in girum imus nocte et consumimur igni

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viernes, 22 de agosto de 2014

Los Dioses sin Nombre 03 - El Colgado

Los Dioses sin Nombre – Capitulo 03 – El Colgado (2014)

Todd terminó de unir las piezas de metal… éstas formaron un rombo, la mitad derecha de cobre y la mitad izquierda de plata, con un cuadrado vacío en el centro. Las muescas y grabados que tenían las piezas coincidían formando un símbolo en cada esquina del rombo. Todd me preguntó si esos eran los grabados que había visto en la pared de la cámara, tuve que ser sincera y decirle que los grabados cuneiformes que vi formaban cuatro líneas de jeroglíficos, aunque me parecía recordar que cada línea empezaba con uno de los símbolos de cada esquina del rombo.

Finalmente Todd se resignó y dejó el rompecabezas sobre la mesa… no había más que hacer al respecto, no podíamos ir con una comba a tumbar las paredes de la pirámide en busca de la cámara que había quedado misteriosamente sellada. Don Faustino nos había enseñado que hay misterios que no deben forzarse a ser revelados, fuerzas oscuras que no deben de despertarse, Dioses sin Nombre que no deben de ser invocados… era mejor dejarlos dormir su sueño de milenios en el polvo del olvido, no era sensato jugar con cosas que no comprendíamos.

Damon propuso que nos embriagáramos, habíamos aceptado la invitación de Todd para pasar un par de días agradables y olvidarnos del terror pasado, teníamos que aprovechar la noche antes de que el arqueólogo a cargo del museo de sitio y sus ayudantes regresaran. Destapó una botella de vino y sirvió tres vasos.

Encendí velas e inciensos. Busqué mi usb y puse música, una selección variada de mis canciones favoritas de Moonspell, Therion e Inkubus Sukkubus… me puse el brazalete de cobre y plata en el tobillo pues resultaba demasiado grande para mi brazo e improvisé algo de dark dance mientras que Todd convenció a Damon de fumarse un par de cigarros que yo sospechaba que estaban sazonados con algo más que tabaco (A pure veil of darkness, a mysterious fog, the Moon is full and the Wolves you call. Red as my blood it is the sky above us, as I witness the arrival of the Winter Solstice and I cry from the abyss with the legions of Lilith).

Seguimos tomando vino, acabamos con ésa botella y abrimos otra. La música, la medialuz y los inciensos crearon una atmósfera místicareminiscencias de un pecaminoso harén (From where it burns, spirals of exotic scents. Rose, sandal, jasmine, all kinds of incense, aged fragrances only dreamed of once). Entonces Todd nos reclamó que la noche pasada le habíamos jugado sucio, que lo habíamos embriagado con engaños y no habíamos cumplido con nuestro ofrecimiento de compartir la cama con él  (Dragons do dream far beyond the sense, we make love in the dusty throne of a Modern Sodoma)… le dimos la razón.

Damon puso sus condiciones, permitiría algunos toqueteos y caricias pero no iba a consentir que tuviera sexo conmigo. Todd le aclaró que respetaba nuestra relación de pareja y que no pretendía eso, nos propuso una sesión de BDSM sin llegar al sexo con ninguno de los dos, sólo quería jugar con nosotros, nos dejaría solos cuando se lo pidiéramos y se limitaría a mirarnos (y masturbarse, no era necesario que lo dijera) sentado en la silla que colocó frente a la cama… accedimos. Damon se desnudó y se acostó en la cama a la inversa tal como le indicó Todd… yo me serví un vaso de vino y me senté en la silla del espectador.

Todd sacó unas sogas de su armario, nosotros sabíamos que le gustaba practicar el bondage con sus ocasionales compañeros sexuales. Tomó los brazos de Damon, los llevó hacia atrás sobre su cabeza y le ató cada muñeca a una pata de la cama. Luego le tomó la pierna izquierda y le amarró el tobillo a la cabecera de la cama. Finalmente le hizo flexionar la pierna derecha hacia afuera forzándole a colocar el talón hacia el interior del muslo casi debajo de sus testículos, le dio varias vueltas con la soga asegurando su muslo con su pantorrilla y aseguró ésta a la tarima de la cama. Damon quedó en una postura que dejaba bien expuesto su pubis… desde donde yo estaba sentada se veía semejante al arcano de Tarot “El Colgado” pero a pesar de lo forzada y extravagante que parecía la postura él me aseguró que estaba bastante cómodo.

Todd me dijo que me acercara para que ambos jugáramos con Damon. Empezamos acariciándole los brazos y el pecho, seguimos pellizcándole suavemente los pezones, mordisqueándole el cuello y los hombros… Damon cerró los ojos y se dejó hacer, había bebido demasiado vino… noté por sus gestos que nuestras caricias le resultaban mas placenteramente relajantes que excitantes (The Majestic horns of Baphomet are indeed our occult banners proudly up in the air! The androgynous light of Lucipher is our noble passion, most dear and rare!).

Si seguíamos así Damon terminaría quedándose dormido. Tomé una vela y derramé unas gotas de cera sobre el centro de su pecho, él reaccionó a la sensación de la cera caliente sobre su piel… luego fui trazando una línea bajando hacia su pectoral izquierdo y derramé una buena cantidad de cera sobre su pezón, seguí bajando hasta casi su ombligo donde deposité otra cantidad de cera, subí hasta su pectoral derecho derramando otra buena cantidad de cera sobre su pezón y terminé subiendo hasta el primer punto formando un rombo… no fue algo planificado pero cuando me di cuenta que sin proponérmelo le había hecho un rombo semejante al rompecabezas de piezas de metal decidí completarlo dibujando con la cera un cuadrado dentro de aquél rombo.

Apagué la vela y seguí acariciando a Damon, manipulé su miembro viril, me incliné para tomarlo en mi boca y lo estimulé un buen rato… hasta que él se quejó de no sé que tonterías que le estaba haciendo Todd, levanté la cabeza y vi que Todd había tomado un marcador y le estaba dibujando sobre la piel dentro del rombo de cera los símbolos que tenía el rompecabezas de piezas de metal. Damon le protestó a Todd que si iba a jugar a hacerle garabatos fuera a sentarse en la silla y me dejara hacer a mi... entonces Todd le dio una bofetada, simuló fruncir el ceño y dijo que iba a disciplinarlo por esa falta de respeto.

Hasta el momento todo había transcurrido más como un juego que como una sesión BDSM pero cuando Todd tomó mi fusta supe que ahora si iba a lo serio y me senté en la silla para ver como disciplinada a Damon. Yo nunca me había atrevido a usar la fusta sobre su vientre, menos sobre su zona genital… me limitaba a su espalda, nalgas y muslos por temor a lastimarlo… pero Todd sabía bien lo que hacía, calculaba a la perfección la fuerza con la que debía de ejecutar cada golpe para provocarle a Damon el nivel preciso de dolor que deriva en placer.

Poco a poco Todd empezó a aumentar la intensidad y la frecuencia de los azotes encontrando el ritmo que complacía a Damon… era muy excitante ver a mi hombre estremeciéndose bajo cada latigazo y escucharlo jadear de aquella manera. Iba a empezar a masturbarme cuando sentí un cosquilleo en la zona del tercer ojo y reparé en un extraño silbido que apenas se percibía por debajo de la música (Mothertown of demons, you had to fall but thy fallen shall rise in the name of our mother Babalon; Lilith thy whore)… mas que escuchar el silbido sentí la vibración del sonido atravesándome, semejante a la vibración de aquellos cuencos tibetanos que se usan para meditación… ¿acaso era el péndulo?...  me puse de pie y me dirigí hacia la mesa en donde estaba el cofrecillo que guardaba el péndulo pero mis ojos se posaron sobre el cuchillo que estaba al lado y que Todd había usado para abrirlo.

Tomé el cuchillo y miré hacia la cama. En ése mismo instante Todd perdió el control y descargó un brutal latigazo sobre el vientre de Damon, seguido de un segundo y un tercero que cayeron sobre su entrepierna… Damon pronunció la palabra acordada para dar por acabada la sesión pero Todd lo ignoró y siguió fustigándolo… era consciente de que tenía que detener a Todd pero me quedé contemplando la escena como perdida en un trance.

Intenté reaccionar… lejanamente me di cuenta que algo raro sucedía con el reproductor de mp3, estaba como rayado repitiendo la estrofa de una canción (Lepaca Kliffoth, Telna ha ilan ha hizon, Mol Sitra ahra, Olahm ha Kliffoth) y reconocí que eso contribuía a hundirme cada vez más en ése extraño trance pero fui incapaz de sobreponerme. La bombilla del pasadizo que nos iluminaba indirectamente se apagó y nos quedamos iluminados solo por las velas… con el rabillo del ojo noté una luz iridiscente que emanaba del cofrecillo.

Seguí contemplando el salvaje vapuleo atrapada en aquel trance inducido por la vibración que provenía del péndulo que estaba dentro del cofrecillo y aumentado por la repetitiva salmodia de la canción… era consciente de todo pero no podía reaccionar y me dejé arrastrar por ése oleaje de oscuridad. Imaginé lo placentero que sería enterrar el cuchillo que tenía en la mano en el vientre de Damon... sentí el sabor de su sangre, que ya había probado en otras ocasiones, en mi boca… un deseo mórbido y macabro de poseerlo de una manera inconcebible… imaginé lo delicioso y excitante que sería hundir mi mano en sus entrañas palpitantes, tibias, sangrantes…

Damon le pedía a gritos a Todd que se detuviera pero éste ignoraba sus gritos de dolor, amenazas y súplicas… entonces Damon me miró y murmuró mi nombre, reaccioné, pero no de la manera que Damon esperaba. Me acerqué a ellos y tomé el brazo de Todd indicándole que se detuviera… él reaccionó agresivamente y me miró pero seguramente vio en mis ojos la misma locura que lo poseía… obedeció, dejó la fusta, soltó una carcajada delirante y se apartó.

Contemplé a Damon, la sangre corría desde su entrepierna hasta sus muslos… él vio el cuchillo que tenía en mi mano y me pidió que cortara de una vez las sogas que ataban sus muñecas pero lo ignoré… acaricié su vientre sudoroso y agitado, deseaba tanto enterrarle el cuchillo y hacerlo mío de aquella manera sangrienta y sórdida que había imaginado… él adivinó mi deseo, una muda súplica en su mirada recordándome la promesa que me pidió que le hiciera en nuestro ritual de unión de manos (si algún día los dioses te piden mi sangre prométeme que me harás el amor antes de matarme)… y yo honraría aquella promesa.

Me subí a la cama y me arrodillé entre las piernas de Damon. Dejé el cuchillo a un lado, me quité el babydoll que me había puesto cuando Todd propuso hacer una sesión BDSM y me incliné para lamer su sangre… proseguí besando su pubis y lamiendo su miembro viril, Damon reaccionó a mis caricias más pronto de lo que me esperaba… lo copulé y empecé con un suave movimiento de vaivén, fui aumentando la intensidad y alternando el vaivén con un movimiento circular… el placer nos llevó a otro tipo de trance.

La ventana se abrió de golpe y las velas se apagaron. El reproductor de mp3 se detuvo pero la salmodia continúo ahora recitada por voces guturales no humanas que venían no se de donde. Un olor a tierra mojada penetró por la ventana abierta, no llegaba a ser un hedor pero era un olor acre muy cargado… una inexplicable niebla empezó a invadir la habitación… al parecer Todd había abierto el cofrecillo y la iridiscencia que yo sabía que emanaba del péndulo empezó aumentar.

Seguí cabalgando a Damon y llegamos juntos al orgasmo… me quedé jadeando un rato sobre su pecho sintiendo los latidos acelerados de su corazón y le di un apasionado beso en la boca, un último beso antes de empuñar el cuchillo y hundírselo en el… entonces finalmente me liberé del trance y me di cuenta de que mierda estaba pasando por mi cabeza.

De inmediato me incorporé, tomé el cuchillo y corté la soga que mantenía el tobillo de Damon atado a la cabecera de la cama… iba a cortar las sogas que ataban sus muñecas pero Todd saltó furibundo del rincón desde donde nos había estado mirando y me gritó que no soltara a Damon porque “ellos” querían su sangre. Obviamente él seguía bajo el maldito trance, tenía que manejar la situación con prudencia… le respondí que ya habíamos derramado su sangre, era suficiente y teníamos que soltarlo… entonces Todd me dio un brutal golpe en la nuca que me mandó de cara al piso y de frente a la oscuridad.

Cuando recuperé la conciencia estaba atada en la silla y con las manos esposadas. La salmodia de voces guturales no humanas había sido sustituida por un tamborileo subterráneo y el olor a tierra mojada se había intensificado. Miré hacia la cama… Todd había vuelto a atar el tobillo de Damon a la cabecera de la cama. Damon estaba forcejeando tratando de liberarse de las ataduras mientras que  Todd sostenía el péndulo sobre su pecho y recitaba unas extrañas palabras.

Todd se dio cuenta que yo había despertado, tomó el cuchillo con la otra mano y se acercó a mi con el rostro completamente transfigurado en una mueca terrible y la mirada encendida por la locura… Damon le gritó que le hiciera a él lo que quisiera pero que no me hiciera daño, Todd le respondió con una voz pastosa que sólo necesitaba un poco de mi sangre pero eso en lugar de calmar a Damon lo alteró más… y a mi también.

Todd puso el péndulo a la altura de mis ojos… noté que el centro de éste se había aclarado hasta la transparencia y era de ése punto que emanaba la rara iridiscencia pero sus puntas irregulares se mantenían opacas y oscuras. Entendí que la sangre aumentaba la iridiscencia del péndulo. Todd puso el cuchillo sobre mi mejilla y sonrió con una sonrisa maligna que no era la suya, ni siquiera era humana, las lágrimas surcaron mis mejillas… luego pasó la hoja del cuchillo por mi cuello, sentí que la yugular me latía. Damon prácticamente se estaba lacerando las muñecas tratando de liberarse de sus ataduras mientras que le gritaba a Todd que no me lastimara… entonces Todd bajó hasta mi pecho y me hizo un corte rápido entre los senos.

Respiré aliviada por un segundo mientras que Todd mojaba el péndulo con mi sangre, noté que la iridiscencia del péndulo se intensificó. Luego él se volvió hacia Damon, le hizo un corte parecido en medio del pecho y mojó el péndulo con su sangre… la iridiscencia del péndulo se extendió llegando hasta las puntas irregulares que se aclararon por un instante pero luego estas volvieron a ser oscuras y opacas.

Todd colocó el péndulo en el cofrecillo, el tamborileo subterráneo cesó y el olor acre empezó a disiparse… al fin aquella locura se había acabado. Traté de aparentar serenidad, le dije a Todd que “ellos” estaban complacidos con la ofrenda y que nos soltara pero él me dijo que esto apenas había comenzado… había tocado a la puerta, su llamado había sido atendido por “el portero” y ahora debía de pagar el precio para que la puerta se abriera.

Todd cogió la fusta, se acercó a Damon y empezó a vapulearlo brutalmente otra vez. Entonces un estruendo nos remeció, fue como “un movimiento telúrico que golpeó en el aire” y sentí como si las barreras del tiempo y el espacio se distorsionaran… la maldita salmodia de voces guturales no humanas volvió a escucharse, por momentos las escuchaba como un eco lejano que emergía del inframundo y un instante después tan cerca como si estuvieran recitando a mi lado… por la ventana abierta penetró un hedor penetrante, una mezcla asquerosa de sangre pútrida y barro… sentí una arcada y vomité sobre mis pies.

Empecé a maniobrar para liberar mis manos de las esposas, logré liberar una de mis muñecas pero aún tenía que lidiar con las sogas que me mantenían atada a la silla. En ese momento Damon logró soltar una de sus muñecas, Todd le dio un puñetazo en la boca y Damon le escupió en la cara un salivazo sanguinolento… yo seguí forcejeando para liberarme de las sogas y logré aflojar los nudos… Todd le propinó a Damon un puñetazo en el pómulo, Damon no se lo respondió pero casi había logrado soltar su otra muñeca… Todd se sentó a horcajadas sobre él y logró dominarlo otra vez pero yo ya había conseguido soltarme de mis ataduras.

Tomé el objeto contundente que encontré mas cercano, era una botella de vino vacía… arremetí contra Todd con todas mis fuerzas pero él desvió mi golpe, la botella se escapó de mi mano y se hizo añicos contra la pared… trastabillé y caí al suelo de rodillas… Todd se puso de pie, me haló del cabello y me dio un brutal bofetón que me rompió el labio y me mandó al suelo otra vez.

No sé cuanto tiempo estuve inconsciente, Todd no se tomó la molestia de volver a atarme a la silla pero había tenido “la caballerosidad” de ponerme como sea la camiseta de Damon. Cuando abrí los ojos miré hacia la cama, Damon ya no gritaba ni luchaba mientras que Todd seguía descargando inmisericordemente más golpes sobre él… no estaba desmayado, estaba con los ojos abiertos mirándome sin verme y la sangre corría otra vez por sus muslos.

Me arrastré hasta los pies de Todd y le supliqué que no siguiera lastimando a Damon… Todd me haló del brazo, me puso sobre el vientre de Damon y siguió blandiendo la fusta preso de un loco frenesí, los golpes empezaron a caer sobre mi espalda… creo que Todd no tenía conciencia de que yo me había cruzado sobre el cuerpo de Damon y que me estaba golpeando.

La camiseta amortiguó un poco los primeros latigazos pero estos eran constantes, finalmente un latigazo rasgó la tela, otro rasgó mi piel y sentí el ardor de mi carne abierta… entonces pasé la frontera del dolor, escuchaba el silbido que hacía la fusta cortando el aire y el chasquido que hacía al caer sobre mi espalda pero ya no me dolía… la maldita salmodia de voces guturales no humanas cesó… y de pronto ya no estaba allí…

Sentí como si viajara vertiginosamente por un túnel cósmico y luego me encontré en una vasta  extensión de arenas doradas donde se levantaban unas pirámides colosales, unas eran de ladrillos de adobe, otras de piedra negra pulida y algunas de mármol blanco… no parecían estar en un orden establecido por el tamaño o por el material del que estaban construidas, aunque tal vez yo no entendí el orden en el que se encontraban, para mi simplemente se extendían aleatoriamente por aquella interminable vastedad de arenas doradas bajo un cielo casi blanco…

Entonces vi a Damon, estaba de pie mas adelante contemplando el horizonte… lo llamé por su nombre, él volteó, me miró, me hizo una señal de que guardara silencio y que me acercara a él… cuando estuve a su lado me tomó de la mano… entonces vimos que el cielo empezó a colorearse con diferentes matices, amaneceres de azul y argento, ocasos de rojo y oro… las pirámides fueron hundiéndose en las arenas hasta que sólo quedó una pirámide de adobe… entonces ésta se abrió desde su cúspide y formó un rombo con un cuadrado vacío en su centro.

No recuerdo más de lo que fue aquel sueño o visión… cuando me desperté estaba acostada boca abajo en una cama estrecha como de hospital, Damon estaba a mi lado en otra cama. Reconocí el tópico de emergencias del museo de sitio, ya una vez me había atendido allí cuando visité el lugar con Luis y me desollé las rodillas al resbalarme subiendo una de las pirámides.

El dolor de las heridas que tenía en la espalda era agudo pero tengo bastante resistencia al dolor, cuando me hicieron la cesárea estaba andando a las cuatro horas de la cirugía, he caminado dos días con un tobillo luxado una vez que me fui de campamento con unos amigos… unos latigazos en la espalda no eran cosa que me mantuvieran desfallecida en una cama, a lo más me quedarían unas cicatrices… más me preocupaba Damon, él había recibido la peor parte.

Me senté al lado de Damon, él tenía el labio hinchado y un moretón en el pómulo… le di un beso y noté que estaba sedado… sabía que el corte en medio del pecho era algo insignificante, igual como el que yo tenía, una cosa de nada que se cicatrizaría solo… lo que me preocupaba era otra parte de su cuerpo. Lo revisé bajo la sábana… le habían vendado los muslos, tenía laceraciones en el vientre y la entrepierna pero felizmente sus heridas no eran tan graves como había temido.

Fui al baño y me miré al espejo, tenía el labio inflamado y me dolía bastante la herida que tenía en el lado interior de la boca pero el bofetón no me había volado ni un diente… me quité la bata de hospital y examiné mi espalda cubierta con gasas.

Regresé a la cama, mi bolso estaba sobre una silla… busqué mi peine y encontré el brazalete de plata y cobre. Entró la enfermera, me preguntó como me sentía, me obligó a comer gelatina y me dio un par de pastillas. Me pregunté donde estaba Todd pero supuse que en algún momento había reaccionado y nos había llevado al tópico de primeros auxilios… y que no se aparecía porque no sabía como disculparse. Me recosté al lado de Damon y me quedé dormida.

Nos despertamos bastante tarde en la noche, lo primero que vimos fue el rostro bonachón del arqueólogo a cargo del museo de sitio, quise morirme de vergüenza. Nos preguntó que había sucedido, le respondí que nos pasamos de drogas y la sesión BDSM se nos fue de las manos… él nos respondió con una sonrisa comprensiva y nos dijo: “Si, se les nota que fue una sobredosis de hongos de Yuggoth”… y nos explicó que él y sus ayudantes habían llegado muy temprano en la mañana, nos encontraron desmayados en la cama de la habitación de Todd y de inmediato nos llevaron al tópico… a Todd lo encontraron balbuceando incoherencias en una de las pirámides y lo habían trasladado a un hospital psiquiátrico. Dudé si preguntarle sobre el cofrecillo, el péndulo y el rompecabezas de piezas de metal en forma de rombo… pero él se me adelantó y nos dijo que “aquellas cosas malditas” estaban en un lugar seguro.


