El temblor paró pero de inmediato empezó otro... mi madre regresó para sacarnos a rastras, nosotras no quisimos movernos y mi madre se puso a rezar. Ingrid murmuró: Jesús. Me extrañó que ella dijera eso entonces miré hacia donde ella me señaló y vi a Chuchito.

Chuchito estaba en medio de mi sala de pie como en el cuadro del Señor de la Misericordia, ése en la que está con túnica blanca y sale un rayo azul y otro rojo de su pecho... me dijo: “Busquen mi corazón”. El temblor se detuvo y nosotras seguimos viendo el Dr House.

Ingrid y yo seguimos viendo televisión, entonces empezó el “Código da Vinci” y entonces entendí el rollo. Divagaciones mías mientras veía la pelicula con Ingrid comiendo papitas nativas, tomando cerveza y fumando:

Que fastidio con Chuchito... ¿no podía ser mas claro?... “busquen mi corazón”... lo único que se me viene a la mente es la canción de Ville Valo “In your heart under the rose”... bajo la rosa... hum, encaja con esto del santo grial pero... no, no está bajo la rosa... está “unter den linden”... el “corazón” de Chuchito es Magdalena... verdad que yo conocí a Magdalena cuando estuve en el Noguchi (es un hospital psiquiátrico) una paciente que decía que era Magdalena, la pobre tenía sida que le contagiaron unos pandilleros que la violaron... ella me tenía mucho cariño... recordé que cuando casi me morí por sacar a José Alejandro del pozo del infierno ella se acercó a mi cama y me dijo: “Tranquila, te vas a poner bien, lo importante es que lo salvaste”... sé que ella no era Magdalena pero era una de las shamanas de Gaia, supo que yo había bajado al infierno a rescatar a alguien... a ver, Chuchito está bajo el poder del Raticulino, la vez que se me apareció mientras vomitaba me pidió que lo ayudáramos y me dijo que tenía una de esas cosas feas que te chupan energía y te controlan... ya entendí, Chuchito quiere que busquemos a Magdalena... falta que esté metida en un pozo del infierno... que cacho... nos tocará ir otra vez al infierno... creo que me haré una casa onírica en el valle de la desolación.


Simbolismo del Tilo:

Se plantaba mucho en patios, mercados, cementerios y ermitas dedicadas a la Virgen María. No se podían hacer juicios debajo de los tilos antiguos y sagrados. En el Somme, antes de la primera guerra mundial, las parejas de recién casados pasaban por debajo de dos tilos que estaban plantados cerca uno de otro para asegurarse un matrimonio feliz.
También el tilo es el árbol de la mala suerte. En los mitos germánicos y nórdicos, Sigurd o Sigfrido se baña en la sangre del dragón que acaba de matar para ser invencible, pero le cae una hoja de tilo en el hombro, haciéndolo vulnerable a la espada de Hagen. Sin embargo, a Sigfrido se le entierra bajo un tilo, ya que también se le tenía por el árbol de la resurrección. El tilo es un símbolo del poder divino y exaltado, de valor y victoria. Los antiguos griegos y los eslavos lo tenían como morada de su diosa del amor. En Alemania era el habitáculo de enanos, hadas y dragones.



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