La habitación bañada con la media luz de las velas rojas,
incienso de sándalo y rosas envolviéndonos de misticismo profano. Una fuente
con manzanas, una botella de vino borgoña, otra de whiskey etiqueta negra y
tres vasos sobre la mesa de noche. El balcón abierto, las cortinas sacudidas
por el viento y un lejano murmullo encantado que nos trae reminiscencias del
desierto… se asoma la Luna Llena en Libra mientras me tumbo en el lecho
sintiéndome una víctima de la lasciva danza de los astros… no, dejemos la
hipocresía de lado, me tumbo en el lecho con la sonrisa ebria de vino dulce de
la vestal hierática, con el orgullo y la ambición de la Luna de Tormenta.
Júpiter mostrándose en el cielo a ojo desnudo con el mismo
descaro con el que tú te muestras ante mí y te despojas de tus ropas. Presumes tu
bien formado cuerpo haciendo alarde de tus músculos, respondo tu egocéntrico exhibicionismo
con un gesto desdeñoso que queda desmentido por mi mirada que se pierde
recorriendo la perfección de tus pectorales, tu vientre y tu pubis.
- Bueno, admito que no estás tan mal – te comento y me
respondes con una carcajada.
Invades el lecho, con manos expertas me despojas lentamente
de mi bata negra de gasa y recorres mi cuerpo con caricias mientras él nos
observa sentado en el sillón con un vaso de whiskey con hielo en la mano para
embriagar sus celos duplicados… tu lengua ponzoñosa jugueteando con uno de mis
pezones y tus dedos pellizcando el otro mientras yo observo como él se muerde
los labios en un gesto que es mitad rabia y mitad excitación.
Bajas hacia mi vientre dejando un camino de besos húmedos
hasta llegar a mi pubis y te ubicas entre mis piernas… él apura el vaso de un
trago, temo que lo reviente con la fuerza de su mano crispada pero para mi
alivio lo deja en el suelo. Acaricias mis muslos y acomodas mis piernas sobre
tus hombros… no puedo disimular los gemidos de placer que me arrancan tus
lamidas y succiones sobre mi clítoris pero es a él a quien contemplo, deseo e
imagino jugueteando entre mis piernas… y él lo sabe… me sonríe mientras se
desabotona la camisa y toca sus pectorales… le devuelvo la sonrisa cuando
desabrocha su pantalón y desliza su mano para liberar y atender su miembro
viril turgente.
La penumbra de la Tierra cubre a la Luna en el mismo
instante en el que tú me cubres con tu cuerpo, eclipse predestinado por los
Dioses que nos tejieron la engañosa trama de éste furtivo encuentro… la furia
volcánica del sol rojo del inframundo invadiendo con alevosía mis entrañas.
Eres como un puma de fuego demostrando su agilidad felina con cada embestida
mientras él se masturba contemplando el lascivo cuadro que le ofrecemos. Tu
ritmo se vuelve furioso y me estremeces por completo pero es su nombre el que
grito cuando me haces llegar al orgasmo y siento tu polución ardiente
quemándome por dentro… él acaba en su mano y luego, haciendo ése gesto tan
inocentemente lascivo que me enloquece, se lame los dedos con fruición sin
dejar de mirarme sabiendo cuanto deseo ser yo la que lame sus dedos y siente su
sabor en la boca.
Te retiras de mi cuerpo con delicadeza, me incorporo y
quedamos mirándonos frente a frente… mis ojos enfrentando a los tuyos, abismos
ígneos que me confiesan un deseo que no te atreves a pedirme porque crees que
te lo negaré… entonces acaricio tu mejilla, siento tu barba crecida raspando el
dorso de mi mano como una lija, intentas fruncir el ceño para disimular tu
sonrisa… recorro lentamente tus labios con un dedo, veo tus pupilas dilatarse y
siento que tu respiración se acelera… entonces por primera vez te doy un beso
en la boca, un beso tan apasionado que te toma por sorpresa y que por un
instante no atinas a corresponder… cuando
reaccionas me tumbas sobre el lecho y devoras mi boca liberando las ansias
contenidas durante todo nuestro encuentro.
Me dejas los labios inflamados y escocidos, ardiendo como si
hubieran sido restregados con pimienta. ¿Quieres saber a qué me supo tu boca?...
me supo a una copa rebosante de victoria… yo seré la reina madre regente del
Trono de Amatista de una manera u otra.
Liliana Flores Vega - 30 de marzo 2016
Imagen: Google
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