in girum imus nocte et consumimur igni

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martes, 6 de enero de 2015

Amanecer

El día luminoso como un diamante pulido
nace entre encajes rosados y grises
húmedos de aurora.

Los ángeles dormidos en el bosque
bajo el abrigo de los frondosos olmos
se desperezan como rosas en capullo
que se abren a la plenitud
al percibir el calor del sol
que, como un disco de oro, surge
entre las nubes de carmesí y de algodón.

Dormito entre tus brazos
agotada de haber satisfecho tus deseos
después de toda una noche de lujurioso desenfreno.
Me despiertas con tus besos,
abro los ojos y me miro en los tuyos,
tus ojos tan bellos y luminosos como dos zafiros
son como dos espejos azules que reflejan mi dicha.

Sonríes y es tan hermosa tu sonrisa,
amado mío... ¡dile a la noche que vuelva!
y no me despiertes… quiero seguir soñando entre tus brazos.

Liliana Celeste Flores Vega - enero del 2015

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