Nadie
sabe su nombre...
es
un vagabundo de largos cabellos cenicientos
y
ojos sin color.
Se
dice que es un noble guerrero que perdió el honor
y
ahora vaga envuelto con un manto de neblina
cubriendo
su vergüenza y arrastrando su dolor.
Con
la armadura mellada, el escudo desvencijado,
la
espada sangrante y el yelmo roto
emergió
de su sepulcro
oculto
en el lado oscuro de la luna
obedeciendo
el conjuro
de
un arcángel de ojos violetas.
Se
dice que se volvió mercenario
y
que el devorador de almas le prometió la inmortalidad
si
le trae a la princesa fugitiva que huyó hacia el mar.
Nadie
sabe su nombre...
el
vagabundo va siguiendo las huellas
del
breve pie de la princesa sobre la arena.
Liliana
Celeste Flores Vega - 1998
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