Y desde ahora
imagino como será nuestro encuentro mañana. Chris irá a recogerte al aeropuerto y
esperaré que me llame para confirmarme que has venido solo, no quiero una
sorpresa desagradable aunque te he advertido que no vengas con el cazador… confío en
ti pero no confío en él, sé que él debe de estar muy molesto con ambos y no
quiero correr riesgos.
Te daré un
tiempo para que tomes una ducha, descanses del viaje y almuerces algo ligero. Me
arreglaré como sé que te gusta que lo haga aunque para mi es un “disfrazarme de
dama”. Esta noche dormiré con ruleros para hacerme ése peinado que te encanta, aunque
ahora mi cabello está mas largo, tal vez sea necesario que me lo recoja un poco
con ganchillos. Me maquillaré como aquellas actrices de las películas clásicas de
Hollywood que tanto te agradan, ojos delineados en negro y sombra difuminada en
tonos marrones, labios en rojo carmesí con las uñas haciendo juego. Me pondré el
vestido negro que dices que me queda tan bonito, medias color carne y los
zapatos de charol negro de taco aguja con los que me cuesta un poco mantener el
equilibrio pero que satisfacen tanto tu fetichismo. Usaré el juego de aretes y
collar que me obsequiaste la última vez que nos vimos. La lencería que usaré para
la noche la llevaré en mi bolso, es incómodo llevarla bajo la ropa.
Iré a verte
al hotel que tantas veces ha sido el refugio para nuestros amorosos encuentros.
Tú estarás esperándome en el bar tomándote un vaso de whiskey en las rocas… te
pondrás de pie al verme, me darás el encuentro, me abrazarás estrechándome
contra tu pecho y me besarás amorosamente en la boca… un beso tímido, un dulce
roce de labios que yo corresponderé con mas intensidad hasta hacerte sonrojar.
Nos sentaremos juntos, yo pediré un trago, un pisco sour o un mojito…
charlaremos un poco de cosas banales, te preguntaré como te va con tus
grabaciones, tú me preguntarás como me va con mis escritos, una pequeña
cortesía aunque a mi no me gusten tus canciones ni a ti mis novelas… y me reiré
en silencio recordando cierto meme que me encuentro frecuentemente en Facebook.
Luego iremos
a pasear por el malecón, miraremos el mar… a mi me provocará fumar un cigarro y
me quedaré con las ganas porque te molesta el humo y que mi boca quede con
sabor a tabaco… si, la boca de una dama debe de ser dulce y no amarga como la boca
de un camionero. Después iremos a cenar a ése bonito y discreto restaurante
italiano, pediremos lasagna y vino. Tal vez tú hables de él, yo te cortaré de
tajo el tema diciéndote que la noche debe de ser solo nuestra sin la sombra de
su fantasma y habrá un denso silencio incómodo en el que ambos beberemos un
sorbo largo de vino. Para romperlo hablaremos de música y películas… al menos
la música clásica, Loreena McKennit, Sarah Brightman y Andrea Boccelli nos
gusta a ambos.
Pero cuando
tú me hables de alguna película clásica de los años cuarenta yo te escucharé
disimulando mi aburrimiento bebiendo vino hasta que se me acabe la copa, se te
pasará llenármela porque estarás absorto contándome la trama de la película… entonces
me fijaré en tus labios, desearé besarlos y se me escapará un suspiro que tú
creerás que es por la emoción que me causa el argumento que me narras… luego
repararé en el movimiento de tus manos y me provocará lamer tus dedos,
acariciaré tu pierna con mi pie por debajo de la mesa… te callarás, te
sonrojarás y me sonreirás con picardía.
Repararás en
mi copa vacía, la llenarás y como disculpa por ésa pequeña descortesía me
cederás el turno de hablar a sabiendas que te soltaré una cháchara insufrible. Te
comentaré el último capitulo de Juego de Tronos, será tu turno de disimular tu
poco interés comiendo lasagna mientras yo hablo de la muerte de Summer y del
sacrificio de Hodor. Luego intentarás hacerme un cumplido diciéndome que me
parezco a Cersei o a Melisandre, yo te responderé “Gracias” aguantándome las
ganas de aclararte que acabas de insultarme y añadiré “Pero yo soy una Stark, ahora
soy Sansa que se lanzó del muro de Invernalia corriendo el riesgo de romperse
los huesos para huir de Ramsay, Theon saltó con ella, se dieron valor
mutuamente agarrándose de las manos cuando saltaron”… tomaré tu mano y la
estrecharé fuertemente pero no entenderás lo que he querido decirte porque no
ves la serie… me dirás que te encantan mis ojos, me susurrarás “Te amo” y yo te
corresponderé con una sonrisa que disimulará mi tristeza porque sé que aunque
entendieras la metáfora no saltarás conmigo… y maldeciré a nuestro verdugo en
silencio porque con sus maltratos y humillaciones te quitó el respeto por ti mismo,
te ha convertido en su esclavo y tú no quieres liberarte de su yugo.
Daremos por
terminada la cena y regresaremos al hotel. La luna no estará llena pero nos
mirará desde el cielo y a su lado estará brillando la pequeña estrella que
siempre la acompaña, volverás a decirme: “Prométeme que cuando no estemos
juntos mirarás a la luna cuando esté llena, yo también estaré mirándola
pensando en ti, tú eres mi luna”… y yo te responderé: “Miraré al cielo pero
veré a la estrella que siempre acompaña a la luna, tú eres mi estrella”
Esperaré que
hayas tomado una suite ejecutiva como la última vez que nos encontramos para
darme gusto y no una suite de lujo demasiado amplia que a ti te gusta por el
jacuzzi y la terraza privada pero que tiene esa decoración tan blanca y
minimalista que yo encuentro fría. No necesitamos una sala grande con comedor,
nos basta una suite pequeña y acogedora con una pequeña zona de sala de estar,
un baño cómodo y una cama amplia.
Ya en la
habitación yo iré al baño, mientras tú te ocuparás de poner velas e incienso y
pedir una botella de vino. En éste punto no sé que sucederá… pensaré en
cambiarme de ropa, ponerme el juego de lencería negra de encaje y satén que
escogí para ésta noche y tomar el flogger que tengo en el bolso… desearé
ordenarte que te desvistas mientras te observo sentada en un sillón bebiendo
una copa de vino y recorro tu anatomía con aquella mirada lujuriosa que te
intimida y hace que te sientas como un objeto sexual… ordenarte que te pongas
de rodillas con las manos entrelazadas detrás de tu nuca para acariciarte, besarte y lamerte lentamente sin
permitirte moverte, excitarte hasta hacerte gemir y luego volver a sentarme en
el sillón fingiendo indiferencia ante tu erección… verte suplicar con la mirada
que te permita acercarte a mi… concederte que te acomodes a mis pies y dejarte
jugar con ellos, atar tus manos a tu espalda suavemente con un pañolón de gasa y
exigirte que cantes para mí mientras te torturo amorosamente… llevarte hasta el
limite de la desesperación, desatarte para darte un poco de placer con mis
manos y mi boca para luego azotarte con el flogger… y terminar tumbándote en el
suelo sobre la alfombra para montarte apasionadamente, hacerte mío a mi manera…
pero tal vez ésta noche tú no quieras jugar rudo y desees una velada más
romántica y tiernamente retorcida… así que sólo me retocaré el maquillaje y
optaré por tantear de que humor te encuentras.
Durante el
tiempo que me he demorado te habrás puesto cómodo quitándote el saco,
aflojándote la corbata y desabrochándote algunos botones de la camisa. Estarás
tomando una copa de vino y habrás servido otra para mí. Me sentaré sobre tus
piernas y nos besaremos. Tal vez entonces me propongas que tomemos un baño para
relajarnos… lo preparemos juntos, pondremos velas rodeando la tina que
llenaremos con agua tibia, añadiremos espuma de baño pero antes discutiremos si
usamos la de rosas o la de lavanda. Nos desnudaremos mutuamente y nos
sumergiremos en el agua, como un niño travieso deshacerás el moño que me habré
hecho y fingiré molestarme contigo cuando se me moje el cabello… me pedirás que
te mime mientras nos bañamos y yo complaceré tu hambre de ternura equivocada…
al inicio mis caricias serán castas, acariciaré tu espalda, jugaremos con la
espuma y te veré reír con esa risa inocente que me encanta… pero tienes el
cuerpo de un hombre y mis manos se perderán entre tus piernas buscando tu sexo,
tu acariciarás mis pechos y nos besaremos… nuestros cuerpos reclamarán un
contacto mas íntimo y profundo pero en la tina se nos hará incómodo acoplarnos
como lo deseamos, será el momento de dejar el baño para ir a la cama.
Pero el
envolvernos con las mullidas toallas calmará un poco la tensión y el deseo, en
la cama volverás a pedirme caricias y mimos… no importará, me encanta alargar
la amorosa velada contigo y satisfacer tu fantasía inocentemente pervertida
porque a mi también me complace. Nos secaremos mutuamente, despacio y
compartiendo más caricias y besos… una nueva discusión, ésta vez por si usamos la
loción de té verde con orquídeas o de jazmín con almendras, será un delicioso
intercambio de roces y caricias que compartiremos sin malicia.
