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jueves, 10 de abril de 2014

El Libro de Piedra

El Libro de Piedra

Y ambos estábamos ante los Arcanos con nuestras dudas y temores a cuesta, sintiéndonos abrumados por la responsabilidad que ahora descansaba sobre nuestros hombros y el poder que se nos había otorgado por obra y gracia de los dioses que ahora ascendían y nos cedían su lugar. Desde que lo supe una pregunta temblaba en mis labios y finalmente estaba ante quienes podían respondérmela.

- ¿Por qué nosotros y no nuestros hermanos mayores, los primogénitos?

El rostro tallado en la piedra, adusto y sabio como el rostro de un antiguo rey, respondió: Porque los dos pasaron exitosamente todas las pruebas.

- Pero los primogénitos fueron criados para ser los emperadores.

El cuervo albino que estaba posado sobre un pedestal graznó: Es cierto, vuestros hermanos mayores fueron criados para ser los emperadores pero vosotros nacieron para ser los que reemplazarían a los dioses… nacieron unidos, maldecidos y bendecidos por un bautismo de fuego… uno desde el principio, uno hasta el final.

- Pero eso fue causado por el ataque que sufrió nuestra madre cuando nos estaba gestando, fue algo fortuito.

El elfo de cabellos de argento que estaba de pie al lado del pedestal dijo: Nada es fortuito… todo estaba escrito en el libro de piedra.

El rostro tallado en la piedra le refutó: Todas las profecías son ambiguas, dependen mucho de cómo sean interpretadas y casi siempre hay una que contradice a otra… pero lo que es irrefutable es que ellos dos pasaron todas las pruebas y se ganaron el derecho. Todos los hijos legítimos tenían la oportunidad pero la perdición de los primogénitos fue la arrogancia y la codicia, la de los segundos fue la indolencia. Pero ellos crecieron sin aspirar grandezas, eran los terceros y daban por sentado que el trono sería para los primogénitos, la espada y el báculo serían para los segundos… él era el escudero de sus hermanos, ella la doncella de sus hermanas, se conformaban con poco porque no les importaba nada más que el tenerse el uno al otro y crecieron amándose.

- Pero estuvimos separados durante ésta última Era… además a las finales a mi se me dio el poder de reina y hechicera.

El rostro tallado en la piedra prosiguió: Precisamente ésta Era fue vuestra última prueba. El te recordaba y te amaba, te buscó durante todas sus vidas… los que hablan con la lengua de la Serpiente le ofrecieron su ayuda para recuperar tu amor y hacerse del trono pero él no aceptó, se negó a pagar el precio que ellos pedían derramando sangre de inocentes, prefirió derramar su sangre y tomó el camino difícil, el del sacrificio. Tú no lo recordabas y los que hablan con los gruñidos del Draco te enseñaron a odiarlo pero en el fondo de tu corazón nunca lo habías olvidado y lo seguías amando, todas las veces que él te tomó a la fuerza le diste hijos hechos con amor… y en tu última prueba renunciaste a todo lo que tenías por la Saga, renunciaste al hombre que creías que era tu complemento, accediste entregarte a él y cederle el poder que tenías a pesar de que creías que al hacerlo serías su esclava con cadenas de oro y sufrirías todas las noches los arrebatos de su ira… y lo hiciste porque te dijimos que era lo que deberías de hacer por el bien de la Saga.

- Precisamente por eso es que no me doy mérito por lo que hice, me dijeron que era mi deber hacerlo y que si no me entregaba a él sería el fin de nuestro universo.

El rostro tallado en el árbol, dulce y sabio como el rostro de una antigua reina, dijo: Sin embargo tenías el poder de ignorar lo que te habíamos dicho y crear un universo en el que tus caprichos serían las leyes… vuestra madre planeaba entregar a vuestro padre para que el Draco lo destrozara con sus garras y convertirse en una diosa terrible con poder absoluto pero tú tuviste el valor de ofrecerte para ser inmolada en el altar del sacrificio.

Miré a mi compañero, mi hermano y mi esposo, pero él bajó la mirada… sé que se siente culpable cada vez que recuerda aquella noche en la que me hizo suya a la fuerza, vuelve a ver sus manos manchadas con mi sangre y a escuchar mis gritos cediendo a sus brutales embestidas… yo también recuerdo esa noche pero no le guardo rencor, recuerdo el sabor de la sangre que brotaba de mi labio después de aquella bofetada con la que me tumbó al suelo pero me sabe dulce, recuerdo su virilidad abriéndose paso dentro de mi pero no como un acto de violencia sino como un acto de pasión desbordada… después de todo si hablamos de violencia yo le he hecho cosas peores, lo he humillado y lo he torturado… sin duda también fueron actos de pasión desbordada, amor que estaba disfrazado de odio.

- Después de todo no fue algo terrible entregarme a él aunque en ése momento le temiera y lo odiara… siempre ha sido guapo.

El rostro tallado en el árbol esbozó una sonrisa risueña: Recuerdo que te lo tomaste muy melodramáticamente, arañabas las paredes y te mesabas los cabellos… y tenías motivos para hacer todo ése drama, te pareciera guapo o no fue un sacrificio porque, como acabas de decir, en ése momento le temías y lo odiabas… además sabías que no era entregarte a él sólo por una noche como se lo dijiste a tus hassassins, sabías que te estabas entregando a él para siempre y aún así lo hiciste.

