Sueño de la inundación
Julio del 2006
Soñé que estábamos en verano. Yo estaba con un vestido corto
sin mangas de color fucsia y sandalias de hule arreglando mi jardín cuando las
calles empezaron a inundarse. Mi madre y mi tía pusieron costales llenos de
arena en las puertas para evitar que el agua entrara a la casa pero venía más y
más agua. Yo tomé la escoba y empecé a botar el agua. Ingrid miraba desde la
ventana de mi dormitorio que es la que da a la calle y me daba ánimos misma
porrista, hasta estaba con sus pompones del campeonato escolar.
Mis vecinos también salieron con sus escobas a botar el agua
excepto dos: La vecina de al lado de mi casa y los que viven en la casa de la
esquina de la acera de al frente, sus casas empezaron a inundarse... el agua
entraba por las puertas y salía por las ventanas del segundo y tercer piso como
cataratas.
El agua era limpia, cristalina y además era agradable porque
hacía mucho calor pero por más calor que hiciera no iba a dejar que mi casa se
inundara. Hice un dique con ladrillos y piedras... los vecinos también hicieron
diques y el agua quedó empozada en el centro de la pista como si fuera una
piscina. Entonces salieron mis inquilinos con ropa de baño y flotadores para
nadar en la "piscina" improvisada. Uno de los inquilinos del tercer
piso, un chico de 16 años que es gordo, se lanzó en clavado desde el balcón del
segundo piso y al caer en el agua se convirtió en un sapo gigantesco verde con
verrugas... luego se tiró su papá y se convirtió en un pez bastante feo. Yo me
metí a la casa renegando diciendo que cuando la casa estuvo a punto de
inundarse no bajaron a ayudar pero que para nadar si estaban en primera fila y
merecido tenían haberse convertido en esos bichejos.
Me había mojado hasta la mitad de los muslos, entonces me di
cuenta que tenía sal pegada a la piel... eso me pareció raro porque la
inundación no había sido de agua de mar. Ingrid andaba saltando por toda la
casa con sus pompones. Le dije a mi madre que iba a bañarme, abrí la puerta del
baño de mi casa y me encontré en el baño del castillo.
Y allí, en la tina de mármol con patas de bronce, estaba
Leonardo… me dijo muy alarmado: Quítate la ropa y métete a la tina rápido,
Jonathan ha ido a buscar unas algas.
Pero yo no le hice caso, cerré la puerta y estaba otra vez
en mi casa... y me desperté. En fin... no le di importancia al sueño. El
domingo estuve arreglando unas ropas de invierno. En la tarde me empezó a doler
un poco la pierna izquierda, no le di importancia ni lo relacioné con el
sueño... a eso de las 10 pm me sentí cansada y como me seguía doliendo la
pierna me puse medias de lana y me eché un poco de dencorub pensando que me
había dado frío... me acosté pero a eso de la 1 am me desperté gritando de
dolor como loca.
Me dolían las dos rodillas, era un dolor insoportable debajo
de las rotulas como si me metieran agujas de hielo. Después el dolor se
extendió a los muslos y a las pantorrillas, era como si los músculos se me
estiraran, me eché mas pomada pero no me pasó el dolor, al contrario... luego
sentí como si me molieran las rotulas a martillazos... estaba gritando como una
condenada. Luego fue como si me estiraran las piernas en el potro, casi me
agarro a cabezazos contra la pared de lo horrible que era el dolor. Mi madre y
mi tía no sabían que hacer... las piernas se me torcían solas como si fuera
epilepsia, ni cuando di a luz grité tanto, era peor que los dolores de parto.
Y así estuvimos toda la condenada madrugada hasta que a las
6 am mi tía llamó un taxi y me llevaron de emergencia al hospital. El doctor me
preguntó si me había golpeado, yo le dije que no, además no tenía moretones...
me preguntó si había bailado mucho y yo que no, si ni había salido el sábado...
luego me preguntó si me había remojado y yo pensando: No, doctor... en la
realidad no pero si en sueños y en un agua que convertía a la gente en sapos y
peces feos.
A las finales el doctor no supo decir que me había pasado,
me recetó inyecciones de diclofenaco y un montón de análisis... me ha recetado
una inyección diaria por cinco días... y hasta ahora me duelen las piernas, no
puedo andar bien, parezco vieja arrastrando los pies.
Unos días después mi tía me propuso cambiarnos de dormitorio
porque ella quería el mío, que tiene una ventana que da a la calle, para
vigilar a los vecinos. Mientras duraron los arreglos dormí en el sofá de la
sala. La primera noche soñé que estaba caminando en una calle francesa de los
años 1900 y entré a una tienda de chucherías, adornos, cuadros, etc. Luego
llegó Leonardo, conversamos pero no recuerdo exactamente que cosas. Después él
me compró un cofre de madera tallada y adornos de nácar. La segunda noche volví
a soñar con Leonardo en el mismo contexto de la ciudad francesa de los años
1900… estábamos paseando por una plazuela, luego entramos a una florería y él
me compró un ramo de rosas rosadas. La tercera noche soñé que estábamos tomando
café y comiendo pasteles en una confitería, no recuerdo de que hablábamos pero
nos reíamos mucho.
El día 27 fue el cumpleaños de Lucita, fue una reunión
sencilla en su casa. Cuando regresé a mi casa me dolían las piernas otra vez…
aún no estaba armada mi cama, dormí en el sofá y volví a soñar con Leonardo. Yo
estaba en una mansión, era moderna, mejor dicho era de materiales modernos pero
estaba construida al estilo antiguo... recorrí las habitaciones, todo estaba
limpio, bonito y ordenado, los muebles también eran modernos pero tallados como
si fueran antiguos... inspeccioné las habitaciones y salones como si estuviera
dando el visto bueno del mobiliario y de la decoración... luego salí al jardín
y era un jardín enorme con laguna incluida.
Caía la tarde y los matices bronces coloreaban el cielo...
me acerqué a la orilla de la laguna, me quité los zapatos, las medias y me arremangué
la falda para lavarme las piernas... el agua estaba tibia... me froté las
piernas, me dolían mucho... entonces vi que Leonardo estaba nadando en medio de
la laguna, se acercó a mí y me preguntó: “¿Hasta ahora te duelen las piernas?,
yo puedo curar con el agua, quítate la ropa y entra a la laguna”.
Ya me había pasado que por no querer bañarme con él en la
misma tina terminé en el hospital, así que hice lo que me dijo... él me frotó
las piernas con pases de curación y se me pasó el dolor… me sentí aliviada e
iba a volver a la orilla cuando vi en el agua la cola escamosa de una serpiente
marina y grité pero Leonardo me tranquilizó. La serpiente salió del agua, era
mitad serpiente y mitad hombre, pero no era como los serpentores, su mitad de
hombre no era escamosa ni verde... era de piel trigueña, tenía los ojos color
miel y el cabello oscuro... su aura era amarilla, pero no del amarillo
repulsivo de los serpentores, era un amarillo dorado... entonces me di cuenta
que era Tam en su verdadera forma... cuando salió del agua su cola se bifurcó y
se transformaron en dos piernas. Tam me dijo: “¿Te gustó la mansión?, la decoré
al estilo antiguo como le gusta a los azules, todo esto es la parte astral del
lugar, espero que cuando termine la guerra puedas conocer mi pequeño oasis”… no
recuerdo más cosas. Me desperté ya sin dolor.
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