Sueño con Rubén el sapo
Febrero 2009
Llegué a mi mansión onírica y encontré a José Alejandro peleándose
con Leo, se estaban diciendo cosas horribles. No soporté estar allí y me largué
sin hacer caso a las advertencias de un einherjer quien me dijo que el
"limbo aún estaba inestable y era peligroso". Luego estaba caminando en
el limbo, me sentía mal y quería conversar con alguien, entonces se me ocurrió
ir a visitar a Vicente pero las sendas astrales estaban diferentes, no encontré
el camino que lleva a la Torre de Vicente y me perdí. Estaba literalmente en
medio de la nada, en un bosque de árboles muertos y neblina, intenté
despertarme pero no pude, me asusté... traté de calmarme y salir del bosque,
llegué a un camino de trocha, lo seguí y llegué a un pueblo como los de
provincia de época actual.
Entré a una posada, me senté en la barra y pedí un refresco,
iba a pagar (tenía varias monedas de plata) pero me di cuenta que un fulano que
estaba sentado a mi lado pagó con un billete raro (era de color naranja y
parecía de monopolio). Dudé si pagar con monedas o no, entonces se me acercó
Rubén Darío (el poeta no, un amigo colombiano que se llama así), me saludó
amablemente y pagó mi refresco.
Salimos de la posada. Rubén me preguntó que estaba haciendo
por esos lares. Fui sincera, le dije que me había perdido y de casualidad había
llegado allí. Entonces sonó una sirena, él me dijo que teníamos que buscar
refugio antes del "toque de queda" y me llevó a una casa pensión en
donde se estaba hospedando. Subimos... su habitación era simple, había una
cama, una mesa de noche con una lámpara, un armario, un estante, un sillón y
una mesa. Rubén me dijo que "no se podía salir ni despertar hasta que
pasara el toque de queda". La sirena sonó otra vez y además se escucharon
advertencias por un altavoz, me asomé por la ventana, vi gente corriendo y
buscando en donde esconderse, luego escuché aullidos de lobos y aparecieron los
wargos... no quise seguir mirando.
Le dije a Rubén que me iría apenas terminara el toque de
queda, él me dijo que para salir de ése pueblo debería de tomar un bus en la
estación de la plaza el cuál me dejaría en el Arco de Ginebra (queda cerca del
Tribunal de los Arcanos)… y que de allí seguro me sería fácil orientarme, luego
me dio un billete para que pagara el pasaje (un billete de 100 como del
monopolio).
Le di las gracias y le dije que no lo incomodaría, tomé un
libro del estante y me acomodé en el sillón para leer pero él insistió en
conversar. Me habló tonterías (que seguía escribiendo poemas, que estaba triste
porque había discutido con la chica con la que salía, etc)... entonces reparé
que sobre la cabecera de su cama había un odre de cuero muy viejo y sucio
colgado de una percha de la pared, lo miré con extrañeza y me dijo que allí
"guardaba las almas que capturaba para alimentarse". Vi como el odre
se estremecía y escuché que salían lamentos de él. Rubén me dijo que era su
hora de comer, que no me asustara aunque lo que viera me pareciera grotesco...
tomó el odre y empezó a convertirse en un gran sapo... me asusté, me puse de
pie... Rubén a medio convertirse en sapo me dijo que no me asustara, que él no
me haría daño, que era peligroso salir... pero entre quedarme con él y salir a
la calle donde pululaban los vargos, preferí a los wargos. Salí corriendo de la
habitación y bajé las escaleras... abajo estaba una anciana que era la señora
de la pensión, me dijo que era peligroso salir a la calle, yo le insistí y me
abrió la puerta diciéndome que no se responsabilizaba de lo que me pudiera
pasar.
Salí a la calle… la jauría estaba retirándose, había muchos
cadáveres a medio comer y heridos en el suelo. Empecé a buscar la susodicha
plaza para tomar el bus, estaba caminando por una calle mas o menos amplia
cuando vi a Leo y corrí a abrazarlo... él me gritó que era una enana estúpida
por haberme largado así de la mansión onírica, que apenas me fui el einherjer
les informó y que salieron a buscarme bla bla... regresamos a la mansión y
luego me desperté.
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