in girum imus nocte et consumimur igni

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lunes, 4 de junio de 2012

El caldero del loco

En aquella aldea vive un monje loco que se cree hechicero,
es calvo y obeso, viste con harapos
y lleva un viejo bastón astillado como si fuera un báculo.

En las noches de luna llena
saca un gran caldero a su patio
y mezcla en él hierbas alucinógenas y venenos,
lo revuelve todo con una canilla de muerto
y balbucea incoherentes sortilegios.

En su locura alucina con los murmullos del bosque
e imagina una danza macabra
de bellas brujas desnudas...
se embriaga y se queda dormido
sobre su camastro mugriento.

Las noches sin luna lee su breviario, reza el rosario,
hace penitencia y recita exorcismos para espantar al demonio
que según él se mete por la ventana cada plenilunio.

Liliana Celeste Flores Vega - enero de 2000

2 comentarios:

Dylan Forrester dijo...

Realmente contradictorio el personaje que poetizas.

Saludos.

Liliana Celeste Flores Vega dijo...

Precisamente en esa contradicción radica su locura. Gracias por tu comentario.