Cuenta la leyenda
que se les puede vislumbrar a la incierta hora del alba, ellas son las hijas de
la bruma. Danzan vestidas con recuerdos cenicientos y jirones de niebla, hieráticas
doncellas ajenas al tiempo.
Ellas, con sus
manos níveas, atrapan las penas, capturan las tristezas y recogen las
nostalgias. Después, una de ellas es elegida por el viento para que tome todas
las aflicciones y las lleve al cielo en dónde se convierten en lluvia.
Por eso se dice
que la lluvia, y las lágrimas, limpian el alma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario