Lluvia seca, lluvia seca
que marchitó mis violetas...
flor de espina, flor de espina
son mis rosales sin rosas...
no te confundas viajero
si de lejos te parecen rojas rosas abiertas:
es mi sangre coagulada
que se enredó entre sus espinas.
Jazmines de ocaso y azucenas de aurora
se deshojan sobre una tumba amarillenta...
una margarita de sombra
y un girasol que se convirtió en cenizas,
dos crisantemos tronchados
y cuatro claveles azules
languidecen a la sombra
de una encina muerta.
Liliana Celeste Flores Vega - enero de 1995
2 comentarios:
Me ha gustado mucho este poema. El cuadro que se describe es algo desolador pero precisamente allí radica su atractivo. Saludos.
Muchas gracias por el comentario.
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