Quiero ser la brisa matutina que despeina tus
cabellos
y te susurra al oído palabras de pasión.
Quiero ser la garúa vespertina que te besa los
hombros
y se desliza por tu espalda.
Quiero ser el deseo nocturno que no te deja dormir
y hace que deslices tu mano inquieta bajo las
sábanas
buscando tu sexo turgente y febril
para apaciguar esas ansias que cosquillean en tu
vientre.
Quiero ser los jadeos del placer que te estremece
y el mordisco que te das en los labios cuando te satisfaces.
Finalmente quiero ser la sonrisa que se dibuja en tu
rostro
y la serena calma que embarga tu pecho cuando
duermes.
Liliana Celeste Flores Vega - marzo 2015
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