la madrugada se aproxima con la guadaña en la mano
y el olor a fango se esparce por todos lados.
Húmedo y fragante
el bosque luce hermoso
y las últimas gotas de lluvia
se escurren de las ramas de los árboles
que de lejos semejan ser colosos
y se diría que éstos gigantes
han llorado toda la noche.
Los hijos de las nieblas
han danzado bajo la lluvia toda la noche
y ahora dormitan al cobijo de los frondosos olmos...
Los sacerdotes magos conjuran sus ritos
en las cavernas de la montaña vieja,
el día nace entre encajes plúmbeos y rosados,
los duendes gachos maldicen a la lluvia que anegó sus cosechas
y tristes entre los restos husmean,
el canto de las hadas despierta a las flores en capullo
y los silfos danzan desnudos en la alborada.
Y a la vera del camino
sucio de fango
llora un ángel que se ha perdido...
Liliana Celeste Flores Vega - 1988