- Era la justa compensación por todo lo que sufrió.

El cuervo graznó: No tuviste la culpa de todo lo que él sufrió. Fueron la Serpiente y el Draco quienes convencieron a vuestro hermano menor de hacer el ritual que retrocedió el tiempo y los separaron buscando su propia conveniencia.

 - Pero soy culpable de mi debilidad, no debí de olvidarlo a pesar de lo que nos hicieron… él no me olvidó a pesar de que lo sometieron a torturas espantosas, aún cuando él mismo no recordaba quien era seguía amándome y muchas veces dio su vida por protegerme aunque sabía que el pago que recibiría de mi sería la ingratitud… él sufrió mucho más que yo, sufrió mi olvido y soportó verme feliz entre los brazos de otro a quien creía mi compañero y de tantos otros que fueron mis amantes… además sufrió el exilio, humillaciones, maltratos y torturas por parte de casi todos…

El cuervo volvió a graznar: El tenía que pasar por todo eso, fue su prueba.

- ¡Son patrañas! – exclamó mi compañero rompiendo su silencio – antes de que hicieran ése maldito ritual que retrocedió la última era el Consejo de los Ancestros había aprobado nuestro ascenso para ocupar el lugar de nuestros padres… todo lo que sufrimos repitiendo la última Era fue por culpa de la Serpiente y del Draco y por la incompetencia del Tribunal para evitar lo que ellos nos hicieron y ahora quieren hacernos creer que todo estaba escrito y fueron pruebas que nos pusieron… nosotros ya habíamos ganado el derecho de ocupar el lugar de nuestros padres.

El rostro tallado en la piedra dijo: En ese entonces el Consejo aprobó que ocuparan el lugar de vuestros padres porque vuestros hermanos mayores no calificaban para hacerlo, pero no se puede decir que se habían ganado el derecho, simplemente eran la única opción legítima que quedaba y los Ancestros sabían que tenían potencial… pero vosotros habían crecido sin esperar que algún ocuparían el trono e ignoraban ése potencial que tenían, las pruebas eran necesarias para que reconocieran vuestro potencial…

- Entonces dicen que nos llevaron al limite para que nos probáramos a nosotros mismos y reconociéramos nuestro potencial… admito que tiene sentido – respondió mi compañero con ironía – pero aquellas “pruebas” que pasamos no fueron planeadas por vosotros, fueron la Serpiente y el Draco quienes planearon retroceder el tiempo y por culpa de ellos pasamos por todos esos infortunios.

El elfo volvió a decir: Nada es fortuito… todo estaba escrito en el libro de piedra.

- Entonces todo fue planeado por vuestra excelsa sabiduría – añadió mi compañero amargo sarcasmo – pues no lo creo, sólo son embustes para justificar vuestros errores.

El rostro tallado en el árbol dijo: El destino no tiene caminos rectos, crea atajos o alarga los senderos… nosotros podemos ver esos caminos pero no podemos obligarlos a tomar el atajo o el sendero largo y enmarañado. Sabíamos que nacieron con el potencial para ocupar el lugar de vuestros padres, lo cantó el viento y los olvidados lo rumorearon bajo las aguas… pero no sabíamos como descubrirían ése potencial ni si lo aprovecharían para bien o para mal, aunque esperábamos que hicieran lo correcto… fue entonces que ellos le dieron vuelta al reloj de arena y giraron hacia atrás el tiempo, unos pocos tomaron una decisión que afectó a muchos desencadenando una serie de acontecimientos que terminaron llevándolos a donde se encuentran ahora.

- Entonces ¿el que estemos ahora en ésta situación se lo debemos al que le dio la vuelta al tiempo? – preguntó mi compañero incrédulo.

El rostro tallado en la piedra prosiguió: Puede decirse que el hermano que quiso quitarte todo finalmente fue quien te lo entregó todo… reina, poder y trono, a él se lo debes aunque no haya sido su intención. Y ahora que lo ves de ésa manera… ¿cuál será tu decisión final en su juicio?

Mi compañero me miró, aún había una sombra de duda en su mirada azul aunque yo sabía que decisión había tomado.

- El no quería el trono, sólo la quería a ella, lo que hizo lo hizo por amor… lo perdonaré pero lo tendré vigilado.

El rostro tallado en el árbol preguntó: ¿Y qué harás con vuestro otro hermano pequeño?

El cuervo graznó: Será siempre una amenaza, la eterna historia de la luna y el mar.

Mi compañero volvió a mirarme, ésta vez una chispa traviesa destelló en su mirada azul y encontró la complicidad en mi sonrisa, ambos recordando aquellos atardeceres en los que el sol se acuesta sobre las olas bajo la mirada de una luna temprana y los amaneceres en los que la luna dormita sobre la espuma bajo la tibia caricia del sol… la eterna historia del sol, la luna y el mar… ambos astros seducidos por el canto del mar.

- No, él no es una amenaza… él la cuidó cuando yo no estaba a su lado, él curó mis heridas cuando ella no estaba a mi lado… él siempre tendrá un lugar en nuestro lecho.

El elfo exclamó sorprendido: ¡Eso no estaba escrito en el libro de piedra!

- Entonces toma el cincel y escríbelo – concluyó mi compañero.


Liliana Celeste Flores Vega, 31 de marzo del 2014

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