Canciones
Ancient Winter Goddes – Moonspell
An Erotic Alcheny – Moonspell
Tenebrarum Oratorium (Andamento I / Erudit Compendyum) – Moonspell
Babylon – Therion
Lepaca Klifgoth – Therion



sábado, 16 de agosto de 2014

Los Dioses sin Nombre 02 - Lo que yacía en la pirámide

Los Dioses sin Nombre – Capitulo 02 – Lo que yacía en la pirámide (2014)

Damon estaba esperándome en la recepción del hotel que queda a unas cuadras de mi casa, apenas nos encontramos lo abracé y lo besé aliviada de que hubiera regresado bien… siempre me preocupo cuando tiene que viajar a la selva “por negocios” y en ésta ocasión mi preocupación se había duplicado porque llevaba aquellos dos pergaminos con dibujos de símbolos cabalísticos y grafías arcanas escritos con tinta roja.

Subimos a la habitación y me senté en la cama. Damon abrió una caja de sangría, sirvió dos vasos y me dijo que don Faustino había fallecido, según los doctores, a causa de un derrame cerebral… pero ambos sabíamos que el chamán había muerto de pánico después de haberse enfrentado a una extraña criatura que había emergido de las oscuras profundidades del mar para arrebatarle aquél misterioso libro… casi me sentía culpable pues nosotros le habíamos entregado la maleta, aunque en ése momento ignorábamos su maldito contenido y su procedencia.

El recuerdo de aquella noche en la posada de Los Faroles aún estaba reciente en mi memoria, el miedo primitivo y visceral que Damon y yo habíamos experimentado cuando escuchamos desde la habitación en la que dormíamos esas extrañas pisadas y chapoteos cruzando la terraza… como ya lo he dicho ambos tenemos amplia experiencia con fenómenos paranormales pero una cosa es distinguir un duende entre la enramada cuando acampamos, ver un fantasma en una vieja quinta que se sabe que está embrujada o vislumbrar la danza de las salamandras en la fogata… y otra muy diferente haber percibido la presencia ominosa de “aquel ser” que había sido precedido por una fetidez tan repulsiva y una oscuridad tan siniestra que habían hecho huir a los fantasmas de las  nieblas… apuré de un trago el vaso de sangría… Damon también se bebió su vaso de sangría de un solo trago… sabíamos donde estaba la línea que no debíamos de cruzar.

Damon me sirvió otro vaso de sangría y se arrodilló a mis pies con obvios deseos de empezar con nuestros escarceos amorosos pero yo aún tenía algunas preguntas que hacerle, cuando él me quitó los zapatos yo abandoné mis pies a sus caricias pero mientras lo dejaba hacer le pregunté sobre su encuentro con Chris… él me respondió que le había entregado la maleta de “maca en polvo” y que era asunto de Chris ver como hacía para sacar la mercadería del país.

No me mencionó los dos pergaminos. Me quitó las medias y empezó a besarme los pies pero yo lo detuve y le pregunté si le había entregado los pergaminos a Chris… Damon me respondió que le contó a Chris todo lo sucedido en la posada de Los Faroles y le entregó los dos pergaminos, Chris los recibió casi conmocionado de emoción y le preguntó sobre la procedencia del libro pero él no supo darle razón de donde procedía ni quien se lo había enviado a don Faustino, lo único que sabía era que el fulano que le había hecho la entrega de la maleta era un “transportador” que llevaba drogas, armas, reliquias o lo que fuera mientras le pagaran por ello.

Habían especulado que posiblemente había sido un intercambio de “reliquias” entre don Faustino y un coleccionista extranjero ya que en su viaje anterior Damon se las había tenido que arreglar para sacar del país un objeto “extraño y peculiar” encontrado entre las ruinas de una huaca y se lo había entregado a otro “transportador” al que encontró en una carretera casi frontera con México. Yo recordaba ése objeto, era un pequeño cofrecillo de oro con incrustaciones de spondilus muy bonito pero no lo encontré extraño ni peculiar aunque según don Faustino “eso” estaba dentro del cofrecillo y obviamente nos prohibió abrirlo… lo hicimos pasar en un paquete de un kilo de turrón de doña pepa el que cortamos de tal forma para que el cofrecillo encajara dentro.

Damon empezó a acariciar mis piernas pero le dije que no le permitiría continuar hasta que me contara si habían logrado descifrar los dibujos y grafías de los dos pergaminos y que habían hecho con ellos. Me dijo que Chris le pidió que lo llevara con el brujo de “su tribu” (Damon vivió por un tiempo con una tribu de guerreros brujos allá en un recóndito lugar perdido en la selva y acostumbra visitarlos cada vez que tiene la oportunidad) durante los dos días que les tomó llegar hasta la aldea no tuvieron contratiempos, ninguna “criatura oscura y maligna” los persiguió… no le dieron muchos detalles al brujo, sólo le dijeron que eran dos pergaminos antiguos con símbolos extraños que querían descifrar… hicieron una ceremonia invocando la protección de los ancestros y del Dios Jaguar y desenrollaron los pergaminos… el brujo los examinó, no pudo descifrarlos pero les advirtió que “percibía una maldad desconocida” y les sugirió quemarlos.

Obviamente Chris no quiso quemarlos, los enrolló cuidadosamente y dijo que los llevaría con un experto ocultista. Yo hubiera hecho lo que sugirió el brujo de la tribu y por la mirada de Damon supe que él opinaba lo mismo… pero ¿qué podíamos hacer nosotros contra lo que decidía Chris?, no podíamos contradecir a ése millonario extravagante que le costeaba los viajes a Damon. Me dije que al menos esos dos pergaminos malditos ya no estaban en el país y confiaba en que fueran indescifrables… o que el ritual, invocación o lo que sea estuviera incompleto y fuera imposible de llevar a cabo.

Le permití a Damon acariciar mis muslos y… no me voy a extender en detalles de lo que hicimos en la cama, sólo diré que esa noche no nos molestó ningún entidad “del mas allá”… sólo un señor que estaba hospedado en la habitación de al lado que nos tocó la puerta y nos pidió que no hiciéramos tanto ruido. Luego nos terminamos la sangría… Damon se quedó dormido antes que yo, acurrucado de lado y adorablemente ebrio… me quedé un rato contemplándolo dormir, tuve la tentación de hacerle algunas cosas mientras dormía y le acaricié las nalgas, instintivamente él se puso boca abajo para dejarme hacer… pero sólo me limité a seguir acariciándolo.

Entonces llamó mi atención el tatuaje que tiene en la nuca y el otro que sigue su columna, recorrí las líneas de tinta con mi dedo… el tatuaje que recorre su columna se lo hicieron en un ritual de iniciación en un Templo de Kali, el otro tatuaje es un símbolo de protección… Luis también tiene ése tatuaje, recordé que Luis me dijo que a pesar de que ahora ése es un símbolo bastante común cuando se hace con la debida ceremonia es un talismán de protección casi infalible… pensé que gracias a ése tatuaje que tenía Damon no habían sufrido percances llevando los dos pergaminos malditos para que los examinara el brujo de la tribu… sabía que Chris también tenía tatuajes hechos en ceremonias de iniciación así que me dije que no debía de preocuparme por él, mientras no intentara cruzar ésa línea que no se debía de cruzar.

