Sueño con el viejo búho
Agosto 2007
Estaba en mi mansión onírica con Miguel, él quería
convencerme de que me mudara con él al pazo que construyó para nosotros pero yo
no quiero más problemas de propiedades oníricas compartidas, además si me mudo
con Miguel ya no podría recibir a Petrus. Miguel trataba de convencerme cuando
tocaron a la puerta. Era un señor maduro bien elegante, lo reconocí de
inmediato… era el señor vestido a lo dandy que me "enseñó a volar" en
ése sueño que tuve un par de semanas atrás en el que estaba en un conciertucho
metalero y me convertía en una vampira... lo hice pasar.
El: Buenas noches. Lilina, ¿sabes quién soy?
Yo: Si, si... usted es el señor que me enseñó a volar.
El: Niña, mírame bien... ¿Me reconoces?
Lo miré bien fijamente y se me hizo la luz.
Yo: Ah... usted es uno de los 111 caballeros de la muerte,
es el búho blanco.
El: Si, lo soy... pero soy mas que eso, mírame bien otra
vez.
No sé porque el señor no quedaba satisfecho de mis
repuestas.
Yo: Mmm... si usted es el búho blanco es que es el
complemento de la lechuza vieja.
El: Creo que no me reconoces pero tienes razón, soy todo lo
que haz dicho.
Yo: ¿Y qué se le ofrece, señor?
El: Quería conversar contigo sobre la dama lechuza. Yo la
amo muchísimo pero ella no me corresponde, sigue enamorada de ése tal Sither...
quería pedirte que intercedieras ante ella para que me conceda una cita. ¿Puedes
decirle que deseo verla para conversar?.
Yo: Lo siento mucho señor, pero creo que no puedo
ayudarlo... ella ni quiere verme porque Sither es muy amable conmigo.
El: Oh… entiendo… gracias de todas maneras, lamento haberlos
interrumpido con mi inesperada visita.
El señor se despidió de nosotros y se fue tristón y
cabizbajo, me dio mucha pena. Migue y yo nos fuimos a dar un paseo por el bosque.
Después regresamos a mi mansión, tuvimos relaciones sexuales y nos quedamos
dormidos.
Entonces tuve otro sueño que fue como dentro del sueño, es
decir que lo soñé mientras estaba durmiendo con Miguel. Estaba vestida con un
jean azul, mi chompa de alpaca ploma y mis botas negras caminando por unas
calles coloniales y todos me miraban raro porque estaban vestidos de época. Yo
ignoraba a la gente, estaba buscando una dirección... llegué a un teatrillo con
pintas de cabaret, entré y pregunté por una tal Marilina... me indicaron un
camerino y allí estaba la fulana. Era una mujer alta, esbelta, pelirroja con
ojos negros y vestida a lo Moulin Rouge... estaba sentada frente a un espejo
maquillándose. Cuando me vio me abrazó como si yo fuera su amiga de toda la
vida.
Me contó mil cosas que le iba muy bien, que tenía a un
montón de viejos ricos babeando por ella, que le regalaban muchas joyas bla
bla... en eso un tipo entró y le dijo que era su hora de cantar... ella me
regaló un cofre con adornos de nácar y salió a cantar.
Luego yo estaba en un bus regresando a mi casa con el cofre,
lo abrí pensando que eran joyas pero... ¡eran ojos!... lo cerré y disimulé. Después
llegué a mi casa... mi madre estaba viendo una película mexicana de esas en
blanco y negro, Ingrid estaba leyendo un libro de Harry Potter... yo entré
directo al baño y boté los ojos por el inodoro... y me desperté.
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