MAD R3 recorría
los pasadizos de la base espacial sin rumbo fijo, ella había sido creada y
programada para dedicarse a la crianza de los bebés humanos de la que sería la
primera colonia humana en aquel lejano planeta de la galaxia Albus.
El proyecto
marchó con éxito durante las primeras dos décadas pero entonces llegaron
aquellos alienígenas, semejante a langostas gigantes cuyas alas podían cruzar
el espacio exterior, cayeron como un enjambre hambriento y devoraron a todos
los humanos, incluso arrasaron con los laboratorios en donde se almacenaba el
material genético para los futuros embriones.
Desde entonces
habían pasado muchos años y MAD R3 vagaba en aquel planeta muerto maldiciendo
la batería de larga duración recargable con luz solar que la mantenía viva. Ya
no soportaba seguir viviendo sin una motivación y había decidido internarse en
los túneles más profundos del laboratorio con la esperanza de que su batería se
agotara.
Pero entonces
escuchó un estruendo. La curiosidad, que era una característica de su
programación de inteligencia artificial para hacerla más humana, pudo más y
salió al exterior para averiguar el motivo de aquel ruido. Entonces vio un
cráter seguramente producido por un meteorito, se acercó y vio una cápsula y
dentro de ella ¡Un niño humano!
MAD R3 lo tomó en
sus brazos, ahora tenía un motivo para seguir adelante. Estaba regresando al
laboratorio cuando vio una nave de la que descendió un robot con armamento
bélico... La intuición, que era otra de las características añadidas a su programación,
le hizo saber que el robot buscaba al niño... Pero esta vez ella lucharía para
proteger a aquel hijo del hombre.