Me acurruqué al lado de Damon, él se despabiló, tomó mi mano y la guió entre sus piernas… yo sabía lo que él quería, mis dedos conocían bien la ruta… después de complacerlo nos quedamos dormidos. Nos despertó el condenado sonido del celular, Damon contestó… luego me dijo que nuestro amigo arqueólogo quería vernos y ése mismo día nos íbamos de viaje al norte. No me gusta levantarme tan temprano pero un viaje al norte por invitación de nuestro amigo prometía una agradable aventura y era lo que ambos necesitamos para olvidarnos del terror pasado.

Regresé a mi casa para decirle a mi madre que me iba de viaje al norte con Damon y por mi mochila que ya había preparado con anticipación la noche anterior, ésta vez no me olvidaría de las muñequeras, las tobilleras y las sogas… ni del látigo.

Nuestro amigo arqueólogo, al que llamaré Todd por no usar su nombre real, en realidad no es arqueólogo titulado pero sabe mucho del tema… es sobrino de un reconocido arqueólogo que ha hecho importantes descubrimientos e investigaciones en el Perú y siempre ha estado metido en el ambiente ayudando en el museo de sitio, en las excavaciones y… haciéndose de algunas piezas que Damon se encarga de vender a coleccionistas privados. En más de una ocasión nos ha hecho pasar al almacén del museo de sitio y nos ha llevado a las excavaciones no abiertas al público.

Todd nos esperaba en un par de días (cuando el arqueólogo a cargo del proyecto y sus ayudantes se tomarían un par de días de descanso y él se quedaría cuidando las excavaciones) por lo que no teníamos apuro e hicimos el viaje en bus… nos gusta mucho viajar en bus, contemplar el paisaje por la ventanilla, hacer la parada obligatoria para almorzar en un pueblito olvidado en el que siempre se encuentra un paisano que nos cuenta una leyenda o alguna curiosidad del lugar… y la noche en ruta con las luces del interior del bus apagadas, una noche de besos y caricias furtivas disimuladas bajo mi poncho que llevo solo para ése propósito.

Llegamos a la ciudad a buena hora para almorzar, dimos un par de vueltas a la plaza, compramos algunas artesanías para el hermano de Damon que siempre se quejaba que él no le llevara nada de sus viajes y nos hospedamos en un bonito hotel. La noche fue de vino y pasión desbordada, afortunadamente sin fantasmas que nos interrumpieran en el momento preciso. Nos despertamos por el alarma del celular… con las primeras luces del alba pude ver que la nueva fusta si había cumplido cabalmente con su función dejando varias líneas cárdenas sobre los muslos de Damon, sentí deseos de lamer cada una de aquellas marcas que mi frenesí habían dejado sobre su carne pero eso nos llevaría a otra cosa y ya estábamos con la hora.

Desayunamos con prisa y nos pusimos en camino hacia el lugar del encuentro. Cruzamos el bosque de algarrobos y llegamos hasta el complejo arqueológico… ambos conocíamos el lugar, Damon y yo habíamos ido juntos una vez y yo había ido un par de veces más con Luis… pero la vista de las 26 pirámides grandes y de un número aún no confirmado de otras pirámides pequeñas siempre era impresionante, aquellas colosales ruinas parecían estar fuera de lugar y de tiempo, daban la sensación de ser un paisaje perteneciente a otro mundo.

Todd estaba esperándonos con esa sonrisa de niño que planea hacer una travesura (entiéndase un pequeño saqueo)… nos dijo que había hecho un descubrimiento en una de las pirámides grandes y sin mas pérdida de tiempo nos llevó hasta aquella mole de ladrillos de adobe… éstas pirámides, a diferencia de las pirámides egipcias, no tienen puertas ni entradas que lleven a alguna cámara secreta, básicamente son enormes plataformas sobre las que se levantaban los templos… o por lo menos eso es lo que dicen los arqueólogos y los libros de historia. Una leyenda cuenta que el cerro que se encuentra en el centro del complejo arqueológico es la prisión de un monstruo semejante a una mantaraya gigantesca… pero no hay leyendas que hablen de que haya algo (ya sea monstruos o tesoros) en el interior de las pirámides.

Empezamos el ascenso hacia la cima de la pirámide por la rústica escalera de peldaños tallados ahora erosionados y desiguales. Damon y yo suponíamos que tendríamos que escalar hasta la cima, yo recordaba el último tramo del ascenso que tenía que hacerse casi a gatas… pero Todd nos hizo detenernos a la mitad y allí nos mostró lo que parecía ser una entrada, la alumbró con una linterna, se podía ver un pasadizo estrecho… había que entrar por allí, entonces comprendí que sólo yo cabía por ése agujero.

Damon se opuso diciendo que era muy peligroso, Todd le aseguró que no había peligro de gases tóxicos porque el agujero había estado un par de semanas aireándose y ya había metido un gato que había regresado ileso… sin embargo podía existir el riesgo de encontrarme con algunas alimañas pero tenía a la mano un botiquín de primeros auxilios. Mi espíritu aventurero pudo más que la prudencia, me recogí el cabello, Todd me puso un casco de minero con una linterna y me ató una soga a la cintura, Damon me vendó las manos… hicimos una sencilla ofrenda a los Apus y me metí por aquella madriguera.

La linterna del casco me daba luz suficiente, empecé a arrastrarme…el primer tramo era recto y luego iba en un suave declive, obviamente el camino estaba lleno de tierra pero afortunadamente no encontré alimañas… mientras descendía me puse a pensar en que clase de seres habían podido arrastrarse por allí, me imaginé unos seres con apariencia de reptil… examiné las paredes pero no vi grabados, sólo era un estrecho pasaje de ladrillos de adobe… llegué hasta una pequeña cámara irregular, a simple vista no vi nada especial, tal vez los huaqueros ya nos habían ganado.

Dentro de la cámara pude ponerme de rodillas, volví a examinar las paredes y distinguí algunos relieves, parecían líneas, los limpié, en algo me recordaron a la escritura cuneiforme pero soy una ignorante para interpretarlas… tal vez sólo eran líneas sin importancia causadas por la erosión. Era bastante desalentador haberme arrastrado hasta allí como una vil rata para no encontrar nada… empecé a escarbar en el suelo justo debajo de las líneas y descubrí un adobe que estaba suelto, lo moví y encontré algo… era un hatillo de una tela parda, lo saqué y lo desenvolví… me emocioné por el hallazgo: Un pequeño cofrecillo de metal, tal vez de cobre, con intrincados grabados e incrustaciones de spondilus muy parecido al que don Faustino le había entregado a Damon… un brazalete y pedazos de metal… no era la gran cosa pero era un hallazgo!

Tomé el hatillo y me arrastré de regreso hasta la salida, en ése momento no pensé en lo insólito que había sido no encontrarme con alguna alimaña como si el lugar se hubiera mantenido casi intacto por algún encantamiento… o maldición. Damon estaba mordiéndose las uñas de impaciencia, fue visible su tranquilidad al verme salir ilesa… hecha toda una mugre, pero ilesa.

Les mostré triunfante el hatillo. Todd  no cabía de la emoción cuando tomó el cofrecillo entre sus manos y en su entusiasmo me estampó un beso en la boca, acto que le costó un puñetazo de parte de Damon. Yo tomé el brazalete y lo reclamé como mío, lo limpié y noté que era de plata y cobre, además tenía un diseño muy parecido al tatuaje tribal que el hermano de Damon tiene en un brazo… de inmediato decidí que sería un bonito regalo para él. Damon pasó a examinar y limpiar las piezas sueltas de metal, algunas eran de cobre y otras de plata… parecían las piezas de un rompecabezas.

