El reloj enmudece, las arpías inician sus lóbregos arrullos
envuelto en la calina vaga un recuerdo, memorias plañideras,
la hilandera devanando la madeja de hilos de luna
el violín quebrado, una última nota quedó vibrando en el silencio
el graznido del cuervo anunciando la alborada de las sombras
y la doncella dormida añorando en sus sueños la melodía olvidada.
En la montaña duerme un dragón de roca
y el eterno enigma escrito en un pedazo de mármol muerto.
La lechuza fue testigo del furtivo encuentro, el cardo guarda el secreto
deshojando claveles y nelumbos, añorando las espinas de las rosas.
Celosías de acacia por donde espía la dama encantada
doble candado cierra la puerta, cadenas forjadas con sus lágrimas.
No la despiertes con tus sonatinas, déjala dormir bajo las alas del cuervo
que se haga silencio en las esferas del cielo.
La vela consumiendo plegarias
la ventana abierta invitando a las sombras
una copa de nepente sobre el velador
el mancebo yace en el lecho
herido por la daga del desconsuelo
la luna acaricia su rostro.
Sueños azules sobre sábanas escarlatas
recuerdos violetas guardados en el baúl de cedro.
Liliana Celeste Flores Vega - 14 de abril del 2007
1 comentario:
Qué hermoso poema!! Me dejaste sin saber qué decir sólo que es sencillamente hermoso! Un beso enorme y muy buena semana.
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