Luego me
acomodaré entre tus piernas dándote la espalda mientras desenredas mi cabello y
te dejaré hacer sin forzarte a tener sexo… llegará el momento en el que dejarás
el peine sobre la mesa de noche y me rodearás con tus brazos estrechándome amorosamente
contra tu pecho, te encanta hacerme nido mientras me tarareas una canción… disfrutaré
del momento, de la tibia cercanía de tu cuerpo, del aroma de la loción que
penetra nuestras pieles y dejaré que sigas tu ritmo… sé que tu ternura poco a
poco se convertirá en pasión y desenfreno. Y no me equivocaré… empezarás a
acariciar mis hombros, besarás mi cuello… una de tus manos tomará uno de mis
pechos y retorcerás suavemente mi pezón mientras que la otra se perderá entre
mis piernas buscando la humedad de mi sexo.
Dejaré que tu
mano juegue un poco más entre mis piernas, explorándome y causándome una marea
de sensaciones, un orgasmo que dejará tus dedos mojados y me giraré para ver
como te los lames… te corresponderé el placer que me has dado besándote en la
boca, luego besaré tu cuello y tus hombros, acariciaré tus pectorales y tu
vientre… me acomodaré entre tus piernas y albergaré tu virilidad en mi boca, no
te daré tregua hasta llevarte al punto en el que casi no puedas contenerte y yo
ya no pueda controlar el reclamo de mis entrañas de tenerte.
Me tumbaré en
la cama para que me poseas pero tú te acomodarás entre mis piernas sin
penetrarme, te inclinarás para besar mis pechos y mi vientre. En ése momento tu
mirada de azul y mercurio me confunde, no sé si tu sumisa inocencia ignora mi
reclamo y hace que te preocupes por darme todo el placer que puedas darme antes
de satisfacerte… o es tu angelical malicia la que busca exasperarme… lamerás mi
sexo hasta arrancarme otro orgasmo y me llevarás al límite hasta que te
suplique con la mirada y te grite a viva voz que de una vez me hagas tuya,
entonces aferrarás mis caderas e invadirás mi cuerpo con tu hombría… tu ritmo
será lento, acompasado y profundo mientras rodeo tu cintura con mis piernas,
solo cuando te lo exija lo volverás más rápido… y el punto culminante del
placer será una explosión de destellos de argento sincronizada. Entonces, aún
con el pecho agitado, te inclinarás para susurrarme una frase cariñosa al oído…
me llamarás con dulzura de una manera en la que no deberías de llamarme… pero
no me incomodará, todo lo contrario, me excitará y te responderé de una manera
en la que no debería de llamarte y te acunaré en mi pecho hasta que te quedes
dormido… y la mañana nos encontrará abrazados.
No sé si al
llegar la noche quieras jugar rudo o tal vez desees una velada más romántica y tiernamente
retorcida… será lo que tú desees, tendremos una noche más para que sea a mi
modo. Y así divagando e imaginando como será nuestro encuentro el día de mañana
me ha llegado la medianoche… olvidé ponerme los ruleros en el cabello. Me niego
a aceptar que éste encuentro será una despedida pero mi decisión está tomada, no
cederé a tu propuesta de volver con el que fue nuestro amo… yo ya salté el muro,
correré atravesando el bosque nevado hasta que los perros de nuestro verdugo pierdan
mi rastro y encontrarme a salvo con los caballeros que visten de negro.
Me consuela
saber que nuestro encuentro no será por completo una despedida, la magia de
sangre y los lazos que unen nuestras almas no permitirán que nos separemos… nos
seguiremos encontrando en nuestros sueños, en el castillo que se levanta en el
reino del invierno eterno allá en el lejano norte… además cumpliré mi promesa
de visitarte mientras duermes cada lunes en la noche, sé que tú dejarás una
vela encendida sobre tu mesa de noche y la ventana abierta esperando que bajo
la forma de una lechuza hechicera me deslice entre tus sábanas para besarte,
acariciarte y amarte… seré el súcubo de tus placenteras pesadillas como lo fui aquella
primera vez que te hice mío. Y cada noche de luna llena miraré el cielo y cada
vez que vea brillando a ésa pequeña estrella que acompaña a la luna pensaré en
ti sabiendo que tú también estarás mirando el cielo y contemplando la luna
pensando en mí.
Liliana Celeste Flores Vega – mayo 2016
Imagen: Sansa
y Theon de Juego de Tronos.