Descendimos de la pirámide y fuimos al museo de sitio. Todd nos hizo pasar a la habitación que ocupaba y me indicó el baño para que me bañara. Cuando salí encontré a Damon tratando de armar el rompecabezas sobre la cama y a Todd intentando abrir el cofrecillo. Les dije que me moría de hambre, dejamos las cosas en la habitación de Todd y fuimos a almorzar al pueblo.

Terminamos de almorzar y regresamos de inmediato al museo de sitio. Nuestro descubrimiento no era tan grandioso para una zona en la que se habían encontrado suntuosas piezas de oro con incrustaciones de turquesas pero para nosotros ameritaba una celebración… habíamos comprado unas botellas de vino, abrimos una y empezamos a beber. Todd tenía además algo de “hierbita” y armamos unos porros.

No tardamos en estar ebrios. Damon me besó y me tumbó sobre la cama, empezamos a acariciarnos sin darle importancia a Todd que seguía intentando abrir el susodicho cofrecillo… le dije a Damon que se sentara en el borde de la cama, me arrodillé entre sus piernas y le bajé los pantalones para hacerle sexo oral… estábamos muy ocupados en aquella faena cuando Todd nos interrumpió con una exclamación de victoria: Había logrado abrir el cofrecillo.

Se acercó a nosotros y nos mostró una especie de péndulo… la cadena parecía de plata y la piedra era un extraño cuarzo oscuro irregular y opaco. Damon le advirtió que no me besara y Todd le estampó un sonoro beso en la boca a él… no le dio tiempo a Damon para reaccionar y salió de la habitación como un niño con un juguete nuevo. Nos alegramos que nos dejara solos y volví a arrodillarme entre las piernas de Damon para continuar con lo que estaba haciendo.

Hicimos el amor sin preocuparnos que estuviera haciendo Todd. Luego nos quedamos un poco adormilados y nos despertamos como a la medianoche con bastante sed, buscamos a Todd para preguntarle si había algo para beber que no fuera vino… lo encontramos en la sala de estudio rodeado de libros antiguos, con un gesto nos indicó el friobar dónde había agua mineral y jugo de naranja, tomamos un par de botellas y nos sentamos a su lado.

Todd levantó la mirada del viejo libro que estaba leyendo y me preguntó si había visto algunos grabados en la susodicha cámara, le dije que había visto unas líneas algo parecidas a una escritura cuneiforme… él me pasó un lápiz y papel para que los dibujara… hice mi mejor esfuerzo para recordar las líneas pero solo conseguí dibujar unos garabatos. Entonces Todd se puso de pie y nos dijo que teníamos que volver a la pirámide.

Damon se opuso tajantemente y le dijo que no íbamos a regresar allí para que yo me metiera en ésa madriguera a mitad de la madrugada… estuve de acuerdo con eso. Todd nos dijo que no podíamos esperar, tenía el semblante alterado y la mirada febril… Damon le sirvió un vaso de vino y le dijo que se calmara, que los grabados que habían permanecido allí por siglos no iban a desaparecer de la noche a la mañana y que volveríamos a la pirámide al día siguiente llevando una cámara fotográfica.

Todd se bebió el vaso de vino pero no se calmó, insistió con que teníamos que volver a la pirámide para descifrar aquellas líneas misteriosas. Le encendí un porro y se lo ofrecí, él le dio un par de pitadas pero insistió… finalmente tuvimos que recurrir a invitarlo a compartir la cama con nosotros para convencerlo de que se esperara hasta la mañana.

Ya en la habitación entre caricias y jugueteos hicimos que Todd tomara más vino y conseguimos que se embriagara… Damon se acostó a su lado dejándose manosear un poco hasta que Todd se quedó dormido. Yo me fumé el último porro… tal vez no debí de hacerlo porque empecé a escuchar un extraño silbido y me pareció que éste provenía del péndulo que Todd había dejado sobre la mesa… lo tomé y sentí que vibraba en mi mano… estaba cansada, no quería saber de cosas raras por ésa noche… miré el cuarzo irregular oscuro y noté que ahora parecía desprender cierta iridiscencia… entonces, como si fuera algo vivo que pudiera escucharme y entenderme, le dije muy seriamente que no nos fastidiara y lo puse en el cofrecillo. Me acosté al lado de Damon y me quedé dormida.

Nos despertamos tarde, casi al mediodía… Todd ni nos dejó desayunar y nos apuró para que fuéramos de una vez a la pirámide, ésta vez llevábamos una cámara fotográfica para que yo pudiera tomar fotos de aquellas enigmáticas líneas cuneiformes. Subimos hasta la mitad de la pirámide pero no encontramos la susodicha entrada, creímos que nos habíamos equivocado de lado y recorrimos el perímetro... la entrada había desaparecido… Todd entró en shock y nos reprochó el que no hubiéramos querido regresar cuando nos lo propuso. Damon y yo dimos una segunda revisada al perímetro de la pirámide una plataforma más arriba y otra más abajo… nada… no había entrada ni piedras flojas… la pirámide estaba sellada.

Regresamos al museo de sitio. El péndulo yacía en su cofrecillo donde yo lo había dejado la noche anterior… lo tomé entre mis manos… no emitía silbido, vibración ni iridiscencia… estaba mudo, quieto y opaco. Todd se sentó a la mesa abstraído en sus pensamientos y se puso a intentar armar el rompecabezas de piezas de metal sueltas, según la lógica las de plata formarían una mitad y las de cobre otra… creímos prudente no molestarlo en su tarea y nos fuimos a dar una vuelta por el museo.

Mas tarde regresamos y encontramos a Todd mas tranquilo… nos mostró tres piezas que había logrado hacer coincidir, entonces Damon y yo notamos que éstas tenían unas muescas y grabados que parecían formar líneas que yo reconocí como muy parecidas a las que había visto en la pared de la cámara… entonces no había problema, las piezas sueltas eran un rompecabezas que reproducían los grabados de la pared… era cosa de paciencia para armarlo.


martes, 12 de agosto de 2014

La niña que cazaba falenas

Era una niña callada y temerosa, prefería apartarse de sus compañeros de clase en la hora del recreo y quedarse en el salón para dibujar en su block escolar esbozos de las visiones oníricas que le mostraba el espejo. No participaba de las excursiones que organizaban en la escuela porque su salud era muy endeble, era delicada como un lirio de invernadero.

Había recibido una educación estricta y tradicional de parte de su familia, los juegos rudos y groseros de sus compañeros de escuela para ella eran palomilladas de chicos malcriados, no comprendía cuando ellos la tildaban de extraña porque para ella los extraños eran ellos.

Jugaba a servirles el té a sus muñecas, tenía un lindo juego de té de porcelana china con bordes dorados. Cazaba falenas y las guardaba en cajitas de fósforos o las atravesaba con un alfiler y las clavaba en un corcho. También le gustaba recoger hojas, tréboles y jazmines  de su jardín y guardarlos en un libro de poemas para que se secaran. Coleccionaba susurros de viento y jirones de nubes teñidos por el ocaso.

Los fines de semana, cuando no tenía deberes escolares pendientes, se entretenía viendo las ilustraciones de pinturas de las enciclopedias y libros de arte de la biblioteca de su casa... en ése entonces no sabía de autores ni de estilos pero se quedaba horas viendo las pinturas de Waterhouse, Goya y Hieronymus Bosch. También le gustaba escuchar música clásica, se perdía entre sonatinas, madrigales y nocturnos recordando memorias de épocas pasadas.

Y así transcurría la infancia de la niña que cazaba falenas... serena y dulcemente triste como la infancia de las niñas castellanas del siglo pasado, las horas se mecían lentamente por las oraciones de su madre y su abuela.

Cuando su abuela falleció sintió la irresistible atracción que ejerce el misterio de la muerte, como no le permitieron ir al entierro en venganza se robó un libro de oraciones de su abuela fallecida y muchas estampitas de santos y mártires, las guardó en un cajón y de noche las miraba... entonces la fascinación por las iglesias y los cementerios la envolvieron y jugaba haciendo capillas ardientes para sus muñecas.

Entonces quiso ser santa como lo había sido aquella tía tatarabuela suya pero el Diablo empezó a cortejarla y darle serenatas… ah, maldito sea el galante Don Juan de las Tinieblas que la sedujo, robó sus primeros besos y le dio de beber el rojo vino de la pasión.

Una noche muy oscura en la que la niña conoció la mordida del Dragón le pidió protección a su ángel de la guarda, aquél que tenía ojos color amatista y tocaba la mandolina… él le dijo que ella había nacido bruja y era la novia de Lucifer… entonces ella comprendió que su destino estaba atado a la Luna.

Liliana Celeste Flores Vega - escrito en 1996

sábado, 9 de agosto de 2014

Plenilunio

Esta noche la niebla trae arcanos murmurios encantados,
las notas de una melodía que se mece en las olas
es el cántico del mar enamorado seduciendo a la luna
la magia y la maldición del plenilunio.

Y alli va la dama blanca, corriendo descalza sobre la arena
a encontrarse con su amante que en la orilla la espera…
y alli va la dama casquivana, casi desnuda en camisola de nieblas
a perderse entre los brazos de su hermano que en la orilla la espera.

Besos salados bajo el manto cómplice de la noche…
la espuma del mar vertida en el cáliz del lirio de la luna.

Liliana Celeste Flores Vega - agosto 2014

viernes, 1 de agosto de 2014

Rosa y sándalo

Nos encontramos en un café. Luego hicimos las compras necesarias para la noche que habíamos planeado y fuimos al hotel en el que él se había hospedado. La habitación era amplia y elegante. La cama king size ocupaba el centro de la misma, con un velador a cada lado y una alfombra mullida de diseño moderno puesta al lado derecho que daba a la ventana con cortinas color vino. Frente a la cama había una cómoda y sobre ésta un cuadro de un paisaje montañés. El mobiliario lo completaban una mesa y dos sillas colocadas en una esquina al lado de la puerta que daba acceso al cuarto de baño.

Le dije que encendiera las velas y las varillas de incienso mientras que yo me cambiaba de ropa en el baño. Me quité la falda, la blusa, las botas y las medias quedándome con el sujetador y las pantaletas de encaje negro. Me miré al espejo, me retoqué el labial y me cepillé el cabello. Saqué de mi bolso el babydoll de raso negro, las medias francesas de red y los zapatos de charol rojo de tacón aguja. Como pareja ya habíamos incluido “algunos juegos” en nuestros encuentros sexuales pero ésta era nuestra “primera sesión de BDSM” planificada como tal. Me puse el babydoll, las medias y los zapatos. Luego busqué en mi bolso el látigo de cinco colas que habíamos comprado en la sexshop… las muñequeras, las tobilleras y el collar de cuero y la cadena. Salí del baño.

La habitación estaba agradablemente iluminada a media luz por las velas que él supo disponer en los dos veladores y la mesa. También había dispuesto la botella de vino y servido dos copas. Las varillas de incienso de rosa, sándalo, canela y clavo de olor perfumaban el ambiente. Él estaba de pie al lado de la cama, físicamente no era exactamente “el tipo de hombre” que siempre me había gustado, no tenía un “look” gótico ni metal pero me gustaba mucho… sus ojos azules y su mirada de felino, sus labios delgados y su sonrisa, sus facciones definidas, su porte… y sobretodo su cuerpo atlético que desde el primer momento despertó en mí el deseo de someterlo y azotarlo.

Le ordené que se quitara la ropa. Dejé el látigo sobre la mesa. Tomé una copa de vino y la bebí lentamente mientras que él se despojaba de sus prendas hasta quedar completamente desnudo. Recorrí su cuerpo con la mirada… sus pectorales definidos, su vientre, su pubis…

Dejé la copa vacía sobre la mesa y me acerqué a él con el collar de cuero en la mano. Le ordené que se arrodillara sobre la alfombra mullida, él obedeció. Le puse el collar, procedí igual con las muñequeras y las tobilleras. Tomé el cenicero que estaba limpio, lo llené de vino, lo puse en el suelo y le ordené que se pusiera “a cuatro patas” y lo bebiera a lengüetazos como “un gatito bueno”… él lo hizo bastante bien y como recompensa le acaricié la nuca y la espalda.

Luego tomé la cadena, se la enganché a la argolla del collar y le ordené que caminara “a cuatro patas” como un felino, le hice dar una vuelta completa a la habitación. Hacer eso con otro me hubiera parecido algo sumamente ridículo pero con él… con él era algo excitante… la manera en la que arqueaba la espalda y estiraba las piernas para dar cada paso… pensé que le hacía falta “la cola” y tomé nota mental de conseguir una para la próxima ocasión pero aún sin “ése detalle” mi hombre era “un animal hermoso”.

Terminado “el paseo” tomé el látigo y le ordené que retozara sobre la alfombra como un jaguar. Disfruté de la exhibición de elasticidad que me hizo, su mirada de felino en acecho, un animal ágil y fuerte pero obediente a mis deseos… varias veces le hinqué el pecho y el vientre con el tacón de mi zapato a lo que él respondió con zarpazos juguetones e intentos de mordisquear mi pie, castigué “su malcriadez” con algunos latigazos ligeros.

Dejé el látigo, me arrodillé a su lado y empecé a jugar a “rascarle la pancita”, él se dejó hacer sin poder evitar soltar algunas risas, pasé por alto “ésa pequeña indisciplina” porque tiene una sonrisa adorable. Proseguí acariciándole la nuca y los hombros… le pellizqué los pezones, estirándoselos y retorciéndoselos. Él intentó acariciarme pero le dije que no le había dado permiso para tocarme, me hizo un mohín de protesta y lo amonesté por eso.

Seguí acariciando sus bien definidos abdominales y bajé hasta su pubis… me gusta la pulcritud con la que mantiene su cuerpo depilado manteniendo sólo una pequeña zona de vello alrededor de su miembro viril. Me entretuve un buen rato acariciando su pubis, sus testículos y el interior de sus muslos… él se dejó hacer, dócil y sumiso, mordiéndose los labios cada vez que yo pasaba por alto el tocar su pene erecto.

Finalmente tomé su virilidad con mi mano derecha, él dejó escapar un gemido de satisfacción y separó las piernas dándome facilidad de movimiento lo que aproveché para estimularlo un buen rato… en su mirada vi que él estaba anticipando que iba a hacerlo terminar masturbándolo y le dije que recién estábamos empezando. Mis dedos estaban mojados con su presemen y le ordené que los lamiera, él lo hizo con complacencia… jugué un buen rato con él metiéndole los dedos en la boca y permitiéndole que los succionara a su gusto.

Luego deslicé lentamente mis dedos mojados con su saliva por su cuello, su pecho, su vientre y su pubis hasta llegar otra vez a su miembro viril… el ambiente estaba embriagadoramente cargado con el aroma exótico de los inciensos creándonos la atmósfera de un místico serrallo. Volví a prestarle atención a su pene que se encontraba tenso, caliente y palpitante… lo acaricié hasta que mis dedos estuvieron otra vez lubricados con su presemen. Metí mi mano entre sus nalgas y toqueteé su entrada, él se acomodó preparándose para la intromisión de mis dedos pero le recordé que recién estábamos empezando… aunque he de confesar que yo también estaba muy excitada y tuve que controlar mi deseo de irrumpir en su cuerpo.

Me puse de pie y le ordené que me quitara las pantaletas de encaje con la boca y sin ayudarse con las manos… no es tan fácil como se cree y él terminó rasgándomela con los dientes, el forcejeo fue más excitante de lo que me esperaba. Me quité los zapatos de charol y le ordené que me quitara las medias de igual manera, eso le resultó más fácil de hacer… le permití que me besara y lamiera los pies, las piernas y los muslos pero cuando intentó lamer mis partes íntimas le aclaré que no le había dado permiso para hacer eso, ésta vez se contuvo de hacer un mohín de protesta y acató en silencio… lo recompensé acariciándole la nuca.

Enseguida le ordené que se arrodillara al borde de la cama descansando la parte superior de su cuerpo sobre ésta… él afianzó sus rodillas sobre la alfombra mullida, se inclinó en ángulo recto y se acomodó cruzando los brazos sobre la cama y poniendo la cabeza sobre sus brazos a guisa de almohada. La postura exponía su bonito trasero, lo contemplé un largo rato… la tenue luz de las velas le daba un matiz cálido a su piel, la visión de sus nalgas a mi disposición fue suficiente para que me empezaran a latir las entrañas… tener a un hombre como él en ésa posición era muy excitante. Le acaricié la nuca, la espalda y las nalgas… él respondió a mis caricias arqueándose como un felino.

Tomé el látigo que había dejado sobre la mesa y descargué un golpe sobre sus nalgas, él dejó escapar una exclamación, mas de sorpresa que de dolor… le di un segundo golpe, ésta vez con mas fuerza y él me respondió con un gemido… proseguí dándole más latigazos aumentando la intensidad de los golpes gradualmente, sus gemidos también fueron en crescendo y me indicaron que él lo estaba disfrutando incluso más que yo… habiendo encontrado la intensidad y el ritmo adecuados seguí vapuleándolo hasta que sus gemidos se volvieron jadeos, entonces me detuve. Ya habíamos practicado algunos juegos como flagelación con una correa, tortura con mis pinzas de cabello y sesiones con cera caliente… así que yo sabía diferenciar sus gemidos de placer, de placer doloroso, de dolor placentero y de dolor… y esos jadeos eran de dolor. Sus nalgas estaban tumescentes y enrojecidas, puse mi mano sobre ellas y las sentí demasiado calientes… le di la oportunidad de decir nuestra palabra de seguridad pero no lo hizo, al contrario… él giró la cabeza y me miró como preguntándome: “¿Vas a seguir o no?”

No quise seguir fustigando sus nalgas por precaución. Descargué un golpe sobre sus muslos, él dejó escapar un gemido que reconocí como de placer doloroso… proseguí azotándolo hasta que sus gemidos alcanzaron el matiz de dolor y me detuve. Recompensé su docilidad acariciándole la nuca y la espalda.

Dejé el látigo sobre la mesa y tomé la otra copa de vino, le ordené que se incorporara y le di de beber un par de sorbos… le permití que me lo agradeciera besándome las manos. Luego le ordené que volviera a la postura anterior, tomé una de las velas y vertí unas gotas de cera caliente sobre su espalda… él dejó escapar un gemido de sorpresa cuando la primera gota cayó sobre su piel, proseguí derramando gotas de cera a lo largo de su columna… sus gemidos se mantuvieron en el nivel de placer doloroso y noté que él estaba frotando su sexo contra la cama.

Le dije que no le había dado permiso para masturbarse de aquella manera pero él me respondió haciendo un mohín tan delicioso que sólo lo amonesté por comportarse como un “gatito travieso” y apagué la vela para atenderlo como se merecía, se lo había ganado. Le acaricié las nalgas que aún estaban tumescentes y enrojecidas… yo estaba bastante mojada y lo aproveché para lubricar mis dedos con los fluidos de mis partes íntimas… es algo que ambos preferimos hacer, en lo posible evitamos usar lubricantes artificiales a no ser que sea muy necesario.

Tanteé su entrada, él relajó su esfínter y le introduje dos dedos… él recibió mi intromisión con una exclamación de placer… busqué su próstata y se la masajeé suavemente hasta que su cuerpo me correspondió con la rítmica palpitación de su recto y él empezó con ése delicioso ronroneo que tanto excita mis sentidos. Proseguí por un buen rato hasta que él llevó su mano a su pene para masturbarse… me detuve y retiré mis dedos ignorando su bufido de protesta.

Me puse de pie y le ordené que se acostara en la cama, él obedeció de inmediato… desenganché la cadena del collar, la pasé por las argollas de las muñequeras e intenté asegurarla en una saliente de la cabecera de la cama pero no se pudo, así que me conformé con dejarle los brazos hacia arriba sobre su cabeza. Me incliné sobre él y rocé sus labios con los míos dejándolo con el deseo de un beso. Lo repetí un par de veces antes de besarlo apasionadamente introduciendo mi lengua en su boca, saboreando su paladar y mordisqueando sus labios.

Lugo me coloqué entre sus piernas y acaricié sus muslos y su miembro viril… desaté el lazo de mi babydoll de raso y lo usé para hacerle una ligadura en la base del pene, él protestó con otro bufido y le di un par de palmaditas en los testículos por eso.

Me puse a horcajadas sobre él y busqué la posición adecuada para copularlo, me senté sobre su miembro viril, éste entró suavemente en mi cuerpo gracias a lo lubricada que me encontraba… empecé a cabalgarlo, primero despacio, acariciando su vientre y pellizcando sus pezones… luego fui aumentando el ritmo… podía ver en su sus ojos sus ansias por venirse y la angustia de no poder hacerlo por la presión que la cinta de raso atada en la base de su miembro viril ejercía sobre su uretra, fue una de las cosas que más disfruté de ésa noche… experimenté un orgasmo delicioso e intenso. Me quedé jadeando un rato sobre él antes de levantarme.

Él estaba jadeando y me suplicó que le permitiera venirse… me acomodé entre sus piernas, me incliné y lamí su pene, esperé que me suplicara una vez más antes de albergar su miembro viril en mi boca… le desaté la cinta y él eyaculó con un rugido de satisfacción. Mantuve su semen en mi boca y lo besé pasando su descarga a su boca y obligándolo a que se lo tragara todo.

Finalmente le quité la cadena, el collar, las muñequeras y las tobilleras… acabada la sesión él se tomó la libertad de quitarme el babydoll y el sujetador, me tumbó sobre la cama, me besó, me acarició a su antojo y me hizo suya a su modo.

Liliana Celeste Flores Vega - julio del 2014
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